Si alguien iba preparado para vivir una noche histórica, no cabe duda que sus expectativas fueron completamente superadas. Y es que lo que hizo Los Bunkers este sábado en el Estadio Nacional, no sólo quedará grabado para siempre en la memoria de los casi 60 mil fanáticos que llegaron, sino que quedó enmarcado como uno de los hechos históricos de toda la música chilena.

Son pocas las bandas chilenas que pueden decir que llenaron el principal reducto deportivo y cultural de Chile. Los Bunkers se instalaron en las ligas mayores, donde está Los Prisioneros, donde está Sol y Lluvia. Escribieron con letras de oro una historia que se contará por décadas.

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Fue una jornada donde no estuvo ausente el frío, con una de las noches más heladas del año en la capital. Eso no importó, pues desde primera hora ya había entusiastas personas esperando por la apertura de puerta.

Pedropiedra con sus éxitos, el humor probadísimo de Fabrizio Copano y DJ Aldunate, amenizaron la espera del público que, por el frío ambiente, estaba más inquieto, más movedizo, más saltarín, más gritó.

El éxtasis se transformó en catarsis cuando comenzó el reloj con la cuenta regresiva en pantalla, para que a las 21:00 horas y con una puntualidad británica, el quinteto hiciera su aparición, brillando Cancamusa en la batería, quien nuevamente debió ser la heroína de la noche, con una solidez que le permitió llegar al más puro estilo de Mauricio Basualto, el gran ausente de la noche.

“Ven aquí”, “Te vistes y te vas” y “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, fueron el puntapié inicial antes de la primera sorpresa: “Canción de Lejos” sonaba en vivo, la cual no estuvo siempre presente en la gira nacional.

“Si estás pensando mal de mí”, la energética “Ahora que no estás” con un tremendo solo de guitarra de Francisco Durán dándole “Gracias a la Vida” y homenajeando a Violeta Parra, fueron el primer aviso de lo que se vendría más tarde, pues la historia, esa triste, esa dura, esa dolorosa que tuvo, tiene y tendrá Chile, estuvo presente.

Emoción a raudales con lindo homenaje

Tras cantar “El Necio” de Silvio Rodríguez, todo se fue a negro en el Estadio Nacional. No se trató de una falla técnica, sino la gran sorpresa de la noche que hizo llorar hasta las lágrimas a la enorme mayoría de los presentes.

Con el dron sobrevolando el reducto de Ñuñoa, mostrando en pantalla lo impresionantemente lleno que estaba, comenzó a jugar con el público en una suerte de desconcentración de lo que estaba pasando y que muy pocos se dieron cuenta.

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Luego de recorrer a baja altura todas las tribunas y pasar sobre cancha, se dirigió al Memorial de los Detenidos Desaparecidos que existe en la Galería Norte, ahí donde el dictador Pinochet mandó a detener, torturas y asesinar a muchas personas, entre ellas, Víctor Jara.

Para muchos, fue sentir dentro del pecho lo que significaba ver a los cinco integrantes de Los Bunkers, vestidos con poncho, estuvieran ahí y empezaran a tocar sobre los tablones de la galería que aún permanecen, como recordatorio para dejar en claro que un país sin memoria, es un país sin futuro.

“La Exiliada del Sur”, “El Detenido”, Calles de Talcahuano” y “Entre mis Brazos” sonaron de manera acústica y fueron entonadas con lágrimas en los ojos por muchos de los presentes que sintieron que estaban viviendo un momento íntimo, que sintieron que cada una de las casi 7.000 personas que fueron apresadas por la dictadura en ese oscuro periodo de Chile, estaba ahí con ellos, también cantando.

Tras este instante único, los músicos debían volver desde galería norte a galería sur para regresar al escenario (lo que hicieron por fuera del estadio, obvio), por lo que había que rellenar.

Pero no fue cualquier relleno. De pronto, cuando de nuevo todo se volvió a negro, se escuchó el inconfundible grito de “¡Guaaaaaaa!”, apareciendo el autodenominado personaje favorito de los niños de 31 Minutos.

Un pequeño show de stand up comedy de Guaripolo, haciendo juego con los títulos de las canciones de Los Bunkers, sacó carcajadas antes del regreso del quinteto para cantar junto a todos los personajes de la serie de TV la canción “Una nube cuelga sobre mí”, en la cual aparecen en el videoclip oficial. Es obligatorio decir que la ovación más grande se la llevó Juan Carlos Bodoque.

Luego llegó otro momento del recuerdo. Con Pedropiedra apoyando en el teclado sumado a eximios músicos en cuerdas y vientos, se entonaron canciones del disco “Barrio Estación” que no eran entonadas hace 15 años, como “Tarde”, “Abril” y “El Mismo Lugar”, las cuales fueron disfrutadas a concho por los más fanáticos.

Víctor Jara presente, ahora y siempre

La noche tenía preparadas más sorpresas. Tras largos 16 años sin entonarla y recordando la gloriosa época de las Raras Tocatas, comenzó a sonar “El Derecho de Vivir en Paz”, el cover de Víctor Jara con el que iniciaron su carrera hace largos 25 años.

Y no sólo eso, sino que le regalaron al público la posibilidad de cantar a coro junto a Víctor Jara, una de las víctimas más representativas de lo que fue la crueldad de la dictadura en Chile. Con lágrimas en los ojos, otros llorando a raudales, el Estadio Nacional se transformó en un hermoso coro y en el mejor homenaje que pudo tener el cantautor nacional.

“Canción para mañana”, “No me hables de sufrir” y “Llueve sobre la ciudad” fueron el cierre para el setlist de 33 canciones con las que Los Bunkers comienzan a cerrar una gira que no sólo los trajo de regreso a los escenarios tras su separación, sino que los confirma como la banda más importante del rock chileno en la actualidad.

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