Partido Social Cristiano: “La sal que se desvanece”
En nuestro país se han generado cuestionamientos desde la ciudadanía al mundo cristiano-evangélico por algunos hechos, por mencionar uno de los más significativos, mantener silencio ante los altos patrimonios que han generado algunos pastores a través de la religión evangélica.
A la par, durante el estallido social y el plebiscito, surgió un movimiento que pretendía representar a las comunidades evangélicas bajo el nombre de Partido Social Cristiano (PSC). Este partido promovía discursos como “ser sal y luz por amor a Chile” para lograr un mejor vivir.
A pesar de su corta trayectoria en el ámbito político, el PSC logró formar lazos que los acercó a la derecha chilena, siempre mostrándose con una imagen que lucha por los principios del evangelio, presentado una visión que refleje “El amor al prójimo y la Justicia social”.
Hay que hablar claros: esta relación ha sido anquilosándose en un sector político adoptando decisiones que, en teoría, deberían estar alineadas con sus principios cristianos, pero en la práctica parecen distanciarse de los sectores más desfavorecidos.
Apoyan a candidatos que respaldaban dictaduras y se alinearon al sector político con mayor cantidad de candidatos deudores de pensión de alimentos, reflejando una reducción en sus números de candidatos.
Estas decisiones han generado un desajuste entre los valores proclamados y las acciones concretas, debido a que las escrituras propias nos enseñan a ser “luz de este mundo”, ser ejemplo y dejar el evangelio en alto, pero “las malas compañías corrompen las buenas costumbres”.
Ser socialcristiano representa todo lo que es espiritual e íntegro de la fe. Según los relatos bíblicos, existieron muchos líderes religiosos, que no son de estos tiempos y que dejaron una huella en los fundamentos bíblicos.
Figuras como Dietrich Bonhoeffer, Martin Luther King, Julio Martínez Contreras, entre otros, miraron el cristianismo con una gran responsabilidad en cuanto a los valores fundamentales del mismo, luchando contra las desigualdades que oprimen a los menos favorecidos y comprometiéndose con las causas sociales que tanto lastiman y estigmatizan a ciertos sectores.
En Chile, los contrastes socioeconómicos son notorios. La pobreza y el desarrollo desigual afectan tanto a las comunidades como a las iglesias en sectores populares. Aunque el Partido Social Cristiano defiende la vida, su compromiso con mejorar la calidad de vida de las personas parece limitado.
La pobreza, la falta de acceso a servicios básicos, el hacinamiento y el desarrollo desigual siguen siendo problemas que el partido aborda de manera silenciosa, convirtiéndose en la sal que se desvanece.
En conclusión, existe una distancia entre los valores cristianos con los valores del PSC, quienes de forma selectiva instrumentaliza realmente que es lo que debe representar a la comunidad evangélica, dando prioridad a temas morales sobre las necesidades urgentes de justicia social y equidad.
Su forma de buscar alianzas con partidos que no defienden la justicia demuestra la desconexión que hay de este partido con las problemáticas sociales que tanto afectan a los sectores populares.
El principio político evangélico no solo debe adherirse de forma selectiva, debe buscar implementar políticas que aborden de manera efectiva las necesidades de los sectores más vulnerables, siendo coherente en los principios y las acciones concretas.
Crédito de la fotografía: Agencia Uno