Ojo del Medio y arremetida conservadora: "Es políticamente incorrecto ir contra Carabineros"
Hace décadas que Marcos Ortiz viene investigando y analizando el ecosistema de los medios tradicionales en Chile y su relación con el poder a través del portal Ojo del Medio.
Actualmente el periodista se encuentra en Londres realizando un doctorado en comunicaciones en el cual está investigando el tratamiento que hizo la prensa respecto al estallido social de 2019 y su relación con el poder económico y político.
“El estallido fue rápidamente entendido por los sectores más conservadores de la sociedad como una amenaza cierta al sistema, al sistema político, al sistema económico. En ese sentido, mi interés en los últimos años ha sido entender si los medios de comunicación, particularmente los medios de comunicación tradicionales, incorporaron algunos de los elementos del estallido o trataron de entender el estallido o trataron de entender por qué no lo vieron venir, o si bien, por el contrario, se parapetaron para tratar de mantener la estantería para que no se siguiera cayendo”, dice en conversación con El Desconcierto.
El periodista e investigador agrega que pudieron haber sido las dos opciones, aunque si bien hubo algunos medios que intentaron entender las razones de fondo de la revuelta popular, “no fueron más que intentos tímidos”.
“Quizás el mejor ejemplo para graficar eso es la evocación del concepto de octubrismo como un significante vacío, como un comodín que ha servido para levantar, por sobre todo, el carácter violento del estallido, que lo existió, y minimizar el carácter de demandas sociales que tuvo el estallido, que fue, por cierto, lo que más llamó la atención del resto del mundo”, señala.
[caption id="attachment_873473" align="alignnone" width="900"] Agencia Uno[/caption]
Golpe a la economía de los medios tradicionales
En su investigación, Ortiz señala que la reacción de los medios frente al estallido se puede explicar en tres niveles. El primero tiene que ver con la manera en que lo que estaba pasando en las calles afectaba la economía de los medios de comunicación tradicionales.
“Inmediatamente, apenas ocurrió el estallido, el avisaje en los diarios cayó drásticamente, es decir, los medios, los diarios, se vieron inmediatamente perjudicados con el estallido, es decir, afectó la billetera de los diarios en el final del año, que es el mejor momento del año”, señala.
El segundo nivel, tiene relación con cuestionamiento al sistema de pensiones, que tuvo su punto más álgido con los retiros del 10% de las AFP.
“Fue inmediatamente visto como una zancadilla al pilar más importante de la economía chilena. Podríamos entender que los medios se opusieron a esto no solamente por los efectos a largo plazo, sino porque también afectaba a uno de los pilares más importantes de la economía de la cual estos medios se habían beneficiado”, explica.
En un nivel más macro, está la irrupción de la primera Convención Constitucional, donde Ortiz explica que los medios de comunicación tradicionales tienen un poder hilvanador con los distintos grupos de poder, tanto económico como político.
“Gran parte de los medios consideró que la Convención tenía un afán refundacional, entonces ya no era solamente un tema de cambio sectorial, sino que un tema mucho más de fondo y ahí, por supuesto, los intereses de los medios de comunicación estaban mucho más en jaque”, señala.
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“Yo propongo que los medios de comunicación tradicionales chilenos tienen un poder hilvanador, es decir, que se encuentran en el centro y que van hilvanando distintos trozos de poder, de distintos sectores, el poder económico, político, etc. Entonces, el poder de los medios radica en su ubicación estratégica para hilvanar las relaciones entre estos poderes. Y eso es lo que hacía la Convención, finalmente, era dejar a los medios off-side. Si tú eliminabas al Senado, por ejemplo, los medios ya no tenían una capacidad para relacionar al Senado con el poder económico, porque eso ya no existía”, complementa.
[caption id="attachment_917978" align="alignnone" width="900"] Marcos Ortiz/Cedida[/caption]
“Entonces, creo que podemos entender la reacción de la prensa tradicional en esos tres niveles: nivel más micro, intermedio, con el retiro de fondos de pensiones y al pilar económico, y una cosa más grande ya cuando la Convención trata de modificar instituciones como el Senado o el Poder Judicial, etc.", señala.
Temor en las salas de redacción
A partir de las entrevistas que Ortiz realizó para su investigación, con editores, periodistas, columnistas, tanto de El Mercurio como La Tercera, ha llegado a la conclusión de que, a partir del estallido, al interior de las salas de redacción hubo tres miedos principales.
“El primero fue un miedo físico, un miedo directamente a ser atacados, un miedo bien tangible a tal como llegaron manifestantes afuera de Canal 13, de Radio Bío Bío, TVN, etc. Los periodistas tuvieron miedo por su integridad física. En el Mercurio se cerraron los portones, sacaron las mangueras de incendio, etc. Hubo un miedo físico a los periodistas que salían a la calle, en las primeras semanas post estallido, temían por su integridad y preferían no decir para qué medio trabajaban”, dice Ortiz sobre un sentimiento que es compartido casi de manera unánime con quienes entrevistó.
El segundo temor era el miedo a los despidos, ya que el estallido se dio en medio de la crisis que hace años afecta a los medios de comunicación, por lo que la caída del avisaje, producto del estallido, acrecentaba esa crisis y la incertidumbre entre los profesionales de la prensa.
“Recordemos que La Tercera pasó a ser solo digital y hubo despidos luego de la pandemia. Entonces es un segundo tipo de miedo, el miedo a quedarse en la calle sin trabajo”, señala.
El tercer miedo, según Ortiz, tiene relación con el de ser manipulados por el poder político, a raíz del informe de inteligencia que publicó La Tercera sobre supuesta intervención extranjera en el estallido.
“Fue ese miedo a ser manipulado por el gobierno. El gobierno manipuló a los medios, los medios cayeron, en este caso cayó un solo medio, con información falsa y creo que eso marcó un pequeño punto de inflexión, en el sentido de que incluso algunos medios que le estaban comprando todo al gobierno de Piñera tuvieron que dar un paso atrás y decir, ‘ojo, si ya nos manipularon una vez o trataron de manipular a este diario como lo hicieron, van a tratar de hacerlo con nosotros también’”, ejemplifica.
[caption id="attachment_364284" align="alignnone" width="900"] Agencia Uno[/caption]
“En un aspecto más ideológico, se dio ese temor y fue bien interesante, porque se dieron cuenta que no había escrúpulos y que el gobierno iba a tratar de utilizarlos. El gobierno, al fin y al cabo, logró instalar la idea, aunque fuera desmentida al día siguiente, de que había una influencia venezolana, había una influencia cubana, etc. Hasta el día de hoy hay columnistas de ambos diarios que sin ninguna prueba siguen publicando libros y columnas diciendo que detrás del estallido hubo intervención extranjera sin tener ninguna prueba. Pero esa idea logró quedar en el subconsciente de una serie de personas porque confirmaba alguna de sus prejuicios”, agrega.
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Arremetida conservadora y Negro Matapacos
Para Ortiz, según lo que ha podido analizar e investigar durante estos últimos años desde el estallido de octubre de 2019, durante los últimos dos años en Chile ha existido un reacomodo donde como nunca los sectores más conservadores se vieron ante derrotas que no habían vivido hace mucho tiempo, donde fueron derrotados en todas las elecciones y su visión de país se vio amenazada.
En ese sentido, cree que actualmente existe una arremetida conservadora donde, por ejemplo, es políticamente incorrecto ir en contra de instituciones como Carabineros o lo realizado en el segundo gobierno de Sebastián Piñera.
“Hay una arremetida más conservadora en la que es políticamente incorrecto por supuesto ir en contra de Carabineros. Con el fallecimiento de Sebastián Piñera es políticamente incorrecto para algunos criticar parte de su gobierno, de los que llaman el legado y así digamos en una serie de temas”, señala.
“El péndulo se ha ido se ha ido yendo hacia el otro lado y ahora creo que estamos en un momento de reacomodo y de contradicciones, porque básicamente estamos en el gobierno de más a la izquierda en los últimos cincuenta años y sin embargo estamos en esta en esta paradoja que también vino con Piñera: un gobierno de derecha que en el que también la opinión pública nunca se había movido tan a la izquierda como en una buena cantidad de tiempo”, agrega.
[caption id="attachment_894143" align="alignnone" width="900"] Agencia Uno[/caption]
Hace un par de días, en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, al Presidente, Gabriel Boric, se refirió a la figura del “Negro Matapacos”.
“Yo jamás festiné ni me hizo ningún sentido la imagen burda del perro aquel, del perro matapacos, como le llamaban. Ustedes jamás van a encontrar una declaración mía festinando o haciendo gala de aquello”, expresó el mandatario en una entrevista con las radios de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi).
Respecto a esto, Ortiz señala que las declaraciones del mandatario “se suma a la corriente de entender el estallido social como esta nebulosa que llamaron octubrismo”.
“Sobre la declaración de Boric respecto del Perro Matapacos, siento que es sorprendente, pero sobre todo decepcionante. Creo que se suma a la corriente de entender el estallido social como esta nebulosa que llamaron octubrismo. Creo que colabora poco para el debate y siento que, o quiero imaginar, que hay alguna estrategia detrás para tratar de aprobar alguna ley que pueda ser beneficiosa para el gobierno, porque de otra manera sería difícil explicar declaraciones de este tipo”, señala.
Ortiz profundiza sobre la figura del Negro Matapacos y cree que es un fenómeno muy complejo de entender para los medios de comunicación.
“El perro matapacos era un fenómeno callejero propio de las marchas, más cercano a la juventud, más cercano a las clases más populares. Ese es el mundo más desconocido para los medios de comunicación tradicionales, que rara vez cubren las marchas porque no les interesan, cuyos jefes y editores no son jóvenes, son de más edad y que pertenecen a la clase alta. Entonces son muchas las barreras que tienen los medios tradicionales para entender fenómenos como por ejemplo el perro matapacos. Por lo tanto, creo yo, hicieron esfuerzos mínimos por entenderlo, más bien un desprecio, un desconocimiento, y solamente se convirtió en un fenómeno en el momento en que ya era menos popular, digamos, en que era más fácil atacar un fenómeno de ese tipo”, señala.