Boliches emblemáticos de Santiago Centro se reúnen con alcaldesa Irací Hassler
La cita será este sábado 18 de marzo por la tarde en la Posada del Corregidor, configurando una instancia inédita y exploratoria para el trabajo conjunto entre privados y el municipio, con la intención de defender a las fuentes de soda, restaurantes, bares y cantinas más antiguas de los distintos barrios metropolitanos, consideradas de valor patrimonial en tanto representativas de una bohemia amable, respetuosa, republicana y hasta erudita, que se ven amenazadas por el progresivo abandono y deterioro de la ciudad.
Porque para los dueños de todo tipo de locales comerciales en Santiago Centro, el diagnóstico es categórico: las calles de la ciudad, luego del estallido y la pandemia, fueron abandonadas y entregadas a la delincuencia, a los vendedores ambulantes y a las familias en carpas de extranjeros, instalándose la rutina de los viernes, cuando Carabineros desaparece.
Basta caminar por Huérfanos, por Agustinas, ir contando los locales que lucen el triste cartel de se venden o se arrienda, entre los cuales se cuentan emblemáticos restaurantes y tabernas que bajaron las cortinas, que quebraron, o que están en esa senda, sucumbiendo además a la presión inmobiliaria.
Por eso, con la idea de enfrentar a la delincuencia y generar condiciones de seguridad para paseantes, turistas y parroquianos de taberna, recuperando la vida nocturna metropolitana; este encuentro ha sido promovido y organizado por “Los Bares son Patrimonio”, un sitio web que desde hace años se dedica a la difusión por redes sociales, del valor simbólico y cultural de los bares, a través de un podcast en Spotify, de registros fotográficos, y de microdocumentales en Youtube.
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Su creador, el periodista Haroldo Salas, explica que al calor del programa radial o podcast, “Los Bares son Patrimonio” tuvo un acercamiento con la concejal Camila Davagnino, quien les señaló que el tema patrimonial, en la comuna de Santiago, era un eje lo suficientemente importante como para que tuvieran cabida todo tipo de proyectos de defensa y conservación. Por eso para avanzar estableciendo un diálogo con el municipio, para ir generando un catastro que permita el trabajo coordinado, se produjo esta reunión, convocando a la propia alcaldesa.
"Los Bares son Patrimonio” invitó a una lista de más de 60 locales de sectores como barrio Yungay y Brasil, el casco histórico, el sector de San Diego, el eje Lastarria-Bellas Artes-Plaza Italia, el barrio Matta Sur, Franklin y Bío Bío, entre otros, con la idea de que se conozcan y articulen, intercambien experiencias y elaboren una propuesta que les permita junto al municipio, enfrentar y superar las dificultades actuales y venideras. Por ejemplo, para los locales que están más cerca de Plaza Dignidad, la situación ha sido catastrófica.
La Antigua Fuente, en Alameda 58 , o a la vuelta por Vicuña Mackenna, el Paulistano, son locales que conforman la “primera línea”: expuestos por un lado a la barricada y por el otro a un cuerpo de carabineros acusado de quemar ahí mismo en Plaza Italia, un cine y centro cultural. Pero esa es sólo una cara de la moneda. La otra podría ser el cambio de la cultura de la ciudad, lo que representan los edificios que se siguen levantando al sur de la Alameda, que imprimen de otro ritmo al tránsito urbano, otro tipo de habitante.
Fruto de esa presión que es de origen inmobiliario, y que se alimenta además de los terremotos que derriban las construcciones viejas, desapareció por ejemplo el emblemático bar 777 de Alameda, hace ya más de 10 años. Así mismo, el año pasado, el restaurant Las Tejas de San Diego se tuvo que mudar al Paseo Bulnes.
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Su vecino El Roma, sin embargo, no tuvo esa suerte o esa capacidad, y en una dramática escena, fue desalojado mientras los últimos clientes vaciaban la cerveza de despedida. Otro factor determinante, es el traspaso generacional dentro del negocio familiar, como sucede por ejemplo en el barrio Lastarria con el clásico Berri de calle Rosal, que se debate también entre el cierre y la puesta en venta del inmueble al no contar sus propietarios -ya mayores de edad- con alguien más joven de la familia que tome la posta y que quiera continuar con el negocio.
Estas son algunas de las problemáticas por las que atraviesan estos históricos locales. Haroldo Salas, que ha profundizado en la materia, está convencido de que se puede replicar un modelo como el aplicado en Argentina, donde se otorgó a ciertos restaurantes-cafeterías históricos, una categoría que permite y garantiza la conservación no solo del local sino de todo lo que representa, es decir, hay una responsabilidad que es compartida en la preservación de ese patrimonio y esa historia asociada al local.
Y con este tipo de argumentos, convencidos del valor que representa para la ciudadanía, de cara a rescatar los barrios y sus dinámicas, se involucró al municipio para establecer esta primera instancia de diálogo con los dueños y dueñas de locales emblemáticos, como La Piojera, La Unión Chica, el Dominó o el Nuria, entre tantos otros. La alcaldesa Irací Hassler ciertamente presidirá este encuentro, que se halla en sintonía además con el sello de participación ciudadana que le ha impreso a su alcaldía.