Rezago educacional: apoyemos lo que funciona
El Ministerio de Educación busca impulsar la reactivación de aprendizajes a través de tutores y otras medidas de las que hemos leído mucho en la prensa, pero de la que todavía sabemos poco en el aula.
Desde mi experiencia (15 años en escuelas en situación de vulnerabilidad), creo que además de nuevos proyectos es importante conocer y valorar el trabajo que están haciendo los establecimientos educacionales para enfrentar el retraso producido en los aprendizajes.
En algunos colegios estamos trabajando arduamente día a día para diseñar nuestros propios planes y programas porque conocemos de cerca lo que pasa dentro de las aulas y porque nuestros estudiantes no pueden seguir esperando.
Por ejemplo, al inicio del año escolar, la Agencia de la Calidad del Ministerio de Educación envió a los establecimientos la evaluación DIA (Diagnóstico Integral de Aprendizaje) para ser aplicado desde segundo básico; los resultados fueron deficientes en la gran mayoría de los establecimientos vulnerables.
En el colegio público donde trabajo (que recibe a 1.300 estudiantes y es el más grande de Peñalolén) se evidenció que el 80% de los estudiantes (o sea casi todos) no habían adquirido los aprendizajes esperados ni los objetivos priorizados del año anterior. Sin embargo, por nuestra parte, un año antes de esa evaluación, y para apoyar el aprendizaje de la lectoescritura de los estudiantes más pequeños, adecuamos a nuestra realidad y aplicamos otro instrumento de evaluación denominado PECFO, que sirve para evaluar las habilidades y la conciencia fonológica (habilidades previas a la aparición de la lectoescritura).
Los resultados de esa evaluación interna de 2022 se tradujeron en que diseñáramos y aplicáramos un plan de intervención para apoyar los aprendizajes.
Este programa interno de apoyo focalizado en las áreas deficientes, y para afrontar rezagos a través del trabajo colaborativo entre profesoras de aula y el equipo de educadoras diferenciales que pertenecen a los Programas de Integración Escolar, consideraba la diversidad que hay en el aula (estudiantes con necesidades educativas especiales, migrantes, etc.) y el aumento de la marginalidad y la violencia en el colegio, etc. Lamentablemente, no hubo suficientes recursos externos para aplicarlo de forma masiva ni para socializarlo con otros establecimientos o a nivel regional o nacional.
Este año estamos repitiendo la experiencia: aplicamos la evaluación PECFO (adecuada a nuestra realidad) para evaluar los resultados de la intervención del año pasado y, además, para evaluar las condiciones de los estudiantes nuevos que han ingresado al colegio.
De manera preliminar, la evaluación 2023 arroja que lamentablemente se mantiene el rezago en las habilidades de la conciencia fonológica y también de otras habilidades fundamentales para el aprendizaje (falta de concentración, dificultades para seguir indicaciones, escasa atención auditiva, dificultades en la coordinación ojo-mano, falta de tonicidad muscular, pérdida del foco del contenido de la prueba, entre otras muchas).
En resumen, ante la crisis evaluamos y actuamos a través de un programa específico para nuestro establecimiento que no tuvo el apoyo necesario e imprescindible para que sea exitoso o para ver sus deficiencias y mejorarlo.
No se trata de una experiencia única. Hay muchas otras iniciativas que el mundo de la educación ha generado ante la emergencia, pero que no reciben respaldo suficiente para mostrar sus potencialidades. Lo mejor que podemos hacer es pesquisar programas existentes, elaborados por las propias comunidades educativas y apoyarlos, antes que diseñar nuevos proyectos.