¿Dónde y cómo comienza un Futuro Sostenible?
Vivimos en una época en la que enfrentamos desafíos ambientales sin precedentes en la historia de la humanidad. Sin duda el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de nuestros ecosistemas nos obligan a replantear la forma en que como especie humana nos insertamos e interactuamos con la naturaleza. En esa senda de múltiples cuestionamientos y dudas en relación al punto de partida para dilucidar esta encrucijada, es que es fundamental avanzar de manera decidida a la acción, asumiendo un compromiso fundamental; la restauración de ecosistemas boscosos nativos en Chile, por su valor incalculable para la humanidad.
Es desde ahí que toda iniciativa en esta línea es bienvenida y por eso vale la pena destacar en el contexto de la celebración de la Protección de la Naturaleza y el Día del Forjador Ambiental, la ruta de la restauración que desarrolla Conaf y que se ha puesto como objetivo promover la restauración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a nivel de paisajes en áreas agroforestales y su entorno natural, mejorando los medios de vida de las comunidades locales. Es aquí donde el conocimiento que las organizaciones locales tienen de sus territorios es único y se abre desde ahí una nueva forma de desarrollar proyectos que ayuden a mejorar su calidad de vida.
Hoy Chile se enfrenta a desafíos climáticos y se ha observado claramente que hay necesidades de seguridad hídrica, adquisición de insumos como fertilizantes y semillas, mejoramiento de suelos, nuevos espacios de comercialización de los productos y generación de empleo y, por lo tanto, hay que avanzar en la formación de nuevos actores en materia de restauración ambiental, en el contexto de la ejecución del Plan Nacional de Restauración de Paisajes que se ha puesto la meta desde el Ministerio de Medio Ambiente, y el de Agricultura, que consiste en recuperar 1 millón de hectáreas en Chile.
A esto se suman la clara alineación con los compromisos ambientales de Chile con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y también la puesta en marcha de la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP). Este proyecto de restauración tiene el gran desafío de ayudar a crear cuadrillas de restauración regionales, y también se están sentando las bases de la restauración en Chile, ya que es urgente sumar a las comunidades en el desarrollo de capacidades de adaptación.
Pero una pregunta pertinente es cómo se puede abrir un espacio de crecimiento para las organizaciones y familias en algunas zonas del sur de Chile, sin compatibilizar la restauración y el emprendimiento. La restauración no es solo plantar árboles; es un acto de amor por la naturaleza respaldado por la ciencia y la innovación, herramientas que se ponen al servicio de la comunidad para ampliar sus posibilidades y la vinculación que establecen con sus entornos, abriendo nuevas oportunidades que les beneficien junto al ecosistema que habitan.
La meta para recuperar un millón de hectáreas del plan de restauración requiere la participación activa de comunidades y actores diversos. En este contexto, la capacitación y el desarrollo de habilidades empresariales son esenciales. No solo estamos hablando de restaurar ecosistemas; sino de empoderamiento de las comunidades locales con las herramientas necesarias para convertirse en agentes activos de cambio sostenible para dar esperanzas reales de vida a las nuevas generaciones.
Iniciativas como el Programa de Restauración de Sistemas Boscosos del Instituto del Medio Ambiente en alianza con la Fundación Nahuelbuta y apoyo de Conaf son una clara muestra de que se está desarrollando un concepto nuevo que consolida las bases hacia el emprendimiento en restauración de bosques que han sido intervenidos por la industria minera o forestal. Con este proyecto se busca impulsar una idea potente y que tiene relación con que la restauración no es solo una responsabilidad de científicos o ambientalistas, sino que de todas y todos quienes habitamos un espacio que se ve afectado, positiva o negativamente, por la manera en que nos vinculamos con la naturaleza y las acciones que emprendemos.
Es fundamental que la educación, la visión de negocios y la perspectiva de desarrollo del país, incorpore metodologías con herramientas efectivas que contribuyan a que en los territorios se desarrollen las organizaciones y forjadores ambientales para que mejoren su calidad de vida y encuentren caminos de crecimiento para sus familias en concordancia con el cuidado medio ambiente.
Es aquí donde la formación técnica es clave ya que desde este sector se está nutriendo a las comunidades con herramientas efectivas para abordar la restauración y la recuperación de los bosques. Es fundamental entregar herramientas para enfrentar los desafíos ambientales de manera proactiva y transformar sus territorios, deteniendo la destrucción y perpetuando que las nuevas generaciones puedan disfrutar de la belleza propia de lugares como estos.
La restauración ambiental es un llamado a la acción y una oportunidad para construir un mundo más sostenible. No solo estamos restaurando paisajes; estamos sembrando la esperanza de las generaciones venideras, en un momento en que cuidar nuestra biodiversidad y enfrentar el cambio climático no es una opción, sino más bien un deber desde la conciencia colectiva que se pone al servicio de quienes pisarán estos territorios en el futuro.