ADELANTO| “Indócil”: Lanzan obras completas de la poesía de Eugenia Brito
DE “VÍA PÚBLICA” [1984]
Proposiciones
Huir del útero y sus multiplicaciones
El espíritu sopla sobre las aguas.
A mí me dejaron una gran piedra redonda en el estómago.
(El espíritu sopla sobre las aguas)
Esta gran piedra redonda solitaria de la tierra
tiembla como ella y se estremece
También sabe alzarse y reclamarme la vida.
DE “FILIACONES” [1986]
Se desnuda la máquina se acaricia se palpa
ella está sin saber agujereando Santiago.
Por eso la erigen como altar estos parias
es a ella a quien narran su epístola las calles
por ella se acarician se desnudan se palpan.
DE EMPLEZAMIENTOS [1991]
Haber estado intacta entre dos polos de carne
y carecer de habla
Las aguas como siempre tan suciamente sabias
afirmaron mis pies
Plataforma fui en la cicatriz del uno
dicen arrodilladas
Ahora somos dos y la ciudad, pantalla.
DE DÓNDE VAS [1998]
COMO MANCHAS APARECEN TORCIENDO LA MAÑANA.
Ellas
totales
simbióticas
mudas
bailando la danza más antigua del mundo
alquilando mi ojo para su corazón
Pues no existen más allá de ese pétalo que se abre carnal
y mudo.
Es un lecho, es el jardín en donde se cita el oráculo con
el bosque más verde de la noche.
Y si baila la noche, si baila la dulce y clara noche, es para
que tú permanezcas, la plácida enamorada que habla con
voces de color violeta.
Será su permanencia la luz que determina ese fulgor de
vetas en la piedra lejana o sólo un brillo en la luz de la
aurora?
Tiempo, tiempo que emanas tus laureles sobre nosotras,
y nos detienes, nos desvistes y nos cedes para una marca
cruenta.
DE EXTRAÑA PERMANENCIA [2004]
El viaje se hará aquí.
El tren deriva en una hilera de ladrillos rojos y cemento, adobe, tiza.
Ella es portadora, la que carga el cuerpo.
Conectada a los ladrillos hacen una recta, cerca de su estómago que
carga el bulto, y el material que ellos congregan.
Pero los muertos no están.
Sólo hay el cuero y el revés de esta curvada, a recta que insiste en no
caer.
DE “OFICIO DE VIVIR” (2008)
En América
toda esquina lleva la canción de un nombre:
devoración.
Instalo mi sombra bajo esa marca,
vive.
Pero mis pies se cansan y me caigo
uso, entonces, mi cola de reptil.
Aquí estoy
inclemente,
fui usada para el oro
estoy gastada, y ya en el final
Nadie me vio cuando salí de la espada
huí allí de los ojos de los hombres
(nunca vi en su mirada tanto horror)
ahora sobrevuelo la tierra americana
no parí hombres en esta tierra áspera
no enterré hijos en el jardín.
Sólo asesoré la mantis religiosa
para sembrar el fuego sobre la fuga astral.
DE “A CONTRAPELO” (2012)
Flores de plástico cubren las encementadas calles.
La música en alta voz de los cuerpos militares
proclaman el triunfo del fusil,
los gases lacrimógenos
inundan los establecimientos educacionales
en la gran ciudad
dejando una estela sin nombre,
una gasa inmóvil,
un viaje, una memoria
en la serpiente
de metal
que vuela
por las cadenas exhaustas del valle.
Su malla de sal se enrolla en mi garganta
No hables, pide, calla
Voy a surgir de dentro del silencio.
Y la manta se refugia en mi pecho izquierdo
Bebe de mi pezón
su leche envenenada
cruza mi cuerpo y se hunde en mi cadera
Desde allí me empuja sin piedad hasta las negras rocas
Minerales suburbios indígenas
Bebe, me obliga,
bebe del polvo y de la hendidura de la piedra
Sabrás lo que es vivir en coma y siempre seca
Yo cubriré tu cuerpo con mi propia baba
Te daré mis anillos
Mi forma de matar y de morir.
Haz de saber
Que mis escamas son
Hablas trasplantadas e implacables neblinas
Estigma de otra historia
haces de radio que claman desde el cuerpo que enrollan
su inasible verdad
para que mueras desde y a partir de ella
una vez nada más y para siempre
DE “VEINTE PÁJAROS” (2021)
Veinte pájaros vuelan
atormentados en el cielo
Veinte pájaros blancos
sobresalen entre las altas nubes
Graznan y agitan sus alas
en sonidos agudos y compactos
Cuando la máquina cae sobre su lomo
y su arista
corta los tendones y las garras
Una mirada abre una recta por ellos,
Un foco imperial y genocida
divide la carne
y el hambre
cae sobre los glóbulos blancos.
El hambre brusco del caos y la siembra
el latido y la sombra del latido
un ardor buscan
El cuerpo y su siembra
la roca en que se juntan
labio y hombre
Veinte cuerpos forman un avión
Planifican abiertas sus grandes alas
letras de aire escrutan el metal
zumban y el sonido de las horas
baja y sube sube y baja
sobre los hielos los mapas las ciudades
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Veinte cuerpos ermitaños
alterados por las mutaciones
por el grito amargo de los refugiados y los migrantes
en la balsa de la medusa
ululan
Acompañando su paso y su gemido
rectangular
el cuerpo de un ave grande.
Carnicera,
se planta ante las otras desafiante.
Es un ave rapaz
astuta y traicionera
Mira a su alrededor
Y lentamente deja caer sus plumas
Y grazna
Melancólico canto de sirenas
Practican el horror
la seducción del mal y
sus embrujos
Despiertan al convulso animal que duerme
bajo la carne
Una versión modificada y corregida por la autora. Una mirada a la propia trayectoria poética, a los momentos en los que se situó su creación. Este fue el ejercicio que tuvo que desarrollar la poeta, ensayista, investigadora, crítica cultural y docente Eugenia Brito, para su más reciente volumen “Indócil. Poesía reunida (1984-2021)”, publicado por Ediciones Los Libros del Cardo. Obra completa que tiene la particularidad de ser la versión definitiva, corregida y en retrospectiva de su poesía.
Referente de la poesía política, urbana y feminista del siglo XX, Eugenia Brito reformuló el género desde un lenguaje experimental, mutable y constantemente en afrenta con la violencia, el poder y la marginación, abriendo los espacios de la metrópolis para ubicar a la mujer como protagonista. Violencia que parece permanecer en versos que no pierden vigencia: “‘Perforarán tu rostro, cegarán tus ojos’. Por ellos miro, contesté” (El rostro, 1984).
“‘La ardiente sed de un cuerpo por llegar a ser signo’. Ese es el verso que define mi poética. La búsqueda de un signo, un signo político desde mi cuerpo. Y lo hago desde la poesía”, señala Eugenia Brito, a lo que suma que “una búsqueda que es muy propiamente mía, es cuál es el cuerpo verdadero de una, que encuentro que es una pregunta enigmática; porque hay un sitio más domesticado que otro”.
Sobre el contexto de producción de sus primeras obras, recuerda, “escribí en un momento en que no se podía hablar de las cosas, que estaba prohibido, que realmente te podían tomar presa, ser torturada o muerta. No, no podía hablar exactamente lo que pasaba, entonces había un lenguaje un poco cifrado y velado”.
“Indócil. Poesía reunida (1984-2021)” será presentado este viernes 8 de diciembre a las 19:00 hrs. en la Furia del Libro, a cargo de la crítica literaria Patricia Espinosa y de la docente e investigadora Malva Vásquez.