No solo el litio: Minería del cobre acumula años de impacto por uso de agua de salares del norte
Crece cada día la demanda mundial por litio y la alerta ambientalista por el impacto que puede tener esta minería en los salares. Pero el agua de los salares del norte ha sido usada históricamente para hacer posible la minería del cobre en el desierto más seco del mundo, acumulando años de impacto ambiental.
Vecinas y vecinos de los salares, comunidades indígenas y hasta el Consejo de Defensa del Estado (CDE) han acudido a la justicia para buscar responsabilidades por este daño, muchas veces contra grandes mineras, llegando en algunos casos a millonarias conciliaciones en que las empresas comprometen inversión para remediar el daño, aunque mucho menor que la ganancia generada por el uso del agua.
Casos y conciliaciones
Un caso que llegó a conciliación en los últimos días es el de la mina Cerro Colorado en Pozo Almonte, de la multinacional australiana BHP. Se demandó a la empresa por daño ambiental permanente, irreversible y significativo en el acuífero Lagunillas del salar de Huasco, al extraer aguas superficiales y subterráneas sin el permiso correspondiente para hacerlo.
La empresa se compromete a cinco medidas como restringir el uso de agua proveniente del acuífero, poner en valor un humedal altoandino similar al dañado, monitorear el estado y recuperación de Lagunillas y compensar la pérdida de captación de carbono de la atmósfera que ofrecía el ecosistema cuando estaba sano.
Un antecedente donde se llegó a conciliación fue el de la minera Escondida –también de BHP-, demandada por el CDE y por comunidades indígenas por dañar de forma acumulativa, permanente e irreparable al salar de Punta Negra, a 170 km de la ciudad de Antofagasta.
El CDE constató la disminución severa del agua en el acuífero comprometiendo su regeneración, el deterioro del sustrato o suelo salino, la pérdida de los bofedales y su vegetación y del ecosistema en general, afectando la biodiversidad que allí habitaba y los servicios ecosistémicos que cumplía el salar.
En la conciliación acordada en 2021, la empresa se compromete a tomar 19 medidas valuadas en US$ 80 millones que buscan remediar el daño causado en el ecosistema y restaurar las funciones que se puedan, con una mesa de gobernanza para que las comunidades locales puedan fiscalizar el avance de las medidas.
CDE y otros salares
Esa no fue la única vez que el CDE se hizo parte de una demanda por daño ambiental en salares. Actualmente está en proceso una demanda en contra de las mineras Escondida (BHP), Zaldívar (Antofagasta Minerals) y Albemarle por extracción continua e ilegal de agua del acuífero Montarqui-Negrillar-Tilopozo, generando un “daño irreparable” en el Salar de Atacama.
El CDE presentó como prueba los informes de diversos organismos públicos constatando la disminución del nivel de agua, impactando a la biodiversidad y la capacidad de regeneración del ecosistema, además de las vegas altoandinas de Tilopozo y los ecosistemas acuáticos de las lagunas La Punta y La Brava, que albergan organismos extremófilos escasos y únicos en el mundo. También denuncia la afectación a los modos de vida ancestrales de comunidades indígenas de la zona, también presentes en la demanda.
En el 2020, el CDE también llegó a un acuerdo con Codelco, a quien demandó por daño ambiental en el salar de Pedernales en la comuna Diego de Almagro en Atacama. La empresa SQM también ha llegado a acuerdo con organismos del Estado tras ser demandada por daño ambiental en el salar de Llamara tras incumplir las condiciones de sus permisos.
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Impactos constatados
Los informes y fiscalizaciones de distintos organismos públicos en cada demanda dan cuenta del daño ambiental que causa la minería del cobre en los salares por la extracción de agua.
Uno de los casos más estudiados ha sido el del acuífero de Lagunillas, donde un estudio del 2017 constata que la actividad minera generó un cambio en el clima local, aumentando la temperatura del suelo, disminuyendo la humedad de este y afectando la cobertura vegetal.
Los cambios de salinidad también afectan a distintas especies que dejan de estar en el salar por lo que existe una pérdida del ecosistema como tal.
Además se da cuenta de la fragilidad de los salares, como cuencas cerradas evaporíticas que reciben el agua de procesos sumamente lentos, con un tiempo de recuperación que supera la escala humana por lo que es difícil que las medidas tomadas puedan recuperar el equilibrio de estos ecosistemas.