¿Puede la biomedicina abrir una oportunidad para disminuir la extracción de algas pardas?
Chile, en sus kilómetros de costa, alberga bosques submarinos del alga parda conocida como huiro palo; ecosistemas que son el hogar de variadas especies marinas. El huiro palo también es extraído y comercializado como materia prima hacia lugares como China y Japón, en donde se le extrae el alginato; un componente muy utilizado en distintas industrias.
Aunque la extracción de huiro está regulada con cuotas y planes de manejo, es cada vez más la cantidad de huiro que se extrae de forma ilegal por sobre las cuotas, aumentando la deforestación del fondo marino. Es un problema multidimensional que preocupa sobre todo en el norte del país, donde el Estado destina cada vez más esfuerzos para fiscalizar y regular la situación.
[caption id="attachment_742593" align="alignnone" width="1280"] Desembarque de algas pardas. Foto: María del Mar Parra[/caption]
Uno de los trabajos que se están haciendo en relación al huiro en el país, es capacitar a los pescadores y crear protocolos para generar huiros libres de toxinas, que puedan ser utilizados en la industria biomédica. La iniciativa busca entregar valor agregado al huiro, creando una materia prima “premium” que puede ser comercializada a mejor precio.
Aunque el objetivo principal es mejorar la calidad de vida de los pescadores, según Julio Vázquez, biólogo marino e impulsor del proyecto, podría servir para disminuir la presión sobre el recurso, dado que se necesita mucha menos cantidad para generar las mismas ganancias.
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Huiro para biomedicina
Julio Vázquez lleva años trabajando con pescadores del norte de Chile para concientizar sobre el valor ambiental de los bosques de huiro y la necesidad de mejorar y reducir su extracción, ateniéndose a los planes de manejo, para asegurar que siga habiendo algo que extraer en el futuro, y también la salud de otras pesquerías.
Desde la Universidad Católica del Norte (UCN), desarrolla un proyecto para extraer huiro de forma tal que pueda destinarse a la industria biomédica. Esto implica capacitar a los pescadores y cambiar radicalmente la forma en que extraen el alga para evitar la contaminación.
Como último hito del proyecto lanzaron un protocolo de trazabilidad que permite reconocer los puntos de contaminación en la extracción de huiro, y establece estrategias de muestreo y procesamiento para generar estas algas libres de toxinas, que sean aptas para la industria de la biomedicina.
Pescadores de cuatro caletas de la región de Coquimbo fueron certificados como parte de la iniciativa, en un esfuerzo continuo por capacitarlos para que en el futuro puedan proveer esta materia prima con valor agregado. La iniciativa es desarrollada junto al Instituto Fraunhofer de Alemania; la organización de investigación y desarrollo más grande de Europa. Esta etapa de la iniciativa contó con financiamiento del Gobierno Regional de Coquimbo.
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¿Extracción sustentable?
La extracción ilegal de algas pardas es un problema que ha ganado cada vez más notoriedad, pero aún no existe una discusión de consenso sobre las posibles soluciones para disminuir esta práctica. Fiscalizar los miles de kilómetros de costa del país, muchos de difícil acceso, es aún el principal esfuerzo pero no necesariamente el más eficiente.
En los últimos años, desde Sernapesca se han aumentado los protocolos y controles que se aplican a las plantas comercializadoras, que son las que reciben el alga, (extraída legal o ilegalmente), y la exportan. Se han aplicado nuevas normativas y requisitos para obligar a las plantas a acreditar que el alga que reciben haya sido extraída de forma legal; respetando las cuotas y los planes de manejo.
Otros países, como Noruega o Canadá tienen una estrategia diferente: “evalúan la cantidad de alga que tienen y deciden qué porcentaje de ella van a sacrificar como ecosistema y dedicarla para el negocio. El resto no se puede exportar, entonces no hay un incentivo para la sobreexplotación”, explica Julio Vásquez. Para esto también se están haciendo cada vez más avances en el país, con proyectos para monitorear y cuantificar los bosques de algas que existen en las costas y su estado.
Para Julio Vázquez, agregar valor a la materia prima que se extrae también puede ser una forma de disminuir la presión sobre la extracción, siempre que se acompañe de una concientización a los pescadores. “Hay que entender que cuando se habla de cosas como prohibir la extracción de algas estás hablando de muchas personas de esfuerzo que viven de eso. La discusión debe ir en cómo hacerlo de forma sustentable”, reflexiona.