Borrar toda Gaza de la faz de la Tierra (Parte I)
El “sorpresivo” ataque de Hamás del 7 de octubre pasado significó la muerte de 1.300 israelíes, entre ellos tres periodistas, 240 personas secuestradas y cuarenta desaparecidos. En cuanto vi los primeros reportes supe que la respuesta de Israel sería la devastación total de la Franja de Gaza. Luego de tres semanas de bombardeos diarios al territorio, las cifras son brutales. De acuerdo con el Ministerio de Salud palestino, al 31 de octubre: 8.525 personas habían muerto: 3.542 son niños, 2.187 mujeres, 130 personal médico y 35 periodistas, además de 21.543 heridos. Los ataques aéreos han destruido vidas, edificios habitacionales, mezquitas, iglesias cristianas, hospitales, comercios emblemáticos, calles y rutas de escape.
La solución final al problema palestino
La extrema derecha ultra ortodoxa es la portavoz de una narrativa deshumanizadora de la población civil palestina, argumentando legítima defensa. Ministros, ex ministros, miembros del parlamento y civiles han declarado públicamente el deseo de acabar con toda la población palestina de Gaza, incluso antes del 7 de octubre. Dror Eydar, periodista y ex embajador israelí en Italia entre 2019 y 2022, declaró en televisión “no estamos interesados en todos estos discursos racionales palestinos…, para nosotros hay un solo objetivo: destruir Gaza, la destrucción de este mal absoluto”. Euronews transmitió el mensaje de una madre despidiendo a su hijo soldado: “las únicas personas inocentes que se encuentran ahora en Gaza son los 229 rehenes que fueron tomados. Una vez que regresen a Israel, lo haremos: el hospital Shiffa, todos los hospitales, todos los túneles, matarlos a todos. Ya es hora, el mundo lo sabe, no hay discusión sobre eso. Somos el centro del mundo ahora”.
El medio digital español La Base destacó el ensayo llamado Plan decisivo de Israel, escrito por el actual ministro de finanzas, Bezalel Smotrich, colono de extrema derecha. Se detallan las tres alternativas para todo palestino:
1.- Renunciar a las aspiraciones nacionales y quedarse en el territorio sin derecho a voto.
2.- Emigrar a países árabes vecinos o a cualquier otra parte del mundo.
3.- Resistir y enfrentar la mano dura de las fuerzas de defensa del Estado.
No son solo palabras. Los ataques aéreos a la población civil escapan a toda normativa internacional sobre derechos humanos.
Hasta el 24 de octubre se lanzaron 12 mil toneladas de explosivos equivalentes a 33 toneladas por kilómetro cuadrado sobre una población de dos millones y medio de personas totalmente restringidas y precarizadas. Además, el uso de armas químicas como el fósforo blanco, el ataque a menores de edad, personal de salud en servicio y periodistas activos.
En este último punto me detengo, el editor de asuntos palestinos del canal 13 de la televisión israelí, Zvi (Zvitka) Yehezkeli reconoció públicamente el bombardeo a la familia del periodista de Al Jazzera, Wael Al Dahdouh, quien perdió a su esposa e hijos de 15 y 7 años y que todavía tiene familiares desaparecidos.
Hasta ahora son 35 periodistas asesinados, cantidad nunca antes vista, ni siquiera en el actual conflicto entre Ucrania y Rusia que abarca mucho más territorio y población que Gaza. Este 13 de octubre, Issam Abdallah, fotógrafo de la agencia Reuters falleció y cuatro periodistas fueron heridos de gravedad al sur del Líbano. Los sobrevivientes aseguraron que no se encontraban en zona de combate.
Esta realidad no es nueva ni para periodistas ni para palestinos. Ya en mayo de 2001 un ataque aéreo dejó en el suelo el edificio que albergaba las instalaciones de Al Jazzera y la Asociación de Prensa en Gaza. Solo les dieron una hora para evacuar. En mayo de 2022, la periodista Shireen Abu Akleh fue asesinada por un tiro en su oreja mientras reportaba la situación en el campamento de refugiados de Jenin. Tras los ataques de Hamás, su memorial fue completamente destruido, incluyendo la calle, que fue rota por un bulldozer, práctica que se repite con monumentos, cementerios, pozos de agua, escuelas, casas y campos de olivo.
El corte de las comunicaciones e internet por más de 24 horas marcó un hito sin precedentes, aumentando el miedo en la población que ya está aterrorizada por la magnitud de las inmensas explosiones. El asedio es total: no hay comida, agua, luz o gas. La ayuda internacional ha entrado gracias a la gran presión mundial desde Egipto y Jordania.
Paradoja del oprimido
¿Cuál es la alternativa ante la opresión sistemática de un particular o de un estado o de un colectivo? Si te secuestran de tu tribu, te golpean, te bajan de categoría a menos que humano, te obligan a trabajar de sol a sol sin goce de sueldo, vacación o descanso, te golpean porque sí o porque no y te obligan a punta de latigazos a rezarle a otro dios que no es el tuyo. ¿Es legítima defensa rebelarse?
En el caso del pueblo palestino sucede que no expropian, derrumban sus casas a cambio de nada; derrumban escuelas a cambio de nada; cortan olivos centenarios a cambio de nada; destruyen cementerios a cambio de nada; ciegan los pozos vertiendo cemento a cambio de nada, impiden el tránsito y el comercio a cambio de nada. ¿Es legítima defensa rebelarse?
La voluntad política de la extrema derecha israelí ha sido lapidaria y carente de diálogo, totalmente en contra de la solución de los dos estados, propiciando el aislamiento de elementos progresistas del lado palestino.
Medios internacionales han destacado la columna de opinión publicada en el diario israelí Haaretz de Dmitry Shumsky, quien cita palabras de Netanyahu ante el parlamento, dirigiéndose a su bancada Likud en marzo de 2019: “cualquiera que quiera frustrar el establecimiento de un estado palestino tiene que apoyar el refuerzo de Hamás y la transferencia de dinero a Hamás, esto es parte de nuestra estrategia”. Entonces, ¿a qué tanta sorpresa por este ataque? Se ha fomentado el extremismo religioso musulmán deliberadamente. ¿Por qué Netanyahu no asume ninguna responsabilidad política?
Siria vivió un proceso parecido con los ataques de ISIS. El gran Muftí, Dr. Ahmad Badreddin Hassoun, máxima autoridad de la ley religiosa, musulmán sunita moderado, en una entrevista a Press TV en 2016 declaró: “tienen mercenarios de ochenta y tres países a disposición; destrozaron Siria, matan a nuestros niños y destruyen nuestras industrias y mezquitas. La primera parte del plan la pusieron en práctica en Alepo, robaron todos los silos de la ciudad. Alepo es la ciudad con silos de más de 3.000 años de antigüedad. Esta es la primera vez que Alepo es saqueada por un grupo que se llama así mismo musulmán”.
Supremacismo religioso
Tanto católicos como cristianos, musulmanes y judíos comparten un mismo origen patriarcal, Abraham, piedra angular del colonialismo, grabado a sangre, fuego y látigo en las espaldas y conciencias de los pueblos del mundo. Asiáticos, nativos americanos y africanos heredamos el paradigma judeo-cristiano y con ello una relación culposa con nuestros cuerpos y el placer. Aun compartiendo este pasado común, en estas tres semanas fue atacada la Iglesia Ortodoxa Griega de San Porfirio, una de las más antiguas del mundo, fundada en el siglo XII.
El escritor y abogado de derechos humanos palestino Jonathan Kutabb, señala el doble estándar y el abuso en la interpretación de las escrituras como argumento para cometer violaciones a los derechos humanos. “No hay duda de que hay un doble estándar en contra de la gente que no es europea, que no es blanca. Doble estándar en contra de musulmanes, pero también un doble estándar de opresión por el poderoso versus crímenes por el débil. Cuando Hamás u otros palestinos asesinan civiles es horrible y está mal y es visto como una masacre y golpea nuestra conciencia. Pero cuando una bomba cae del cielo y destruye a cientos de personas, de alguna manera es diferente, la gente se muere, no es asesinada. Netanyahu declaró que Hamás y los palestinos eran hoy amalik, gente que necesita ser trapeada completamente. Su destrucción es un comando de dios. Es muy paradójico porque Netanyahu no es un judío religioso al igual que Ben Gurión, quien dijo 'no creo en dios, pero creo que nos dio estas tierras'. El uso, mal uso y abuso de las sagradas escrituras para justificar masacres y violaciones a los derechos humanos es horrible”.
Este doble estándar señalado por Kutabb, también se manifiesta a la hora de la representación en medios occidentales. Los palestinos no pueden salir de Gaza y participar en los paneles de noticia de manera presencial. Cargan con la estigmatización y etiqueta de terroristas. Se proscribe la bandera palestina en Europa. Si dirigimos el foco a la sociedad norteamericana, principal aliada de Israel, encontramos a una gran cantidad de fanáticos religiosos cristianos, responsables de abusos a menores, asesinatos individuales y en serie, tiroteos masivos, y suicidios colectivos que ganan protagonismo en películas de culto en vez del total repudio de la sociedad. Un solo ejemplo de cientos, Seven de David Fincher.
Continúa en Parte II