Académica aconseja seguir estado emocional de los hijos para combatir obesidad infantil
En respuesta a los alarmantes datos sobre obesidad y sobrepeso en escolares revelados por un reciente estudio de Junaeb, que indica que tres de cada cinco alumnos de quinto básico se encuentran afectados, la Dra. Alejandra Caqueo Urízar, destacada psicóloga y profesora del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, enfatiza la importancia de no limitar la atención solo a la dieta de los niños y adolescentes.
La Dra. Caqueo Urízar, quien también es Investigadora Principal del Centro de Justicia Educacional CJE, insta a padres y educadores a observar de cerca no sólo qué comen los niños, sino cómo se sienten y se desenvuelven en su entorno escolar y social.
Según la experta, los cambios en el estado emocional y las rutinas diarias de los niños, como alteraciones en los patrones de sueño, pueden ser indicativos de problemas subyacentes que requieren atención.
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"El sobrepeso no solo afecta la autoestima de los niños y su capacidad para participar en juegos físicos, sino que también puede conducir al aislamiento y afectar gravemente su estado emocional", comenta la Dra. Caqueo. Destaca que la burla por parte de otros niños puede exacerbar problemas como la ansiedad y la depresión.
Esta fase de la vida, especialmente en quinto básico, es crítica dado que los niños pasan de un entorno de aula más controlado a uno con múltiples profesores y materias, lo que puede aumentar el estrés y la ansiedad.
Además, es una etapa de significativos cambios fisiológicos y emocionales con el inicio de la pubertad y el desarrollo de una mayor independencia de los padres, lo que puede incrementar la tensión.
La Dra. Caqueo subraya la importancia del grupo de pares en esta edad y cómo la percepción de estos puede afectar profundamente el bienestar emocional de los niños.
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Por lo tanto, resalta la necesidad de un apoyo constante no solo de los padres sino también de los profesores.
Finalmente, recalca la necesidad de estar atentos a señales como cambios en los hábitos alimenticios, que pueden ser indicativos de problemas emocionales.
"Un niño que deja de comer o que come con ansiedad puede estar señalando dificultades emocionales", advierte.
En estos casos, es crucial que los padres intervengan temprano y busquen ayuda profesional si es necesario para abordar estos trastornos emocionales que a menudo están entrelazados con problemas de alimentación.