Al asumir el gobierno la inflación crecía, la economía estaba sobrecalentada, lo que se reflejaba en simultáneos déficit de cuenta corriente y fiscal, es decir importábamos mucho más de lo que exportábamos, y el fisco gastaba mucho más de lo que le permitían sus ingresos.

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Lo anterior se derivó de medidas tomadas en pandemia, las que se caracterizaron por su desfase respecto al correcto entendimiento del ciclo económico: el fisco focalizó en la primera etapa de la pandemia, cuando se requerían apoyos masivos, lo que ayudó a que el parlamento aprobara retiros masivos de fondos destinados a financiar las futuras pensiones del sistema de ahorros individuales; y gastó masivamente cuando dicho desahorro se había producido y solo tenía sentido un gasto focalizado.

Así, cuando el gobierno saliente propuso un presupuesto de ajuste para su primer año de gobierno, el presidente Boric, contrariando los discursos de diversos sectores, lo mantuvo y no modificó en lo sustancial para su segundo año de gestión.

Si de algo se podría cuestionar al desempeño económico de la primera mitad del actual gobierno es que haya incurrido en un sobreajuste, por el que el producto tuvo un crecimiento de solo 0,2% el año pasado. No obstante, también hay una responsabilidad ineludible del Banco Central, que siguió y sigue manteniendo una tasa de interés restrictiva, mucho más allá de lo necesario para controlar la, ya ajustada, inflación.

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Terminado el ajuste debiera venir y viene una etapa de crecimiento, como ya lo demuestran el crecimiento de 0,2% en el 2023 y los indicadores económicos de este comienzo de año, pero ello no se produce automáticamente, ya que sin cambios solo creceremos más cuando haya mejores precios del cobre, el litio o las cerezas.

Crecer requiere confianza, ahorro, creatividad, buenas remuneraciones, alta eficiencia, lo que se puede lograr si hay voluntad política, como para la aprobación de más de 50 proyectos de ley que han posibilitado mayor control en la frontera norte y una disminución de la violencia rural, o con las estrategias para el hidrógeno verde y el litio.

En días recientes el presidente Boric y los representantes de las diversas iglesias han coincidido en hacer llamados a dejar de lado los intereses menores en aras de acuerdos nacionales, que ayuden a resolver problemas como el crimen organizado, la violencia y descalificación verbal, la falta de pensiones adecuadas, y otras urgencias sociales.

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De la acogida a estos llamados dependerán, no solo los últimos dos años de este gobierno, sino también el dar o no dar un salto cualitativo en el camino al desarrollo.