De cara a la Cuenta Pública: Avanzando hacia los cuidados como una política de Estado
La cuenta pública presidencial es un momento en que los gobiernos realizan balances y proyectan el futuro. Parece un buen momento para reflexionar acerca de los avances que han existido en este Gobierno en materia de cuidados.
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Los cuidados que las personas requerimos para sobrevivir debieran ser un problema público, en el entendido de ser asumidos como política pública, pero esto que parece casi una obviedad no ha sido visibilizado ni responsabilizado de esta forma, puesto que a las mujeres nos ha sido asignado el papel de cuidadoras de nuestras familias a todo evento por siglos.
Ello ha implicado que al cuidado de hijos e hijas, se nos suman los cuidados de padres y madres cuando son mayores, de familiares en situación de discapacidad o enfermedad física o mental, además del trabajo que implica llevar las labores domésticas en el hogar.
Si bien, en los últimos años, las demandas feministas de corresponsabilidad social del cuidado han visibilizado este tema, y hay más hombres que participan de estas labores, no es menos cierto que aun recae la mayor carga sobre nosotras las mujeres.
Según los últimos datos disponibles, las mujeres dedican al día más del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (5,89 vs. 2,74 horas). El problema se hace aún más evidente tras la pandemia, que hizo retroceder la incorporación laboral de las mujeres.
De acuerdo al INE, la tasa de participación laboral femenina cayó de 53,3% a 41,2% en el peor momento, afectando negativamente su calidad de vida, reduciendo sus posibilidades de acceder al mercado de trabajo y con ello, de ahorrar para sus pensiones de vejez.
Más aún, según datos del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, el 35,3% de las mujeres que están fuera de la fuerza laboral no están buscando trabajo por razones de trabajo doméstico y de cuidados. En el caso de los hombres, esta proporción sólo alcanza el 3,7%. Es claro que este es un asunto urgente. Debemos trabajar en conjunto por una política de Estado que avance en corresponsabilidad social.
Desde el Congreso ya se han visto importantes avances. Se promulgó la Ley de Conciliación de la vida personal, familiar y laboral, que beneficiará a más de 360 mil trabajadoras y trabajadores que cuidan a niños menores de 14 años o personas con discapacidad o en situación de dependencia.
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Este tipo de medidas se suman a la voluntad de este Gobierno por incorporar a los cuidados como el cuarto pilar de la protección social chilena, sumándose a los sistemas de educación, salud y previsión social. Hacia ello avanza el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, que ya ha dado sus primeros pasos.
El Gobierno creó el Registro Nacional de Personas Cuidadoras. Sumando un módulo al Registro Nacional de Hogares, el MDS logró identificar a 85.817 personas cuidadoras a febrero del presente año, de las cuales el 87% corresponden a mujeres.
Para responder a las necesidades de ellas se amplió a 140 comunas la Red Local de Apoyos y Cuidados, programa que apoya a personas con dependencia funcional moderada o severa y sus cuidadores, para que disminuyan su nivel de sobrecarga de trabajo.
Se creó el Consejo Asesor Presidencial Interministerial de Cuidados, que ha estado trabajando en un proyecto de ley marco que reconozca el cuidado como un derecho fundamental garantizado, y establezca la primera Política Nacional de Apoyos y Cuidados que guíe el trabajo de los organismos públicos responsables en la creación e implementación del Sistema.
En sí estos avances son importantísimos, pero aún queda mucho camino por recorrer. Por ello, es muy importante avanzar lo antes posible en un marco legal para institucionalizar el cuidado como un pilar fundamental de nuestra seguridad social. Y en esa línea, el impulso por avanzar en una política pública que aborde los cuidados debe ser transversal, porque el cuidado debe ser un asunto de Estado que trascienda las voluntades de un solo gobierno.
Chile tiene el desafío de transitar desde un sistema que descansa principalmente en las familias, y en particular en las mujeres, hacia uno de corresponsabilidad que involucre a los hogares, las comunidades y el Estado.
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Los cuidados son y serán un asunto de especial relevancia para nuestro país, pero en especial para las mujeres que han cargado con ello desde siglos. Chile necesita un Sistema Nacional de Cuidados que contemple las necesidades de las personas que requieren ser cuidadas y de las personas cuidadoras.