Los justos indultos de Gabriel
Esos baños de pureza y principios que constantemente la derecha con gran frecuencia hace frente a la inmensa mayoría de chilenos son falsos, absolutamente falsos.
Los indultos firmados por el presidente Gabriel Boric están plenamente justificados y escritos sobre las leyes que con este motivo se han redactado.
Todavía quedan en las cárceles presos políticos y están en prisión sencillamente con las acusaciones entregadas por la policía. Se hace necesario dejar establecido que los procesos están desbordados de información que no es correcta, lo que impide un legítimo derecho a una defensa justa.
Para la derecha todos eran delincuentes, ladrones y saqueadores, que sí los hubo, y que es verdad que el lumpen se coordinó para asaltar supermercados o cualquier asunto de valor. Un concejal de apellido Chahuan también formó parte de una banda de saqueadores en La Calera. Esa es la bandera que UDI/RN/Evópoli y algunos del PDC la convirtieron en el 11 mandamiento de las Tablas de la Ley.
La mirada seria frente a esos días de octubre está configurada como la válida respuesta a demandas negadas, a la interminable necesidad de futuro algo más digno. Esos días no fueron un arranque de locura de millones, fueron la expresión más consistente de los últimos tiempos y que muchos de los actuales honorables no lo vieron venir.
La conocida derecha chilena UDI/RN/Evópoli y algunos del PDC, esa que niega recursos para que millones de hombres y mujeres puedan superar la pobreza y las limitaciones en las que habitan como consecuencia del modelo neoliberal, se lanzó en una campaña para desplegar que la medida que toma el Presidente están alejadas de las normas jurídicas.
Esta afirmación tiene también un segundo sentido. Es parte de una maraña que pretende socavar el actual gobierno. Cuando Macaya y Moreira anuncian en los medios del duopolio presuntas irregularidades en determinaciones que son derecho que tiene la máxima autoridad del país. Se parece mucho a las acusaciones de ilegitimidad del gobierno elegido democráticamente en 1970. Se deja para constancia el discurso de Claudio Orrego (PDC).
Es preocupante el accionar de la derecha.
No es correcto transitar por rutas donde el terror está presente. Las mayorías en la Cámara de Diputados y de Senadores no son eternas. Lean en los periódicos de la época los de marzo de 1973, cuando en las peores condiciones los partidos que formaban parte del gobierno popular llegaron al 43%.
Duro fue el golpe para la derecha y lo sintieron cuando en marzo 2022 llegó Gabriel Boric a la casa de los Presidentes. Lo amenazaron con un gobierno desde las sombras para cautelar cada paso que diera apruebo-dignidad. Saldremos en defensa de la Constitución, vociferaba Chahuan, que era la mejor forma de manifestar su irrestricto apoyo y recordatorio a la dictadura militar. Finalmente se dedicó a vender guitarras en un mal emprendimiento.
Desde 2022 la derecha y sus aliados se han convertido en una santa alianza dispuesta a negar las condiciones para que desde la socialdemocracia hasta la izquierda intenten detener las ruedas de la desigualdad, la defensa de los recursos naturales y la fundamental igualdad en los derechos de hombres y mujeres. Sabemos que no les importan los pobres, cuando niegan recursos para pensiones dignas y entrega de ayudas a los sectores más necesitados.
Los ciegos en política no miran para atrás. Su pasado lo esconden.
Piñera defendió el indulto a violadores de derechos humanos, algunos condenados por crímenes de lesa humanidad. El indulto “no se configura ninguna causal de denegación de aquellas contempladas en el artículo 40 de la Ley 18.050” (Máximo Pavez, en una presentación ante la Corte de Apelaciones de Santiago).
Entre los meses de junio y diciembre de 2020, Piñera indultó a 10 presos que se encontraban en Punta Peuco cumpliendo condena con sentencia ejecutoriada. Cabe hace notar que CINCO de los indultados estaban condenados por secuestro calificado. La UDI/RN/Evópoli y algunos del PDC lo consideraron normal, el presidente tenía la potestad y el derecho estaba de su lado.
La derecha se niega recordar el día en que Piñera decidió indultar a más de 4.000 presos condenados por narcotráfico, hurto, robo, homicidio frustrado y otros delitos graves. Se caían en ese momento las consignas de mano dura, el fin de la puerta giratoria cuando prometió el agua a las fiestas en el mundo del hampa.
Piñera no estaba solo. Salieron en su defensa varios, entre ellos Teodoro Ribera, que fue ministro de Justicia entre julio 2021 y diciembre 2022. Entregó el más precario de los argumentos diciendo que habían sido liberados por existir una sobrepoblación en las prisiones productos de cárceles destruidas.
Y llega la derecha con su vieja maleta de madera al Tribunal Constitucional para solicitar se revisen los indultos otorgados por el presidente Gabriel.
Conocido es que en el TC hay personajes de la política chilena de oscuros y delictuoso pasado. El ministro Letelier, investigado por cohecho y facturas falsas, quien llegó a ocupar un sillón como premio de consuelo cuando el actual presidente del Senado, José Antonio Coloma, le quitó su silla parlamentaria para dársela a su hijo. Tampoco se puede olvidar otro premio de consuelo para un ex ministro de Piñera y compañero de ruta de Coloma, Alberto Espina, quien copió su memoria para titularse de abogado.
Patética es la derecha amnésica. Mala foto para los tiempos actuales.
Insistir, como si se tratara de una procesión de castos y puros, no es creíble. Tienen y son un pasado sin honor como canta Goyeneche. Los triunfos de los que se ufanan tienen los pies de barro, inevitablemente caerán porque se sostienen en el terror, la mentira, con la generosidad del duopolio y el empresariado.
Los indultos otorgados por el presidente Boric no configuran ni delito ni faltas ni alteraciones a la ley ni nada: son su derecho para que el primer ciudadano de la patria elegido democráticamente haga uso.
Y si esto se parece a un empate, bien pues, que se parezca a un empate.