Abierto a la posibilidad de conversar personalmente con el Presidente Gabriel Boric se mostró Nicolás Maduro, en medio de la escalada de tensión entre Chile y Venezuela. 

El jefe de Estado venezolano instó a Boric a entablar un canal de comunicación para tratar el tema migratorio y la instalación de bandas criminales provenientes del país caribeño.

“Quisiera hablar personalmente, por teléfono, videoconferencia o por alguna vía con el Presidente Boric (…) dialoguemos, conversemos y busquemos las vías para combatir a los grupos criminales”, sostuvo Maduro refiriéndose al Tren de Aragua.

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Antes de que Maduro se refiriera a la situación con Chile, voces de la oposición exigieron al gobierno cortar relaciones diplomáticas con Venezuela. Sin embargo, el Ejecutivo descartó esta posibilidad, argumentando que se necesita mantener canales diplomáticos para dar solución a las tensiones entre ambos países. 

“Decisión acertada”

Para Tamara Llorente, coordinadora del Observatorio Político Electoral UDP, la decisión del gobierno de no romper relaciones “es acertada por distintas razones”.

La primera, dice Llorente, tiene relación con el caso del ex teniente Ronald Ojeda, que fue secuestrado y posteriormente asesinado, posible por encargo desde Venezuela, según la hipótesis que dio a conocer el fiscal a cargo del caso, Héctor Barrios. 

“La ministra Vallejo tiene razón al decir que lo más inteligente y estratégico con miras a la investigación es la mantención de las relaciones bilaterales, y lo reitera Gloria de la Fuente al señalar que toda la información que el gobierno venezolano pueda otorgar será mediante canales diplomáticos, de otra forma no se pueden garantizar los resultados del trabajo del Ministerio Público”, dice la académica de la Universidad Diego Portales (UDP). 

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“La propuesta de la oposición de romper relaciones con Venezuela carece de una reflexión en torno a los resultados que se esperan de esa decisión, esa discusión no se ha dado”, acota. 

Consecuencias

Respecto a esto último, la académica sostiene que “romper relaciones diplomáticas con Venezuela tendría varias consecuencias significativas y adversas para Chile”, una de ellas, sería que “complicaría aún más la situación migratoria en el país”. 

“Actualmente, Chile ya enfrenta desafíos en términos de integración de migrantes venezolanos, y romper relaciones diplomáticas podría exacerbar esta situación al dificultar la cooperación en temas migratorios y la protección de los derechos de los venezolanos que residen en Chile”, explica Llorente.

En ese sentido, enfatiza en que “romper relaciones bilaterales debería ser siempre el último recurso”. 

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De todas formas, la coordinadora del Observatorio Político Electoral UDP tiene pocas expectativas sobre el fruto que podría dar la eventual colaboración del gobierno venezolano. 

“Las expectativas de colaboración entre Chile y Venezuela son bastante reducidas (...) No me parece que Venezuela tenga intención real de cooperar con Chile en este caso, pese a las últimas declaraciones, no hay evidencia alguna de que eso sea así, y sí hay evidencia que demuestra lo contrario”, indica.