Fue torturado en dictadura y abandonado en cementerio al darlo por muerto: $30 millones de compensación
Un hombre vivió momentos de terror tras el golpe de Estado de 1973. En octubre de ese mismo año, fue detenido en su casa ubicada en el asentamiento Santa Rita de Llifén por tres funcionarios de Carabineros, quienes golpearon la puerta con un fusil e ingresaron violentamente.
Según se puede apreciar en el fallo judicial, lo llevaron detenido sin darle ninguna explicación, indicándole únicamente que lo trasladarían al retén. Allí, fue brutalmente golpeado.
Pasó tres días y dos noches en esas condiciones, sin comida ni agua, todo porque simpatizaba con el Partido Socialista y era conocido por su relación con el doctor Pedro Cardan.
El momento más aterrador ocurrió en 1974. En el fallo judicial se señala que este hombre iba en bus desde Futrono a Llifén cuando, alrededor de las 20:00 horas, fue obligado a bajar del vehículo por los mismos agentes del Estado. Lo trasladaron a una bodega, donde comenzaron a torturarlo.
Durante dos días sufrió golpes y amenazas. Creyendo que estaba muerto, sus captores lo abandonaron en un cementerio.
Cuando este hombre recuperó la conciencia, se encontraba solo, débil y en el suelo del cementerio.
Apenas podía moverse, pero poco a poco logró arrastrarse durante una hora hasta que, con esfuerzo, consiguió ponerse de pie.
Tras dos horas de caminar en medio del dolor, encontró a un conocido en Llifén, quien lo ayudó.
Este hombre pasó los siguientes dos meses escondido en su casa, intentando recuperarse del maltrato y las torturas que había sufrido.
Tras años de sufrir las secuelas físicas y emocionales de esos eventos, este hombre decidió buscar justicia.
Compensación tras 51 años
La Corte Suprema resolvió que el Estado debía indemnizarlo con $30.000.000 por todo el daño moral que le habían causado.
La Corte consideró no solo el hecho de que fue detenido injustamente, sino también las brutales condiciones en las que fue torturado.
Informes médicos demostraron que este hombre sigue viviendo con las secuelas del estrés postraumático, la ansiedad y la depresión.
La decisión de la Corte señaló que, aunque esta compensación no puede borrar los horrores que vivió, es una forma de aliviar, al menos en parte, el profundo sufrimiento que ha enfrentado durante tantos años.