Padre de Valentina Maureira, joven que murió pidiendo eutanasia: "La salud está en la morgue"
Valentina Maureira, la adolescente de 14 años que en mayo del 2015 murió como consecuencia de una fibrosis quística por la que le solicitó acceder a la eutanasia a la entonces Presidenta Michelle Bachelet, permanece intacta en el recuerdo de su familia, quien a través de su padre intenta cumplir los desafíos que marcaron su última cruzada.
Así lo comenta Fredy Maureira, quien en diálogo con El Desconcierto comenta cómo visualiza el sistema de sanitario de nuestro país, de la mano del anhelo de la adolescente que dentro de un par de meses cumple nueve años fallecida.
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"Sobre la salud de Chile puedo hablar muchas cosas. Luché durante 30 años, sigo luchando y no ha habido mucho cambio", dice aludiendo además a que "entramos en democracia", y la situación no evidencia cambios importantes.
Para mí, agrega, "la salud está en la UTI o está en la UCI, o sea directamente en la morgue. No hay mucho cambio, por eso estoy luchando, por una salud digna", comenta.
Y agrega que "cuando nace un bebé se hacen fiestas, se celebra, (está) toda la gente alegre. La muerte... lo que pensaba Valentina, tiene que ser igual, con alegría. Cumplió un proceso la persona, esté enferma o no enferma, pero sí tiene que ser una muerte digna, que los hospitales no la dan, cuando se muerte una persona los tratan como un perro, como un animal, como un estropajo. Y eso no puede ser, se pierde la humanidad".
"No es digna la muerte"
Siguiendo con sus cuestionamientos, Maureira recuerda que cuando su hija estaba en el hospital "vio muchos jóvenes morir al lado de su cama, y a veces estaban tres y cuatro horas ahí en espera, no los sacaban. No es digna la muerte, estoy luchando para tratar de cambiar eso".
"Estoy solo, la gente que me quiera acompañar, no soy político... soy un activista social, quiero que mi salud cambie, porque durante cuando mis hijos estaban vivos, lo pasé muy mal", dice aludiendo también a Michael, otro de sus descendientes que, al igual que Valentina, pero nueve años antes, también perdió la vida a causa del mismo diagnóstico y ante la imposibilidad de poder acceder a un trasplante de pulmón.
Respecto de la ley de la eutanasia, un pendiente en nuestro Poder Legislativo, Maureria asegura que fue "gracias al caso de mi hija, el año 2015 y 2016, se logró pasar de la Cámara al Senado. Y esto ya lleva dos años durmiendo en el Senado", cuestiona.
"Molesta, porque los senadores y diputados son elegidos por la gente y no hacen las leyes, nos las cierran, las dejan dormir para que pase el tiempo, eso molesta. No sé qué tanto le tienen miedo a la muerte, si la salud está en eutanasia, está muerta... Mucha gente no necesita eutanasia, porque la gente muere en las urgencias por no atención", dice.
La decisión es familiar
Apuntando al ámbito religioso, Maureira evidencia una lapidaria opinión sobre la Iglesia Católica y evangélica "Cuando mi hija pedía (la eutanasia), llegaron obispos, pastores de todas las religiones que no la apoyaban. Y ellos cuando cometen pecados, errores como violaciones a los niños, lo único que hacen es pedir perdón, pero la palabra perdón no basta, tienen que pagar lo que hicieron".
"Eso duele, no sé a qué tanto le tienen miedo. Siempre he dicho: 'esta ley no depende de 150 diputados ni de 50 senadores. Esto depende de 19 millones de chilenos y la decisión, lo más importante, la toma de la familia, no ellos, no sé qué tanto le tienen miedo, todos piensan que quizá la gente se va a empezar a matar a la gente, ¡no! La familia es la que toma la decisión, no los políticos, no sé por qué no la aprueban".
Retomando sus cuestionamientos a los parlamentarios, Maureira alude a su despliegue en época eleccionaria. "Siempre he pensado que es lo mismo, cuando necesitan los votos andan en la feria, en las casas. Después, cuando son elegidos, se olvidan de la gente, eso duele como humanidad", se desahoga.
Las tareas de Valentina
"Con los problemas de mi hija, y las tareas que dejó Valentina, siempre se han sacado fotos, que van a ayudar y en el momento de los quihubo', nunca hacen nada, eso molesta. Estoy luchando contra viento y marea para que salgan estas tareas que dejó una niña, una adolescente de 14 años, que es hacer corridas por la donación de órganos, hacer casa acogida en todos los hospitales, que se empiezan a construir, porque yo pasé 30 años durmiendo en los pasillos, en el suelo. Si usted va a cualquier hospital público, la gente lo sigue pasando mal", dice antes de hacerle un directo emplazamiento a este sector político.
"Quiero más humanidad de ellos, ver que (estén) al frente de lo que está pasando y sigue pasando en Chile en los hospitales", concluye abogando por "más conciencia de los señores políticos".