Ad portas de la temporada de calor TECHO alerta sobre precariedad de campamentos en zonas de riesgo
Con la primavera ad portas, y el verano a pocos meses de ser una realidad en nuestro país, la amenaza de incendios forestales y temperaturas extremas apunta a escenarios ante los cuales quienes menos tienen son quienes se ven en mayor riesgo.
Atendiendo a este escenario que ya se ha hecho habitual, contactamos a TECHO-Chile, entidad desde la que José Ignacio Valenzuela, director de Emergencia y Construcciones, nos comenta cómo proyectan estas estaciones.
- Pasado el invierno y atendiendo a la época de primavera-verano que se anticipa en nuestro país, ¿cuáles son las principales amenazas que enfrentan las familias que no tienen donde vivir?
El informe publicado en 2023 por el Centro de Estudios de TECHO-Chile sobre riesgos, “Exposición a amenazas naturales y vulnerabilidad”, arroja que más de un 90% de los campamentos en Chile están expuestos a algún tipo de amenaza natural.
¿Cuáles son las amenazas que más aquejan a las familias? Existen campamentos ubicados en zonas de riesgos, asociadas a fenómenos de remoción en masa, inundaciones, mala respuesta sísmica y suelo con erodabilidad -susceptibilidad del suelo a la erosión por el agua o el viento-. Sin embargo, las amenazas que más nos aquejan en el contexto del cambio climático, y ahora también entrando a estaciones de primavera y verano, son los incendios forestales y la sequía.
Si bien la sequía es un fenómeno que está afectando a todo el país, donde hay comunas que ya han declarado, a través de decretos específicos, su escasez hídrica, las familias de campamento se ven aún más afectadas por no tener acceso a servicios básicos de manera formal.
Al no poder obtener agua potable de manera formal, deben proveerse de este servicio de otras maneras, en su mayoría -sobre todo en la zona norte-, dependen de los camiones aljibes, que no siempre son de distribución municipal, sino que también son privados, por lo que las familias tienen que comprar por litros para poder proveerse de este servicio. Estos desafíos repercuten en muchas ocasiones en tener poco acceso al bien más básico, lo que potencia la aparición de enfermedades y otras situaciones de vulnerabilidad.
Otro fenómeno y amenaza que afecta a las familias de campamento, y que está también asociado a las altas temperaturas, son los incendios forestales. Las regiones de Valparaíso y Ñuble han sido principalmente afectadas por estos.
En estas regiones los campamentos se encuentran principalmente ubicados en los bordes de las ciudades, por lo cual les rodea un ambiente de mucha maleza. Esto se junta con que son zonas en muchos casos descuidadas por los gobiernos locales y por la institucionalidad en general, por lo cual no se hacen correctas limpiezas de los sectores, ni tampoco se llevan a cabo actividades para robustecer la estructura de las vivienda para contemplar cortafuegos o algunas otras obras de mitigación en las comunidades. Esto les lleva a estar más vulnerables frente a este tipo de emergencias.
Lo anterior nos recuerda una vez más cómo hoy hay miles de niños, mujeres y adultos mayores que viven en una emergencia permanente, y es que son más de 113 mil familias en campamento de acuerdo al último Catastro Nacional de TECHO-Chile.
"Se deben manejar variables de priorización"
- Considerando los meses que vienen, ¿existe algún foco especial en el trabajo de TECHO-Chile para atender las variables estacionales de quienes están más amenazados por no tener una solución habitacional?
En agosto empezó un periodo para robustecer aún más nuestra área de Gestión de Riesgos de Desastre y Emergencias, por lo cual se plantearon nuevos objetivos: replantear el “Plan de Invierno”, que actualmente contamos en TECHO-Chile, pensando en algo no solo enfocado en el invierno, sino que en las distintas variables de riesgo a las que están expuestas las comunidades y cómo robustecer las capacidades internas de las comunidades para la mitigación, prevención y respuesta.
Otro tema en que estamos trabajando es elaborar un piloto de cinco proyectos comunitarios enfocados en la Gestión de Riesgos de Desastre y Emergencias que nos permitan categorizar comunidades en función de los tipos de riesgos más latentes que tienen presente las comunidades, para así trabajar propuestas concretas con sustento y pertinencia territorial.
- ¿Cuáles son los casos más urgentes de atender en época de primavera-verano, considerando quienes no tienen un techo donde vivir?
Es difícil establecer prioridades cuando muchas variables son urgentes en una emergencia. Sin embargo, se deben manejar variables de priorización para poder enfocar los recursos, que siempre son limitados. Aquellas personas que habitan en lugares de extremo riesgo y tienen posibilidad de reubicación son casos siempre prioritarios, para no perpetuar el habitar en zonas de riesgo inminente, así como quienes viven en viviendas irrecuperables o de materialidad extremadamente precaria.
Luego de esto, entra a ser muy relevante evaluar la situación socioeconómica de cada familia, para priorizar aquellos casos donde hay mayor población de riesgo y a la vez, no tienen posibilidad de mejorar su condición por sus carencias económicas. Los principales grupos de riesgo son los adultos mayores en abandono, lactantes o embarazadas habitando en condiciones extremas, familias que viven en pobreza y personas en situación de discapacidad.
Estas por lo general representan casos de emergencia que no debemos demorarnos en resolver. Sin embargo, la lista es aún más grande: todas aquellas personas que habitan permanentemente en hacinamiento crítico, allegamiento y otras manifestaciones de la emergencia habitacional.
Afectados por incendios del 2023
- Tienen indicios de cuál es la realidad actual de la gente que en los últimos años perdió lo poco que tenía producto de los incendios forestales?
La cantidad de gente que lo ha perdido todo producto de los incendios forestales o otras catástrofes son datos que maneja el Estado a través de SENAPRED en coordinación con los municipios. Sabemos que respecto a las viviendas de emergencia -una solución transitoria para volver a levantarse- el Estado responde de buena manera. Sin embargo, en muchas ocasiones quedan brechas, y esos sectores son justamente donde tratamos de llegar de forma eficiente como TECHO-Chile en cada emergencia.
Respecto del último incendio en la Región de Valparaíso, lo más complejo ha sido dar respuesta y claridad a las personas que arrendaban un inmueble y perdieron todo, porque según la forma de atender a los afectados, estas son las familias que muchas veces quedan fuera de todo tipo de respuesta.
(En) lo que respecta a la reconstrucción de viviendas definitivas, esto es un proceso de muy largo aliento, que va a ser muy diferente para unas u otras familias. Esperamos que esto no se dilate tanto y no carguemos con pendientes por muchos años, como pasó con algunas situaciones del Terremoto del 2010.
La construcción definitiva cuesta mucho más (aproximadamente $3.500 millones por cada 100 viviendas) y, además, puede tardar años según cada caso. Por esto mismo es fundamental una buena coordinación entre las instituciones de gobierno y las organizaciones para entregar una primera respuesta con viviendas de emergencia, que se convierten en un primer refugio.
Hay que desburocratizar procesos
- Respecto de esta misma realidad, ¿Techo maneja estadísticas de cuánto se ha avanzado en el país para proveer de una solución en este ámbito en los últimos años?
Si bien no contamos con una medición propia de la gestión del Estado en la respuesta definitiva de las viviendas afectadas, sí sabemos por nuestra experiencia de trabajo conjunto que tenemos una deuda tremenda en cómo desburocratizar procesos y poder responder de manera más rápida a la necesidad de las familias que se ven afectadas por catástrofes.
- ¿Cuál es el llamado de Techo a la empresa privada y al Ejecutivo, para enfrentar las situaciones de mayor urgencia habitacional durante los meses de primavera e invierno que se avecinan?
Desde TECHO-Chile siempre el llamado es a la coordinación y disposición, nadie puede por sí solo. Ni el Estado, ni los privados, ni la sociedad civil. Sin embargo, una buena coordinación, poniendo en el centro a las personas afectadas, es el camino para robustecer nuestras capacidades.
El Estado tiene el deber, y muchas veces recursos, la empresa tiene la agilidad, recursos y capacidades a poner a disposición y la sociedad civil tiene la masividad, la expertise en las distintas áreas y, algo muy importante, el despliegue en el terreno y la cercanía con las comunidades. Entonces, entre los distintos actores, se pueden trabajar planes robustos de respuesta, donde se pueda poner especial énfasis en quienes históricamente son dejados de lado por las instituciones estatales y poder decir con orgullo, que todos nos levantamos juntos.
Trabajar de esta manera podría descomprimir un poco el trabajo con que carga muchas veces el Estado de tener que ejecutar todo, permitiendo que ciertas partes del proceso sean llevadas a cabo e incluso financiadas parcialmente por otros actores, para que así se priorice el trabajo por restablecer la calidad de vida normal de las familias que lo pierden todo.
"Tenemos intervención permanente en campamentos"
-¿En qué se encuentran hoy?
Hace unos días lanzamos nuestra campaña anual para recolectar los fondos necesarios para continuar trabajando con las familias que viven en las zonas más desprotegidas del país donde no cuentan con servicios básicos.
Es importante destacar que, aunque nos hacemos presentes en las zonas más vulnerables con mucha rapidez frente a catástrofes, nosotros tenemos intervención permanente en campamentos a lo largo de 10 regiones del país y nuestro principal foco es trabajar a los vecinos y vecinas de campamento que están interesados en avanzar a una solución definitiva para lograr, junto a ellos, cambios y mejoras en sus condiciones de vida; ofreciendo herramientas en educación para niños, y capacitaciones de oficio para adultos que les apoyen en la superación de los desafíos económicos que les llevaron originalmente a vivir allí, y, además, acompañarlos en su esfuerzo y proceso para la obtención de una vivienda digna.
En nuestros 27 años de existencia hemos hecho posible la construcción de 99 barrios de hogares definitivos, acompañando a más de ocho mil familias en el proceso de postulación y construcción de proyectos sociales; 1.990 niños, niñas y adolescentes han participado en Techo para Aprender -un espacio habilitado campamentos de 10 regiones del país con el objetivo de permitir a niños y niñas contar con un espacio físico donde poder estudiar y jugar.
762 vecinos fueron beneficiados por las capacitaciones de oficio y microemprendimiento; 425 líderes comunitarios han sido beneficiados en instancias de formación, y contamos con 860 voluntarios permanentes durante el año 2023.
Para ser parte, tenemos nuestra colecta digital disponible en la página www.techochile.org/colecta, cada aporte nos permitirá fortalecer nuestro despliegue en terreno y nuestro trabajo conjunto con cientos de comunidades que cada día viven los desafíos de no contar con una vivienda digna y segura. Además, nuestros voluntarios jóvenes estarán desplegados por el país recibiendo aportes desde el 26 al 29 septiembre.