Guardería de perritos chilena: “A la gente le encanta, preguntan cómo se portan los alumnos"
Caminando por Avenida Providencia, un gran furgón amarillo surgió como una aparición: tenía patitas negras marcadas en los laterales y unas letras gigantes acompañadas de ladridos. Afiné la mirada y leí la inscripción que me pareció lo más tierno del mundo: “Colegio de Perritos”.
Hace casi dos años, la idea de una guardería canina surgió en las mentes de Matías Poblete y su pareja Sofía, quienes adoptaron a Milo, un perrito mestizo que empezó a “crecer y hacerse más grande, hasta que nos quedó chico el departamento”, cuenta él.
“Empezamos a buscar como una guardería a donde pudiéramos mandarlo, pero nos pasó que no nos gustó mucho ninguna de las que existían (...) Y la verdad, nosotros habíamos querido siempre emprender, entonces nos metimos en el mundo, lo evaluamos y dijimos ‘oye, ¡podríamos nosotros poner una guardería!’”, relató efusivo en conversación con El Desconcierto.
Así surgió Dogmates Chile, una guardería que actualmente acoge a cerca de 200 canes mensuales y que cuenta con un equipo multidisciplinario de cuidadores y encargados de manada, y que actualmente se moviliza por más de siete comunas del Gran Santiago en busca de todos sus "alumnos".
-Y ahí comenzó la idea…
(Nosotros) dijimos 'chuta, ya… habría que renunciar a la pega, así que estuvimos conversando un tiempo y yo fui el primero que renunció y vendí el auto y me compré una liebre escolar (el típico furgón amarillo para transporte de niños), porque empezamos a ver cómo llevar a los perritos y como queríamos algo distinto, en el sentido de que fueran más libres, y lo que no nos gustaba de otras guarderías, era el tema de las jaulas, donde los llevaban en un transporte cerrado o en caniles muy chicos (...). Entonces queríamos hacer algo donde fueran más libres, así solitos como a lo que cremos que están acostumbrandos cuando van en auto con sus dueños mirando por la ventana… y ahí renuncié a la pega, vendí el auto, compré la liebre y nos lanzamos con todo.
-¿Y cómo fue el comienzo? Porque imagino que tal vez hay gente que no está acostumbrada a tener una guardería de perritos.
Sí, yo antes no lo conocía para nada, pero me di cuenta de que hay muchas, o sea, de verdad está lleno de gente, es una necesidad que se tiene mucho, sobre todo creo que como en la pandemia pasó que muchísima gente adoptó o compró perros se generó un lazo súper fuerte, y al momento de volver a trabajar, los perritos se quedan solos, por ejemplo, en el departamento. Y ahí empiezan a surgir temas como la ansiedad por separación. Los perritos se comen los muebles y al mismo tiempo se desesperan los dueños, les da pena dejar a su perro solo. Entonces ahí es donde sale esto, como una súper buena opción.
Interior del furgón escolar de guardaría canina. Fotografías: Dogmates Chile.
-Y la idea del furgón… ¿Cómo surge la iniciativa de poner ustedes el transporte para ir a buscar a los perritos y además llevarlos hasta el colegio (guardería)? Porque los dueños podrían llevarlos hasta allá…
Como no nos gustaba el concepto de los perritos encerrados en jaulas, empezamos a ver de qué forma se podían llevar libres. Los primeras semanas que funcionamos lo hicimos en mi auto, antes de la pandemia, pero en un furgón escolar caben hartos como para hacer un buen recorrido. Y aparte era muy lindo, porque al final para la gente los perros son sus hijos, y era como tener este juego de ser un real colegio de perros, que eso sí es algo que no existía (...). Como que este concepto del colegio para perros fue algo que quisimos crear y ahí fue donde nos vino la idea: El 'ya, hagamos un furgón escolar', compramos el furgón y ahí después ya le fuimos poniendo las patitas, mejoramos el diseño... y después cuando ya estábamos seguros le pusimos “Colegio de Perros”.
“A la gente le encanta”
-¿Y el recibimiento de la gente? En lo personal me encantó la iniciativa, sobre todo que fueran tan libres y que fueran mirando por la ventana…
A la gente le encanta. Cuando recién compramos el furgón y salimos la primera vez a la calle, y es algo que nos pasa hasta el día de hoy, la gente graba y saca fotos, nos paran en los semáforos y nos dicen “¿cómo se portan los alumnos?”, “¿cómo les va en matemáticas?”. Siempre hacen preguntas y está ese juego, a veces se sacan fotos con el furgón igual… Pero además de que el furgón sea como un ícono, tratamos de traspasar mucho el cariño al momento de hacer las cosas y el cuidar los detalles, que creo que es ahí donde hemos marcado un poquito más la diferencia.
-¿Y cómo funciona la ida a buscar a los perritos?, ¿Tienen alumnos en toda la Región Metropolitana?, ¿Cómo hacen esa gestión?
Actualmente estamos funcionando en algunas comunas: estamos en Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, Providencia, Ñuñoa, La Reina, Peñalolén, Colina, en la parte de Chicureo, y Santiago Centro. Ahí en el furgón van dos personas, va un chofer y el/la encargado/a de experiencia, que es el cuidador y va a tener una manada a cargo durante el día.
El cuidador se va comunicando con los dueños de los perritos y a veces, por ejemplo, en caso de que no estén al momento de que pase el furgón, nos pueden dejar las llaves y nosotros entramos a buscar al perrito al departamento y los llevamos al furgón, y así hacemos el recorrido de buscar a todos los perritos en sus casas en la mañana y nos vamos a nuestra guardería que está ubicada en Chicureo, en un terreno de 5.000 m2. Ahí los perritos están jugando todo el día con la misma persona que los va a buscar en la mañana y que está con ellos en la tarde, y después los vamos a dejar de vuelta a casa.
Las caras detrás de Dogmates Chile
Para los casi 200 alumnos mensuales que recorren las aulas de la guardería de perritos, Matías Poblete explica que cuentan con un equipo de 18 personas, entre ellas una veterinaria, que se hacen cargo día a día de los "estudiantes" en el terreno ubicado en Chicureo.
“Lo primero que hacemos es distribuirlos en los caniles, que van desde los 300 hasta los 800 m2. En general, son espacios muy grandes donde tienen espacio para correr, y también tenemos caniles para perritos grandes, medianos, chicos y el de los alumnos nuevos. Cada canil cumple objetivos distintos”, aseguró.
-¿Y cómo son las "clases" y los "profesores"?
Al encargado que le tocó ir a tal comuna, llega con su perrito y los distribuye y se topa con el encargado de otra comuna… Ahí ellos están con los perritos, que se preocupan de que siempre tengan agua y están monitoreándolos constantemente. Por ejemplo, de que puedan socializar de manera correcta. De repente en un canil, hay dos perritos que no se llevan mucho, y ahí los cambiamos, jugamos con ellos y los tratamos de integrar, hay algunos que están más miedosos y otros más regalones. En el fondo, están todo el día con los perritos y además estamos en constante comunicación con los dueños, mandándoles fotos o videos.
-¿Y cómo funciona este grupo de 18 personas detrás de la guardería?
Trabajamos con una veterinaria que tiene estudios en comportamiento canino y ella cumple dos roles: uno como veterinaria en terreno. No sé, por ejemplo, un perrito mordió a otro, heridas leves obviamente, las ve ella, hace las curaciones y les avisa a los dueños lo que pasó. Además de eso, ofrecemos servicios veterinarios como vacunas, desparasitaciones, consultas, prácticas, hacemos dietas para algunos perritos... Y, por otra parte, como ella tiene estudios en comportamiento canino, nos asesora como equipo. Entonces, por ejemplo, en la distribución de los perritos, en la gestión de las emociones de los perritos, va trabajando mucho de la mano con el equipo de los encargados, que son los cuidadores que están con ella, para ver cómo ir gestionando las emociones de los perritos y que se sientan bien durante el día.
-¿Y cómo hacen para que no haya peleas ni se ladren en todo este ambiente que se genera estando en clases?
Yo creo que la clave es saber cómo gestionar a los perritos estando en la guardería y obviamente también contar con harto espacio. Entonces, pasa que los perritos al final son igual que los niños: hay unos que tienen otro perro que le cae mal, que le cayó mal el martes, y el jueves o la próxima semana le va a seguir cayendo mal. Y al mismo tiempo, los que son sus amigos y que le caen bien, también se va a topar con ellos y les va a caer bien.
Ahí es donde vamos distribuyéndolos un poco en torno a afinidad. Desde el momento de la liebre, tratamos de sentar juntos a los que se llevan mejor y si hay algunos que no se llevan muy bien con otros, los separamos antes de que haya una pelea. Lo mismos en el terreno.
En los caniles también los vamos separando y juntando en base a la afinidad, y eso nos ayuda mucho porque los perritos tienen niveles de intensidad: a un perrito mediano que es mayor y que tiene poca energía lo ponemos con los chicos porque se llevan bien, no es muy intenso, y así sucesivamente… Entonces la clave es prevenir antes que lamentar.