Valparaíso 2036: Soñando olímpicamente
Con entusiasmo recibimos hace algunas semanas la noticia entregada por el propio Presidente Boric en la última Cuenta Pública del Gobierno: nuestro país iniciará los preparativos de la candidatura para organizar los Juegos Olímpicos del año 2036.
De prosperar la iniciativa Chile se convertiría en el tercer país latinoamericano en acoger el mega evento deportivo (MED) más importante del mundo, después de Ciudad de México 1968 y Río 2016.
A nivel organizativo, los Juegos Olímpicos (JJ.OO.) equivalen a la organización de 41 mundiales en 19 días, 11 mil deportistas, 30 mil voluntarios, 31 mil periodistas y más de 5 mil horas de transmisión. Sin duda, un evento atractivo para el Gobierno y Comité Olímpico de Chile (COCH), ya que el alcance global y el logro deportivo, son sinónimo de fortalecimiento de la imagen país.
El anunció no es antojadizo. Cabe destacar el éxito de Santiago 2023 y un estudio liderado por la PUCV donde el 90% de encuestados apoya la presentación de una candidatura para organizar en el país MEDs. Junto con esto, el Presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), alentó a Chile a ponerse nuevas metas “podrían ser los Juegos Olímpicos”, señaló.
En la misma línea, el Presidente de PANAM SPORTS y ex del COCH, Neven Ilic, es miembro del COI, y también se ha manifestado de forma favorable. Su posición actual es una oportunidad que puede contribuir a recabar apoyos entre los otros miembros de la asamblea del COI.
El Presidente Boric, sin querer o a propósito, en su discurso no compromete una ciudad en particular para la candidatura a los JJ.OO, y esto es determinate, ya que la sede elegida es una ciudad, la que requiere el respaldo de todos los grupos interesados.
En consecuencia, deja abierta la posibilidad de debatir sobre la viabilidad y conveniencia de que otras ciudades del país puedan transformarse en ciudad candidata, entendiendo la oportunidades que ofrece el evento como tractor de desarrollo para otros territorios, en alternativa a Santiago, que ya ha gozado de buena parte de la inversión pública en la organización MEDs, y de la concentración de poder en la toma de decisiones políticas y económicas.
Chile ya acogió variados acontecimientos deportivos internacionales. Solo por nombrar algunos: Mundial de Fútbol Femenino Sub-20, Rally Dakar, Juegos Suramericanos y Parasuramericanos de Santiago, Copa América de Fútbol masculino y femenino, Mundial de Fútbol Masculino Sub-17, Fórmula E y los Juegos Panamericanos-Parapanamericanos de Santiago, entre otros.
Esta trayectoria da cuenta de tres elementos a considerar: el primero, tiene que ver con el potencial organizativo de nuestro país, que se traduce en la acumulación de experiencia y la capacidad instalada en recurso humano especializado en organización de eventos deportivos.
El segundo elemento es una política pública de apoyo y fomento de la organización de eventos deportivos internacionales de continuidad por parte de distintos gobiernos reflejado en un presupuesto público significativo que ha permitido financiar buena parte de las candidaturas y organización de estos eventos.
Y en tercer lugar, los MED acarrean una serie de beneficios como la construcción o habilitación de recintos que luego sirven para la práctica deportiva y uso ciudadano, la creación de puestos de trabajo, el aumento de la capacidad y actividad turística, etc.
Expuesto lo anterior, la cuenta pública, invita a columnas como la presente a levantar la aspiración de que los futuros MEDs se organicen en otras ciudades distintas a la capital.
Así, cabe decir que Valparaíso actualmente ostenta el reconocimiento de su barrio histórico como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además es la cuna del deporte en nuestro país. Fue por su puerto que se introdujo el deporte moderno con la migración europea durante el siglo XIX, constituyéndose en la ciudad los primeros clubes del país como el Lawn Tennis, Santiago Wanderers o el New Cruzaders.
En relación a las instalaciones deportivas, Valparaíso cuenta con estadios de césped natural, dos pistas atléticas, piscinas olímpica y semi olímpica. Mientras que en el sector de Curauma, tranque La Luz, se encuentra el Centro de Entrenamiento Olímpico de Remo, una de las mejores pistas del continente para su especialidad.
Además, el gimnasio Fortín Prat tiene en espera un ambicioso proyecto de mejoramiento que podría verse beneficiado con el empuje de los Juegos; las playas del litoral, aptas para deportes como el surf, natación en aguas abiertas y voleibol playa.
Se incluye la media docena de gimnasios polideportivos universitarios y navales disponibles para deportes indoor colectivos y de combate. En caso de déficit en este aspecto, bienvenida será la inversión en nuevos recintos y la colaboración de otras ciudades y regiones como subsedes.
En relación a la infraestructura de transporte la ciudad de Valparaíso tiene desafíos importantes en el transporte público, y los Juegos pueden ser la oportunidad de dar el salto en la calidad de servicio de autobuses urbanos.
Por otra parte, el metro cuenta con alta valoración y en el mediano plazo conectará con el tren rápido que unirá Valparaíso con Santiago, el cual se espera que esté en funcionamiento para el año 2030. Además, se debe considerar el proyecto de ampliación y mejoramiento del aeropuerto de Torquemada que ampliará la capacidad actual de atención de pasajeros que recibe el aeropuerto de Santiago.
Otro aspecto importante es la construcción de las villas olímpica y paralímpica, y tomando el ejemplo de Santiago 2023 y del Mundial de Fútbol de 1962, se debe enmarcar en una política pública de vivienda, considerando la problemática de los campamentos de la comuna.
Junto con lo anterior, una de las brechas más críticas es la capacidad hotelera. Si bien Valparaíso dispone de una oferta hotelera importante, ésta se puede complementar con la oferta hotelera de otras comunas y cruceros.
En fin, el posible legado de los JJ.OO. Valparaíso 2036 se traduce en un plan de inversión para el desarrollo de Valparaíso y recuperar el degradado borde costero, tomando como experiencia Barcelona 92, que al igual que Valparaíso, vivía de espaldas hacia el mar, y que recuperó zonas degradadas de la ciudad y que hoy es ejemplo de turismo, gestión de playas y desarrollo local.
Soñar olímpicamente no cuesta nada.
Autor columna: Daniel Duclos Bastías, Académico PUCV - Investigador IGOID-UCLM
Crédito foto: Agencia Uno