Equidad de género en la ciudad: hacer las preguntas correctas
A raíz de las marchas del 8M que conmemoran el Día internacional de la Mujer, volvemos a preguntarnos ¿cómo debieran ser las ciudades con perspectiva de género?
Los movimientos feministas han tenido ciertos ciclos y momentos de mayor visibilidad en la historia, a través de los cuales se han logrado propiciar importantes cambios sociales, como el acceso a la educación o el derecho a voto. Esa herencia nos lleva al momento actual, en que surgen consignas relacionadas con el respeto a los diferentes cuerpos, apariencias, formas y sexualidades; y, en relación con la ciudad, la necesidad de una planificación y diseño que permita que estas diversidades puedan usar y disfrutar de los espacios urbanos de forma segura y apropiada. En estas nuevas visiones se incorpora el concepto de interseccionalidad como eje de cambio, lo que suma, además del género, la no discriminación por raza, etnia, clase, edad, discapacidad y orientación sexual, entre otras, ampliando el concepto de justicia social.
En consonancia con esta visión, una ciudad que responda a estas necesidades es aquella diseñada sin sesgos en su organización, que permite el uso y disfrute de los espacios urbanos acogiendo la diversidad. Para lograrlo, el primer paso es visibilizar las experiencias y puntos de vista de la vida cotidiana de las distintas personas que habitan la ciudad, y para quienes las ciudades muchas veces no han sido diseñadas.
Es evidente que hay aspectos fundamentales a mejorar, como el diseño de los espacios públicos, incorporando la diversidad; la redistribución de los usos en la ciudad, que permitan un mejor acceso a los servicios y trabajo; nuevos modelos de vivienda, que incorporen una variedad de tipos hogares; y la accesibilidad universal. En algunos casos se requerirán transformaciones sustanciales y, en otros, podrán ser pequeñas modificaciones, pero aquello que los une es la incorporación de la experiencia de las personas en las decisiones urbanas.
Un buen ejemplo de esto último es el rediseño de Einsiedler Park en Viena, liderado por Eva Kail. Con su equipo identificaron que las niñas entre 9 y 12 años subutilizaban el parque en comparación con los niños de la misma edad. A partir de talleres, reconocieron ciertos aspectos que hacían poco atractivo el parque para ellas, como las canchas enrejadas, que no las invitaban a participar y la sensación de inseguridad por las rejas y la poca iluminación. En el proyecto piloto incorporaron plataformas de madera, hamacas, abrieron rejas, pusieron juegos interactivos, y crearon zonas más flexibles para jugar con pelotas que no fueran canchas definidas. Aunque no fueron cambios radicales, estos permitieron un uso general más flexible para la comunidad y, en particular, aumentó el uso del parque por parte de las niñas.
Entre los cambios más radicales que debieran incorporarse en la planificación hay aspectos como la distribución de los usos de suelo, que actualmente privilegian una forma particular de sistema productivo, a través del cual se concentran grandes áreas de vivienda, ubicadas lejos del trabajo y los servicios. Esta forma de organizar la ciudad dificulta que distintos grupos puedan acceder a los beneficios de vivir en la urbe, en particular quienes están a cargo de actividades de cuidado y crianza. Por esto, el tema del transporte aparece como un aspecto fundamental, pues el crecimiento de las ciudades bajo este patrón significa largos traslados que además se realizan en sistemas que no incorporan las necesidades de parte de la población. Asimismo, se deben pensar nuevas opciones de vivienda, diferentes a la familia nuclear tradicional, como la co-vivienda para familias monoparentales y nucleares, espacios colectivos compartidos, como cocina, zonas de cuidado, además de otras tareas domésticas.
Ejemplos y guías para incorporar la equidad de género en el uso del espacio urbano y los equipamientos se han desarrollado en los últimos años. Por ejemplo, el Col·lectiu Punt 6 tiene larga trayectoria realizando talleres, investigando y apoyando en el proceso de diseño mediante metodologías cuantitativas, cualitativas y participativas que se adaptan al contexto. Lo importante ahora es encontrar las preguntas correctas al momento de diseñar: ¿cómo usan las niñas los parques?, ¿cómo se desplazan las personas con coche?, ¿cómo se desplazan las mujeres en la noche?