Por una Ley de Presupuesto para las urgencias sociales
En tiempos de discusión presupuestaria es esencial encontrar el equilibrio entre el manejo responsable de los recursos públicos y la protección de los derechos y necesidades de nuestro pueblo. La tarea de equilibrar el presupuesto no es sencilla, pero debemos recordar que esta armonía debe ser alcanzada sin perder de vista el compromiso fundamental: el bienestar de la ciudadanía.
La elaboración del presupuesto debe ser un ejercicio en el que se refleje el compromiso de representar los intereses del pueblo, asegurando que se destinen fondos adecuados para áreas críticas como la educación, la salud, la vivienda y la protección social. La austeridad y las medidas de recorte no deben ser la única respuesta, no podemos permitir que el ajuste presupuestario recaiga sobre las espaldas de las personas.
Pagar las deudas también es una responsabilidad del Estado y no debemos verlo como una contradicción a la prioridad de atender las necesidades de la ciudadanía. De hecho, el equilibrio entre las responsabilidades financieras y el bienestar de las personas es esencial.
Sin embargo, vivimos tiempos en que la ciudadanía se ha visto más afectada económicamente, debido a situaciones como la pandemia, la inflación y efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, por lo que es aún más urgente que atendamos sus demandas, sobretodo habilitando al Estado para desarrollar proyectos de inversión que reactiven la economía y contribuyan a la generación de más y mejores empleos. De hecho, hemos impulsado en este proceso que en el presupuesto nacional se consideren planes de reactivación económica a nivel regional y/o comunal cuando estos territorios superen el 8% de nivel de desempleo y el 50% de índice de vulnerabilidad.
En esta lucha por un presupuesto equitativo es imprescindible poner de relieve el pacto fiscal, una herramienta que nos brinda la oportunidad de invertir en nuestra gente. Poner el énfasis en invertir en salud, en vivienda, en educación, que son pilares fundamentales para el progreso de nuestra sociedad.
Por otra parte, es necesario recordar que en todo el mundo la deuda es una realidad. No hay países que no la tengan. Sin embargo, lo que diferencia a una nación es cómo maneja su deuda y cómo utiliza los recursos que tiene a su disposición para el beneficio de su gente. En lugar de ver la deuda como un obstáculo insuperable, debemos utilizarla como una herramienta para invertir en desarrollo sostenible.
Entonces, la elaboración de la Ley de Presupuestos es un acto de responsabilidad y compromiso con nuestra sociedad. Debemos equilibrar el presupuesto, pero no a expensas de las personas. Debemos rechazar el enfoque que prioriza los intereses del mercado sobre los del Estado y centrarnos en el bienestar de nuestro pueblo y ver que el equilibrio entre las responsabilidades financieras y el bienestar de las personas, no son incompatibles.
El pacto fiscal es un instrumento vital para invertir en las personas y construir un futuro más justo. Nuestra responsabilidad como legisladores es velar por el bienestar de todos los ciudadanos y esto debe ser el principio rector de nuestro presupuesto.