De nuevo ENEL ¡Basta ya!
Vulnerables. Así nos sentimos durante la pandemia. Volvemos a sentirnos así ahora, luego de un temporal de vientos y lluvias que afectó a varias regiones de Chile, entre ellas la Metropolitana, durante el pasado fin de semana.
Por decisiones de más de una década atrás, vemos que se desmoronan símbolos de nuestra seguridad, los árboles y postes se caen, vuelan los techos que nos debieran proteger y nos las ingeniamos siempre al tope de nuestros ingresos por la subida del costo de la vida.
La impotencia agrava la situación por el alza del suministro eléctrico que sigue siendo deficiente y la nueva demostración de que no hay “casos fortuitos" en la afectación a cientos de miles usuarios que pasaron días a oscuras, con frío, sin conexión y otras complicaciones.
La empresa privada y la principal encargada de la distribución, ENEL, no se puede eximir de la gran responsabilidad de responder a sus clientes y tampoco de las críticas de las autoridades por las dudosas cifras de perjudicados por la falta de entrega de la distribuidora de energía.
Asimismo, persiste la preocupación por la calidad de los fallos judiciales anteriores cuando hemos querido defender nuestros derechos ante la compañía millonaria. El sentimiento de abandono por parte de los organismos del Estado va en aumento, más cuando servicios públicos básicos se encuentran al descampado del mercado ¿Dónde queda la obligación civil del deudor?
Recordemos que la posición de la empresa también estuvo en entredicho durante la crisis sanitaria cuando debió intervenir el Ejecutivo para evitar el corte del suministro, pues ENEL en ese entonces desestimaba el beneficio para quienes no estaban en posibilidad de pagar.
Ahora más de 30 alcaldes interpusieron un reclamo conjunto en la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, además demandas colectivas puntuales que se anunciaron contra ENEL. Mientras, el Gobierno lamenta que se destinen recursos de los municipios para subsidiar las deficiencias.
Con todo, es muy importante no perder de vista las prioridades sociales, en especial para un país expuesto a casi todos los desastres naturales y que cuenta con pronósticos meteorológicos anticipados. Prepararse y realizar mantenciones periódicas habría sido el ideal, pero lo mínimo que se esperaba de Enel era una reacción oportuna en resguardo de la confianza y seguridad de los ciudadanos. Y ni eso tuvimos.
En consecuencia, urge la humanización del sector, aumentar la calidad del suministro con una competencia donde el mayor beneficiado sea el usuario. Cambiemos de paradigma y demos pasos firmes en el cuidado del planeta.
Los organismos locales al tiempo que apuntan a los entes fiscalizadores debiesen empujar las aperturas a nuevos mercados como, por ejemplo, los paneles solares. Sabemos que han existido iniciativas y proyectos en el Congreso que apuntan en esa dirección, pero han transcurrido años en democracia sin que la matriz eléctrica se adapte al contexto de cambio climático y la situación no da para más, menos cuando las ciudades siguen en transformación y crecimiento acelerado.
Crédito de la fotografía: Agencia Uno