Por esto no hay que compartir información personal en ChatGPT
Pero ¿qué ocurre con ChatGPT? Los términos de uso de esta IA conversacional son más ambiguos. De hecho, al tratarse de una IA que todavía está en fase experimental, ChatGPT necesita nutrirse de nuestras conversaciones para poder continuar mejorando su algoritmo, lo que significa que todo lo que escribimos en la app pasa a ser procesado por la IA no solo para ofrecernos una respuesta razonable a nuestra conversación, sino también para mejorar el modelo y hacerlo más elocuente y creativo en el futuro.
Las conversaciones que mantenemos con ChatGPT se almacenan en una barra lateral a la que podemos tener acceso siempre que lo necesitemos. Sin embargo, si nosotros mismos podemos acceder a esas conversaciones guardadas, significa que ChatGPT –y, en consecuencia, OpenAI– también puede. Aquí es donde cabe preguntarse hasta qué punto esta información está protegida, y qué pasos está adoptando OpenAI para garantizar que nuestros derechos en materia de privacidad están siendo tenidos en cuenta.
Compartimos mucha más información con ChatGPT que con un buscador
La información que introducimos en Google para localizar contenidos que nos interesan es relativamente reducida en comparación con todo lo que compartimos con ChatGPT, y, aún así, es muy amplia. Google tiene acceso a nuestras repetidas búsquedas, nuestra ubicación, nuestra lista de contactos de Gmail, nuestras suscripciones de YouTube y muchos otros datos que puede utilizar para ofrecernos una publicidad dirigida que sea más eficaz. Y, en consecuencia, son muchas las instituciones gubernamentales que abogan por su regulación.
ChatGPT, por su parte, va mucho más allá. Con esta IA podemos mantener conversaciones que duren horas. Y, en estas conversaciones, podemos desvelar –de forma consciente o accidental– mucho más sobre nosotros mismos. Miles de personas incluso están utilizando ChatGPT como sucedáneo de un terapeuta, desvelando los aspectos más privados de sus vidas y sus pensamientos más secretos a una IA que, como tal, no deja de utilizar esta información para perfeccionar su algoritmo y ofrecer mejores respuestas en el futuro.
Nuestra información en internet es extraordinariamente valiosa
Cada vez resulta más necesario emplear herramientas para guardar tus credenciales online porque la información que compartimos en internet tiene más valor que nunca, y, en consecuencia, se encuentra cada vez más amenazada. La cantidad de hackeos que se está produciendo en toda América Latina y a nivel global no deja de aumentar, y no solo afecta a las grandes empresas, sino también, y muy especialmente, a los usuarios particulares. En este sentido, un hackeo a nuestra cuenta de ChatGPT podría resultar devastador.
Si nos paramos un momento a pensar en toda la Información que compartimos online, resulta fácil ver por qué somos objetivos tan interesantes para los hackers. Todos tenemos cuentas de e-commerce que pueden hackearse para robar los datos de nuestras tarjetas de crédito o hacer compras ilegítimas con ellas, redes sociales desde las que es posible lanzar estafas de todo tipo contra nuestros seguidores, o correos electrónicos que pueden usarse para hacer ataques de phishing. Y estos son solo tres ejemplos.
Las primeras preocupaciones surgieron en Italia
A las pocas semanas del lanzamiento de ChatGPT, Italia decidió bloquear la aplicación en el país a la espera de conocer hasta qué punto OpenAI era capaz de ofrecer a sus usuarios las garantías de privacidad requeridas por el estado. Recientemente se levantó la prohibición, y ChatGPT vuelve a estar disponible para los ciudadanos de Italia. Pero esto no significa que se haya resuelto el problema de la privacidad en ChatGPT, y mucho menos que nuestros datos estén seguros cuando utilizamos la aplicación.
La IA es una herramienta que, por definición, funciona de una manera que escapa a la comprensión de sus propios creadores. Las redes neurales y el machine learning están diseñados para que sea la propia IA quien determine el camino de su propio aprendizaje, con lo que solo se puede comprender su evolución hasta cierto punto. Por eso, el uso que ChatGPT hace de nuestra información está siempre cubierto de forma parcial por un velo de desconocimiento que debería preocuparnos seriamente.