Hay que escuchar a la ciudadanía

Hay que escuchar a la ciudadanía

Por: Rogelio Rodríguez | 27.02.2023
Lo que debe entenderse es el intercambio de ideas entre todos los sectores de la población y no que una caterva de políticos se arrogue el derecho a cocinar exclusivamente entre ellos una lista de propuestas con la mirada puesta en un statu quo que no le afecte sus privilegios ni su cuota de poder.

En su pequeño pero sustancioso libro El valor de la democracia, nos dice Amartya Sen  -Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1998 y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2021- que no basta con concebir al sistema democrático exclusivamente en términos electorales, que la democracia tiene demandas que trascienden el ejercicio del sufragio.

En efecto, conocemos países en cuyos regímenes autoritarios los dictadores permiten que los ciudadanos participen de elecciones, las que, finalmente y de acuerdo con las condiciones que se imponen, les son totalmente favorables a ellos mismos.

Para Sen, una democracia verdadera es aquella en que se cultiva una atmósfera de encuentro dialógico libre y abierto de todas las posiciones sobre los asuntos políticos que atañen a la ciudadanía.

Los derechos civiles, especialmente los referidos a la garantía de un debate público amplio en que no se tema a la crítica y al disentimiento, deben ser centrales en los procesos conducentes a elecciones informadas y conscientes. La posibilidad de votar debe combinarse, entonces, con la oportunidad de hablar y escuchar sin miedo a dogmas, prejuicios, censuras ni represiones.

Evoco estas ideas de Amartya Sen en un momento en que, en nuestro país, se necesita más que nunca defender e impulsar el espacio de la comunicación cívica y la discusión ciudadana. Porque en los temas que son relevantes para nuestra convivencia social ninguna voz puede ser despreciada o ignorada.

Y porque cuando se habla de “discusión pública”, de “debate ciudadano” de estos temas relevantes, lo que debe entenderse es el intercambio de ideas entre todos los sectores de la población y no que una caterva de políticos se arrogue el derecho a cocinar exclusivamente entre ellos una lista de propuestas con la mirada puesta en un statu quo que no le afecte sus privilegios ni su cuota de poder.