Crítica de Cine | "El Hijo": Excepcionalmente dolorosa
La cinta es la precuela de la aclamada película The Father, protagonizada por Anthony Hopkins.
La historia se centra en Peter (Hugh Jackman) un exitoso ejecutivo que vive en Nueva York con Beth (Vanessa Kirby), su mujer e hijo recién nacido. También tiene un hijo adolescente, Nicholas, de su matrimonio anterior con Kate (Laura Dern). Nicholas está pasando por un duro momento, y la trama se gatilla cuando le avisan a Kate que éste lleva un mes sin ir al colegio.
La madre, entonces, acude al padre para pedir su ayuda. Peter hará todo lo posible por ayudar a Nicholas, incluso llevándolo a vivir a su casa, pero a pesar de los cambios nada parece funcionar.
Peter trata de no repetir los errores que su propio padre cometió con él, y a pesar de haberlo abandonado al dejar a su madre por otra mujer, quiere reparar el daño y decide ayudarlo a salir de este estado inexplicable en el que se encuentra, haciendo todo lo humanamente posible para lograrlo.
El padre trata de entender qué es lo que pasa con Nicholas, por qué no va al colegio, por qué tiene tanta rabia y pena, pero no logra sacarle más que frases como “no puedo lidiar con esta vida”. Algo que claramente dice mucho, pero Peter no lo logra comprender la gravedad del asunto y necesita escuchar algo más concreto para de entender de dónde viene este dolor.
El padre piensa que puede ser una situación ocurrida en el colegio, un problema con una chica, situaciones que suelen ocurrir en la adolescencia; pero no logra entender que lo que le pasa a su hijo es mucho más profundo que una sumatoria de episodios puntuales, simplemente Nicholas no quiere vivir. La situación en que están inmersos es tan terrible y triste que llega a ser incomprensible para los que no lo han vivido.
La depresión adolescente es un tema complejo, pero la cinta de Zeller logra abordarlo de una manera muy respetuosa, hábil, inteligente, con precisión y maestría. A través de un guion perfecto vamos conociendo a los personajes en profundidad: sus miedos, angustias, sueños y frustraciones.
Progresivamente nos incorporamos en el drama que está viviendo la familia, que es lo de lo más terrible que uno puede vivir. Ver a un ser querido que sufre y no saber cómo ayudar o qué hacer, produce en todos los personajes una angustia indescriptible.
Es muy interesante cómo Zeller narra la historia desde el punto de vista del padre, ya que solemos ver este tipo de historias, sobre hijos, narradas desde la visión de la madre, desde el dolor que experimenta una madre, pero pocas veces lo vemos desde el dolor de un padre, con ambos presentes en la vida del joven.
En esta segunda adaptación de una obra de teatro de Florian Zeller, apreciamos cómo el dramaturgo construye una cinta que incorpora los increíbles diálogos y progresión dramática de la obra de teatro, pero adaptada al formato audiovisual, utilizando los recursos cinematográficos a la perfección.
Zeller emplea los primeros planos de manera precisa, incorpora los movimientos de cámara en función de la narrativa, tal como lo hizo en El Padre, pero en esta cinta se supera en cuanto a la utilización de recursos audiovisuales, ya que hay más locaciones, personajes, escenas y situaciones que se logran aprovechar en función de la historia.
Hugh Jackman logra la mejor interpretación de su carrera. Así como también el elenco completo, que, con el aporte de un texto extraordinario, nos sumergen en el drama profundo que están viviendo, cada uno desde su punto de vista.
Laura Dern, Vanessa Kirby, Anthony Hopkins (quien aparece brevemente en un papel secundario) y Zen McGrath se lucen en roles complejos, difíciles de interpretar.
El hijo debería haber estado nominada a muchos más premios, ya que es de lo mejor de la temporada. Es sorprendente que una película de esta calidad no se gane los mejores premios del año.
No sólo por su contenido dramático y artístico, sino por su relevancia sobre la temática de la salud mental en adolescentes, pues logra ser un aporte real para las familias que no saben cómo abordarla.
Florian Zeller se está convirtiendo en un gran maestro del cine y ha superado con creces su trabajo anterior. Además, utiliza lo que mejor sabe hacer, escribir, traduciéndolo en formato audiovisual.
Un gran guion, con una excelente puesta en escena; un tema relevante y profundo, interpretado por un gran elenco, no hace más que demostrarnos que el buen cine puede generar una transformación en la sociedad. Esta película nos duele desde lo más profundo, pero, al mismo tiempo, nos permite reflexionar sobre lo que realmente importa: la relevancia de lo que está entre la vida y la muerte, en su más amplio sentido.