El 'Síndrome de Hybris' en la política chilena: Cuando el poder se excede
En la política chilena, como en muchos otros lugares del mundo, el poder es una herramienta potente y versátil que puede ser tanto un motor del cambio como una fuente de peligro. A menudo, quienes ostentan el poder corren el riesgo de caer presa de lo que el neurólogo y político británico David Owen denominó en 2008 el "Síndrome de Hybris". Este síndrome representa un estado de excesiva confianza en sí mismo y arrogancia que puede tener graves consecuencias para la toma de decisiones y la relación con la ciudadanía. Es una condición que se manifiesta en la creencia desmedida en la propia competencia y en la sensación de invulnerabilidad.
En el contexto político chileno, el Síndrome de Hybris puede tener efectos devastadores. Donde se puede manifestar de diversas maneras, desde la toma de decisiones impulsivas y autoritarias hasta la desconexión total con las necesidades y preocupaciones reales de la sociedad. Podemos encontrar dos hechos notables de este síndrome en nuestra arena política: uno es la falta de empatía hacia las demandas sociales y en segundo lugar sobre cómo es la forma en que algunos políticos se comunican públicamente, ya sea a través de sus declaraciones en los medios o en las redes sociales. En lugar de escuchar y abordar las preocupaciones de la población, algunos políticos han optado por la confrontación y la indiferencia, lo que solo ha contribuido a mantener encendida la llama de la indignación general.
Los políticos que posiblemente están afectados por este síndrome pueden perder de vista su deber de servicio y representación, priorizando en su lugar sus propios intereses y ambiciones personales. Esta falta de conexión con la realidad puede resultar en políticas públicas ineficaces y, lo que es aún más preocupante, en una creciente desconfianza en el sistema político por parte de la ciudadanía. Donde ya no es primero entre iguales, sino, que superior entre iguales.
Para combatir el Síndrome de Hybris en la arena política nacional, es fundamental promover valores como la humildad y la responsabilidad entre los políticos. Esto implica reconocer que el poder conlleva una responsabilidad hacia la ciudadanía y que las decisiones deben basarse en una comprensión profunda de las realidades y necesidades de las personas. Además, es crucial fomentar la participación ciudadana y la transparencia en el proceso político.
Cuando los políticos están constantemente expuestos a las opiniones y preocupaciones de la ciudadanía, es menos probable que se desconecten de la realidad y desarrollen un exceso de confianza en sí mismos. En resumen, el Síndrome de Hybris en la política chilena es un problema que merece atención y reflexión. Los políticos deben recordar que el poder es un medio para servir a la sociedad, donde la humildad y la responsabilidad son fundamentales para un liderazgo efectivo y duradero. Solo a través de un enfoque centrado en la empatía y la participación ciudadana podemos evitar que el poder se convierta en un obstáculo para el progreso y la democracia en Chile.