Cuando la cobardía se disfraza de patriotismo
El mensaje que la ultraderecha global promueve es alarmantemente claro: una visión del mundo basada en la exclusión, el miedo, el retroceso de las libertades y los derechos fundamentales.
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El fin de semana pasado, Madrid fue testigo de un evento que debe preocupar profundamente a todos los que valoramos la libertad, el progreso y la democracia. Un encuentro de tinte fascista donde el presidente de Argentina, Javier Milei, dio clases de cómo romper relaciones diplomáticas, tratando de “calaña” al mandatario español Pedro Sánchez.
Además, participaron líderes de ultraderecha como Le Pen, Meloni y Abascal donde a partir de su experiencia, relataron cómo usar la mentira y el odio para hacer política. Todos unidos por la defensa del bolsillo de los empresarios más grandes del mundo, los mismos que financiaron el evento.
Por su parte, el ultraconservador chileno José Antonio Kast, dictaba cátedras de como traicionar a su país, señalando frente a inversionistas españoles que Chile era un país “más pobre, más desigual, más corrupto, más inestable e inseguro”, espantando así la inversión económica extranjera tan necesaria para nuestro país, que cobardía.
No es casualidad que en "Europa Viva 24" también se contara con la presencia de importantes empresarios de entidades como Santander, BBVA, Iberia y Mapfre. La connivencia entre poder político y económico en este contexto sugiere una peligrosa simbiosis destinada a perpetuar y fortalecer estructuras de poder neoliberales.
La retórica de Abascal y sus aliados se centra en el nacionalismo extremo, el mismo de Mussolini, Hitler y Stalin en el siglo XX, apelando a los peores instintos del ser humano.
En esa línea, uno de los aspectos más preocupantes de esta convención fue el lenguaje violento y patriarcal que permea sus discursos. Las palabras de estos líderes no solo son agresivas, sino que también refuerzan una visión del mundo que margina a las mujeres, a las minorías y a cualquier grupo que no se alinee con su estricta y excluyente definición de “ideario nacional”.
Es irónico y trágico que, en pleno siglo XXI, estemos siendo testigos de una resurrección de ideas que deberían haber sido erradicadas hace mucho tiempo. Ideas que, lejos de promover la unidad y la paz, fomentan el odio y la división.
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Pero quizá lo más revelador y preocupante de esta convención es la cobardía subyacente en sus mensajes. Aunque se presentan como defensores de valores tradicionales y de la patria, la realidad es que están alimentando el miedo y la inseguridad en un mundo que necesita, más que nunca, empatía, cooperación y seguridad.
La exaltación de los nacionalismos, supone discursos que buscan fomentar las diferencias, la intolerancia y la exclusión. El profesor italiano, Maurizio Viroli (1998), reflexiona acerca de cómo el nacionalismo refuerza las diferencias con los otros, y subraya la homogeneidad lingüística, étnica y cultural. De esta manera, es posible identificarlo como formas distorsionadas de enfocar el problema de la identidad.
El lenguaje del nacionalismo moderno apareció como una adaptación del lenguaje del patriotismo republicano, por tanto, palabras como 'patria', y términos como 'amor a la patria', fueron adquiriendo nuevos significados, los que decantaría finalmente en ideas como la unidad étnica o la pureza; elementos de los que el patriotismo republicano nunca habló.
¿José Antonio Kast es patriota? ¿Es respetuoso de los valores republicanos?
La respuesta es evidentemente negativa, el patriotismo, compite con el nacionalismo en el mismo terreno de las pasiones, sin embargo, la fuerza motriz del nacionalismo dista de convertir los vínculos de solidaridad y de fraternidad en fuerzas que sostienen la libertad, lo que realmente hacen personas como JAK, es fomentar la exclusión, la agresión y los discursos de odio.
La convención "Europa Viva 24" debería servir como una llamada de atención para todos nosotros. No podemos permitir que estas voces retrógradas y violentas dominen el discurso público. Es esencial que nos unamos, transversalmente, en defensa de los valores democráticos, de la tolerancia y del respeto mutuo.
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Debemos rechazar firmemente el avance de la ultraderecha y trabajar juntos para construir una sociedad más justa e inclusiva, donde todos tengan cabida, sin importar su origen, género u orientación sexual.
Debemos estar vigilantes y actuar con determinación, para asegurar, nuevamente, que la esperanza le gane al miedo.