Recientemente Chile recibió una alentadora noticia respecto a los resultados de nuestros estudiantes de 15 años. La evaluación PISA gestionada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a nivel mundial, evidenció el liderazgo de los y las jóvenes chilenos en América Latina, respecto al desarrollo del pensamiento creativo.

Esta primera evaluación que realiza PISA -sobre capacidades creativas, junto al desempeño en matemática, ciencia y lectura- muestra a Singapur como el país con mejores resultados, seguido de Corea del Sur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Estonia y Finlandia.

El pensamiento creativo es considerado por PISA como “la competencia para involucrarse productivamente en la generación, evaluación y mejora de ideas que pueden dar como resultado soluciones originales y efectivas, avances en el conocimiento y expresiones impactantes de la imaginación”.

Por tanto, estamos liderando en una habilidad considerada como relevante en el contexto de desarrollo de capital humano y del comportamiento ciudadano desde la base del sistema educativo.

El reporte indica que nuestros estudiantes se ubican por sobre el promedio de los participantes del estudio, superando incluso a sus pares de países de Europa y Asia. No se observa además la diferencia significativa entre hombres y mujeres, situación que se repite también en Perú y México.

Asimismo, Chile presenta resultados similares en temas de generación de ideas diversas, expresión visual y expresión escrita en relación con el promedio OCDE, no así en otras dimensiones como ideas creativas, evaluar y mejorar ideas, resolución de problemas sociales y de problemas científicos, donde los resultados obtenidos fueron más bajos que el promedio OCDE.

Este nuevo escenario, en primer lugar, nos permite destacar a los protagonistas, nuestros jóvenes, dado que los resultados nos muestran avances, pero al mismo tiempo nos plantea varios desafíos curriculares. De igual modo, debemos reconocer a los y las docentes del sistema educativo y, por cierto, a las familias por su contribución.

No obstante, también debemos complejizar más el análisis y revisar cómo efectivamente el currículo nacional permite esta necesaria integración entre saberes esperados y habilidades profundas, cómo se integran asignaturas vinculadas al Lenguaje, Matemática y Ciencia, con las Artes, la Filosofía y el movimiento. Cómo desde la gestión del currículo se promueve la integración de docentes de diversas disciplinas, en fin.

Efectivamente el currículum actual presenta varios objetivos de aprendizajes que aluden al pensamiento creativo, en asignaturas como Lenguaje, Ciencias, Matemática, Artes, Música, Tecnología y Educación Física, pero el foco debe estar en la integración. La relación no es directa si solo nos quedamos con tener mejores resultados en pensamiento creativo, sin contar con mejores resultados académicos integrales.

Estos resultados muestran la necesidad de contar con estudios más explicativos de los datos, que permitan gestionar los cambios necesarios para que los y las estudiantes de nuestro país- desde la infancia temprana- puedan desarrollarse plena e integralmente, particularmente en los ámbitos que la prueba PISA señala.

Esto es, la generación de ideas diversas y expresión visual y escrita, junto a habilidades vinculadas a la evaluación de ideas y resolución de problemas sociales y científicos, donde es necesario avanzar.

Interesa también discutir y progresar respecto al pensamiento crítico, aspecto que será medido en la próxima evaluación PISA y que, al igual que los anteriores, robustece la tarea formativa de las y los estudiantes chilenos.

Autores de la columna: Marcela Lara es Directora de la Escuela de Educación de la Universidad Viña del Mar (UVM). Tito Larrondo es Académico de la Escuela de Educación Universidad Viña del Mar (UVM)

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