Carolina Arredondo y la osadía de los adictos a la desinformación
“Actriz porno”, “poco preparada”, “muy joven”... aquellas son algunas de las frases que, con escasa asertividad y vergüenza, han pronunciado digital y presencialmente algunas letradas autoridades chilenas contra la recién asumida ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo.
Los motivos, sinceramente, son dignos de un Oscar a la ignominia. Uno de esos personajes que podrían estar nominados a “Mejor actor”, es uno bastante adicto a la desinformación, como el honorable diputado republicano, Gonzalo de la Carrera. Él, con su innegable atributo de ser un errático inmigrante digital, publicó en su cuenta de X (ex Twitter) lo siguiente: “Un actriz con tintes porno al ministerio de las culturas y un comunista en educación”, con las faltas ortográficas y gramaticales incluidas.
¿Es una razón lógica para invalidar la posición en un puesto gubernamental a una artista que ha tenido experiencia, por cierto, más allá de las tablas o los focos y que estos últimos años se ha vinculado al activismo artístico-cultural, únicamente por haber realizado escenas de índole sexual en un programa televisivo, siendo que es, básicamente, su trabajo?
Mucho se ha hablado de la incipiente experiencia de Carolina Arredondo para ejercer la cartera cultural, difundiendo, nuevamente con una adicción desinformativa, que sólo es destacada por ser hija de un reconocido actor o por haber trabajado en la sitcom nacional “Los Venegas”, ignorando (tendenciosamente) otras labores y actuaciones más allá de lo mencionado.
Por sólo mencionar algunas labores “fuera de la actuación”, Arredondo fue parte de la directiva del Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte) en 2019, uno de los gremios más importantes del mundo actoral; se ha desempeñado como docente de distintas cátedras en la Universidad Mayor; finalmente, ella fue parte del Consejo Directivo del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), representando a la Corporación Cultural de la Ilustre Municipalidad de Santiago.
¿Es sólo la actriz “porno” que tanto vociferan ciertos sectores de suelta lengua la recién asumida ministra de las Culturas?
De igual forma, se ha criticado la elección del presidente Gabriel Boric por Carolina Arredondo al ser una artista en el cargo. ¿En serio es un motivo para criticar? Hagamos una simple cronología: Desde que el anteriormente llamado Consejo Nacional de Cultura fue elevado a rango de “ministerio”, pocos personeros realmente vinculados a las artes han asumido este cargo.
Es más, en el segundo gobierno del exmandatario Sebastián Piñera, quienes ejercieron esta labor, la mayoría provenían del mundo más organizativo, empresarial e ingenieril. Con suerte, tenían una concepción real del orbe cultural. Curiosamente, cuando más avances ha habido en esta cartera ha sido con ministros/as que poseen como génesis la disciplina artística (Ernesto Ottone, Paulina Urrutia, etc.).
Es de perogrullo mentalizar que, con el escaso lapso que tiene de asumida la autoridad cultural, se debe esperar cuáles serán las medidas y las soluciones para una de las áreas más desvalidas históricamente en Chile, máxime a posteriori de la pandemia.
Un sector que aún no se recupera de una crisis imperecedera (y que parece que cada vez está más lejano), pero que, quizás, podría visualizarse un halo de esperanza si es que los adictos de la desinformación ingresan con urgencia a un centro de rehabilitación.