Asistentes Técnicas de Educación Parvularia: Un rol postergado por la política pública
Hoy en día, es difícil imaginar la Educación Parvularia chilena sin la presencia de las asistentes técnicas en las aulas. Así, no es de extrañar que las técnicas jueguen un rol protagónico en las interacciones pedagógicas y las rutinas de cuidado con los niños y niñas, y que incluso en varias ocasiones se vean con la responsabilidad de tomar el lugar de las educadoras de párvulos en las aulas, mientras éstas se ven forzadas a cumplir con otros deberes fuera de la sala. En este contexto, se hace difícil entender por qué, pese a su relevancia en el sistema, el rol de la técnica de Educación Parvularia ha sido tradicionalmente invisibilizado, tanto por las políticas educativas como por la investigación.
Miremos algunos datos. En Chile, la presencia cuantitativa de las técnicas supera largamente el promedio de los países de la OCDE. Así, por ejemplo, mientras el porcentaje promedio de asistentes de aula respecto del total del personal alcanza un 59% en nuestro país, en los países de la OCDE llega solo al 34%, siendo superados únicamente por Noruega y el Reino Unido. Esta relevancia numérica es, de hecho, promovida y respaldada por la legislación actual del sistema. Según el Decreto n°315, el cual establece los requerimientos para la obtención, mantención y retiro del Reconocimiento Oficial del Ministerio de Educación a los establecimientos de Educación Parvularia, se requiere legalmente un mayor número de técnicas que educadoras al interior de las aulas. De hecho, mientras más pequeños los niños del nivel, la importancia relativa de las técnicas aumenta.
Su importancia no es solo cuantitativa. Como se detalla en el último número de la serie “Debates” del Centro de Justicia Educacional, estudios recientes muestran que el papel que ejercen las técnicas trasciende el rol asistencial que comúnmente se les atribuye. Así, el trabajo de las técnicas de Educación Parvularia en Chile parece tener un fuerte componente pedagógico, en el cual labores de cuidado y educación suelen confluir. Por ejemplo, se ha observado que las técnicas participan activamente en interacciones pedagógicas personalizadas con las niñas y niños, así como también juegan un rol relevante -a veces, incluso protagónico- en la planificación de actividades pedagógicas.
Pese a esto, además de la inexistencia en Chile de una agenda robusta de investigación en el área, se denota una gran ausencia de las técnicas en la mayoría de los principales instrumentos de política pública orientados a gobernar la docencia en el nivel parvulario. De esta forma, el ensamblaje compuesto por las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, el Marco para la Buena Enseñanza de Educación Parvularia, y el Sistema Nacional de Desarrollo Profesional Docente, se orienta notoriamente a fortalecer, orientar y regular el rol de las educadoras de párvulos formadas profesionalmente, excluyendo u omitiendo a las técnicas.
Abordar sinérgicamente el rol de los y las técnicas de Educación Parvularia en Chile es fundamental para fortalecer el trabajo pedagógico que el sistema les exige. Esto parece ser necesario en un contexto donde (1) el aumento de matrícula en el sistema es un anhelo transversal; (2) existe una crisis de dotación docente en el nivel que podría acrecentarse con este aumento; y (3) las Bases Curriculares, en sintonía con la evidencia internacional, promueven interacciones uno a uno para favorecer el aprendizaje en la primera infancia.
En otras palabras: el sistema de Educación Parvularia chileno necesita contar con buenas técnicas, y debe generar las condiciones idóneas para esto. Parece urgente, por lo tanto, atender necesidades de las técnicas que han sido recientemente abordadas en el caso de las educadoras: generar acuerdos sobre cuál es su propósito en las aulas, y construir un sistema de programas e instrumentos que permitan avanzar en el logro de dicho propósito, a través de una sólida formación, y el ofrecimiento de condiciones de trabajo dignas y justas.