Tras una serie de interpelaciones públicas, comentarios insidiosos y exigencias de pronunciamiento por parte de algunos concejales de la comuna, finalmente el alcalde Rodolfo Carter alzó la voz durante el concejo realizado hoy respecto a la bomba dejada en un espacio público por un inspector municipal.

El episodio que generó suspicacias en diversos sectores, debido al protagonismo del alcalde en materias de seguridad, fue abordado en el concejo municipal por el mismo jefe comunal, asegurando que una dirigenta alertó al número de seguridad “1416” respecto a “un vecino que disponía de un artefacto decorativo al interior de su vivienda”.  

El objeto habría estado durante mucho tiempo al interior del domicilio, siendo los mismos vecinos quienes alertaron que “eventualmente podía ser una bomba”. “El artefacto provocó pánico en el barrio y la señora le pidió a uno de los patrulleros que se hiciera cargo”, agregó Carter.

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Fue en ese instante que el inspector, según la versión del edil, por “falta de prudencia” tomó una decisión errada, considerando “pertinente” retirar el objeto y dejarlo en una plaza, "alejado de las personas”, en vez seguir el protocolo que era llamar a la “unidad policial más cercana”.

Carter lamentó la actitud del empleado municipal pues se trataría de un “funcionario con una hoja de vida intachable, hombre de familia muy respetable, inmigrante venezolano, que no había cometido nunca un error, y que no tiene que ver con manejar una bomba, fabricarla o usarla para efectos políticos”.

Cabe consignar que el funcionario en cuestión quedó con arraigo nacional y firma mensual, medida que provocó extrañeza en la jueza Karen Atala, debido a la acotada solicitud que realizó el Ministerio Público. “Me hace ruido, como tribunal, que un funcionario municipal ande portando este tipo de elementos y lo ande dejando en la vía pública”.

Carter aseguró en el Concejo que “hemos sido testigo de un festival de acusaciones claramente mal intencionadas, donde no hay TNT, pólvora, simplemente tenemos un artefacto de práctica de la Fuerza Aérea de los años 70 y que no tiene riesgo explosivo. Lo que no implica que no haya una responsabilidad, porque es un artefacto de guerra, pero bomba no hubo nunca”.

Luego agregó que le pareció indigno contestar las especulaciones en su contra, debido al nivel de ridiculez y maldad de “algunas personas que se dedicaron a hablar que prácticamente estábamos frente a un ataque de Al Qaeda. En esta municipalidad no practicamos ninguna actividad contraria a la ley, no hay entrenamiento paramilitar… Afortunadamente son tan ridículos, tan estúpidos, que la opinión pública no los siguió”.

Con aire filosófico, a modo de corolario, el alcalde comentó que “a veces la locura se combina con la maldad y, a veces, incluso, con la estupidez…  Esto ha dado la oportunidad para demostrar la miseria humana de algunos dirigentes políticos”

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