Vlado Mirosevic (PL), candidato presidencial: “Es necesario que alguien salga a cruzar a Matthei y Kast”
Impulsa el proyecto de la eutanasia, es liberal, oficialista y quiere ser el próximo Presidente de la República. Vlado Mirosevic, diputado por Arica y ex presidente de la Cámara, se muestra seguro de sus posibilidades para la próxima elección presidencial de 2025 a la que se postulará. Dice que quiere una primaria amplia, del PC hasta la DC, y cree que es posible ganarle a la derecha, pese a que Evelyn Matthei encabeza todas las encuestas.
Sobre el motivo para lanzar en este momento su campaña, asegura que en su sector existe “cierto pesimismo y pasividad” lo que busca cambiar, a la vez que pretende entusiasmar a la ciudadanía.
“Nosotros queremos invitar a Chile a un pacto social de un mínimo común civilizatorio”, dice en entrevista con El Desconcierto.
—¿Qué lo motivó a lanzar su candidatura presidencial?
La derecha está corriendo sola desde hace más de un año. Y aunque están en serios problemas por los casos de corrupción y pareciera que están en una guerra fratricida entre Matthei, Kast, los socialcristianos y el PDG, creo que nuestro sector, me refiero al amplio mundo del progresismo, parecía dormido respecto de la pregunta presidencial. En ese contexto, lo que nosotros hicimos fue romper con fuerza y decisión para decirle al mundo de la izquierda y centroizquierda que perfectamente posible ganarle a la derecha. En el escenario de división en el que están ellos y es perfectamente posible ofrecer una alternativa al país que no solo nos hable a nosotros mismos sino que le hable también a una mayoría. Hay que construir una mayoría. Ese es el desafío que hoy día tenemos como progresistas.
—¿Ve usted resignación en el oficialismo?
Veo cierto pesimismo y pasividad, como que esperemos hasta que las cosas se resuelvan. Y no estoy de acuerdo con eso. Aquí no hay que esperar, hay que tomar la decisión con liderazgo para convocar a amplios sectores de la sociedad. Porque de lo contrario, creo que le estamos dando una ventaja a los que quieren hacer una especie de ‘contrarreforma’, en el sentido de que nada cambie. Lo que nosotros debemos ofrecer es un cambio tranquilo. Pero creo que hemos dado una ventaja a la derecha por una pasividad que no se explica mucho.
—¿No era más prudente esperar hasta después de la municipal?
La tradición es anunciar cualquier cuestión presidencial después de la municipal. Pero también seamos bien claros en decir que la derecha está corriendo sola desde hace un año. Y esta candidatura nace porque es necesario que alguien salga a cruzar a Matthei y Kast que están corriendo solos. Por lo tanto, creo que no tiene sentido acusarnos nosotros de adelantamiento si hay un vacío evidente, que nuestra propia gente lo ve con preocupación. Creo que parte del entusiasmo que ha despertado la campaña tiene que ver con eso, decir ‘hay un liderazgo que nos puede representar y que puede ser competitivo frente a la derecha’. Creo que eso es lo que hacía falta.
—Usted propuso una primaria amplia, lo que significa construir ejes programáticos en conjunto. ¿No le incomoda hacer alianza con el PC? En temas como el de Venezuela o el caso de Daniel Jadue tienen serias diferencias…
En el momento en el que estamos en el país necesitamos coaliciones amplias. Y esas coaliciones amplias consideran, creo yo, el actual oficialismo más la Democracia Cristiana. Definitivamente. Soy partidario de hacer, no solo primarias amplias, sino que un gobierno amplio. Eso es lo que necesitamos
—No le incomoda entonces
Es que si me incomodara no estaríamos en el gobierno juntos. Y eso no quiere decir que vamos a estar de acuerdo en todo. Esa pretensión muchas veces no es posible ni siquiera dentro de los mismos partidos. Mucho menos en una coalición amplia como la que proponemos. Pero las coaliciones amplias tienen un propósito más profundo: ponerse de acuerdo en los grandes temas. Y eso es perfectamente posible con el PC y todos los partidos que se sientan llamados a una primaria amplia del progresismo.
—Los dos nombres que han surgido para la presidencial son el de la ministra Tohá y el de la ex presidenta Bachelet, que es la figura que causa más adhesión transversal. ¿Usted estaría dispuesto a bajar su candidatura si es que la ex presidenta asumiera este desafío?
Con el tremendo respeto que tengo por Michelle Bachelet y valoración hacia ella, creo que lo mejor para el sector es que se realice una primaria. Revitaliza, energiza con ideas, muestra el proyecto que queremos. Por lo tanto, estoy disponible para competir con quien sea que los partidos nominen.
—Incluida Bachelet
Incluida, por supuesto, la presidenta Bachelet. Pero sí me parece importante hacerlo desde el respeto, no de una lógica adversarial.
—¿No le preocupa que su nombre no aparezca en la encuesta?
La verdad es que no. Nosotros queremos hacer las cosas bien, independiente del resultado. Nosotros tenemos un mensaje, tenemos un proyecto que comunicar y difundir de norte a sur.
Además, hay que decirlo, a esta misma altura del partido en la última elección, había dos candidatos que se suponían que uno iba a ser Presidente de Chile. Y ninguno de los dos ni siquiera ganó la primaria de su sector. Por lo tanto, nada está escrito.
—Usted presentó ocho propuestas en diversas materias, ¿cuál es su propuesta a nivel país?
Nosotros queremos invitar a Chile a un pacto social de un mínimo común civilizatorio, como lo tiene Suecia, Canadá, Corea o Finlandia. Nosotros creemos que en Chile hay una ausencia de pacto. Y reivindicamos la palabra pacto en el sentido más amplio posible. Nosotros podremos tener otras diferencias con la derecha en otros asuntos, pero pongámonos de acuerdo al menos en seguridad social, en tener un Estado moderno, en tener un proyecto y una vocación productiva para Chile. Es decir, en lo mínimo.
—Si fuera electo, ¿su gobierno sería uno de continuidad del que encabeza el Presidente Boric?
Es sabido que yo tengo con él un tremendo aprecio personal por el Presidente y que también he sido un diputado oficialista en mi comportamiento. Pero creo que el próximo gobierno debe ser mucho más que la continuidad del gobierno de turno. El próximo gobierno es un gobierno que tiene que sentar las bases para lo que viene. Nosotros no vamos a llegar a ninguna parte si no tenemos un norte como país. Y creo que hoy día no lo tenemos. No me refiero a este gobierno, estoy hablando de una cuestión más grande.
—Pero es este gobierno el que debería hacer frente a esa situación que describe…
Este gobierno también ha tenido un bloqueo y circunstancias muy difíciles. Y yo creo que hay que salir de ahí. No es un problema solo de quién gobierna, porque la verdad, si hubiese ganado José Antonio Kast la segunda vuelta, probablemente estaríamos todavía más enfrentados y más estancados. Este gobierno ha hecho un esfuerzo por normalizar el país.
—En su momento este gobierno comprometió cambios estructurales, lo que no se ha materializado. ¿Es una lección que tiene presente para su campaña?
Creo que ese es un buen punto a considerar; lo que hay que hacer es ofrecer algo muy concreto y no caer en maximalismos. El próximo gobierno tiene que sentar las bases de un nuevo proyecto país, donde tenemos que ponernos de acuerdo en cuál va a ser la vocación económica de Chile, y tenemos la oportunidad de proponerle también algo al mundo y nuestra región.
En la conversación nacional no nos demos cuenta, pero acá tenemos la oportunidad de descontaminación global. En el marco de la ebullición climática, debemos transitar hacia otro lugar, y ese otro lugar tiene harto que ver con Chile, porque tenemos litio, hidrógeno verde, energías limpias y de las más baratas del mundo. Por lo tanto Chile puede ser este país que contribuya a la solución de la descontaminación global. El problema es que, mientras vemos la oportunidad, la estamos viendo poco y estamos en otra conversación, en otro ánimo. Y se nos va a pasar por al lado esa oportunidad.
—Ese ánimo que usted menciona tiene que ver con la crisis de seguridad, que es la primera preocupación ciudadana. ¿Qué haría usted distinto a este gobierno para poder abordar esta crisis?
Lo que tenemos que hacer es perseguir la ruta del dinero con decisión. Porque esto se trata de un problema de desbaratamiento de bandas. Y para llevar adelante esa labor hay que ir atrás de la ruta del dinero, porque nosotros no sacamos nada persiguiendo al último soldado que está en la esquina. Atrás hay una organización, con jerarquía y poder la cuál el Estado no ha sido capaz de enfrentar. Nosotros vamos a proponer un plan bastante ambicioso de investigación. Hay que reforzar la capacidad del Estado en investigación, porque ahí es donde estamos fallando.
—¿Y cómo se desbaratan esas bandas? Las instituciones alegan falta de fiscales, personal de investigación y cárceles.
Respecto a las cárceles, nosotros vamos a proponer una política más ambiciosa, porque estamos fracasando en esta materia. No puedo adelantar nada, pero vamos a proponer pronto una política sobre cárceles porque es un tema clave, porque incluso después de todo el esfuerzo que hace el Estado para perseguir, desbaratar y penalizar las cárceles no dan abasto.
En segundo lugar, es necesario entender que no sólo necesitamos en Chile un Estado más eficiente, también necesitamos un Estado capaz. Hoy no tenemos capacidad para enfrentar el crimen organizado. Entonces ahí es donde necesitamos más músculos. Nos faltan fiscales, pero también equipos investigativos que trabajan con fiscales, que son los asistentes. Y aquí la derecha va a tener que sacarse su dogmatismo ideológico respecto a ‘la grasa del Estado’. Yo les digo: señores, necesitamos más capacidad del Estado.
—¿Y en ese músculo que usted menciona está pensado la Fuerzas Armada?
A ver, respecto de la Fuerza Armada yo soy partidario solo de involucrarla en la dimensión que tiene que ver con inteligencia. Las Fuerzas Armadas tienen información muy útil, producto de los trabajos de inteligencia militar que ellos hacen, pero que no tienen el mandato ni la formación para efectos de combatir el crimen organizado.
—A cinco años del estallido, ¿cuál es su reflexión sobre lo que pasó en Chile?
El estallido social tuvo una transversalidad como pocos movimientos. Dos millones de personas en el centro del país marcharon dando cuenta de un dolor y que buscaba terminar con una sociedad de sálvese quien pueda. Yo creo que eso es lo que está detrás. Y creo que esa demanda social sigue estando presente. ¿Hubo hechos de violencia condenables? Absolutamente. Yo los condené en su momento, por lo tanto cinco años después los vuelvo a condenar. Pero creo que uno no puede ocultar esas demandas como algunos en la derecha pretenden hacerlo.
—¿Usted cree que Chile sigue necesitando una nueva constitución?
Yo creo que el debate constitucional está bastante agotado. Veo que no hay espacio mental ni emocional en la sociedad chilena para reabrir ese debate. Por lo tanto, no creo que en el próximo gobierno vaya a existir un espacio para discutir de nuevo de eso. Ya el fracaso doloroso de dos procesos constitucionales marcó un precedente en relación a que la sociedad chilena pide un descanso.