De madrugada y ante cientos de miles de personas, aunque algunos medios trasandinos tasan en más de 1,5 millones, la Selección Argentina campeona del mundo llegó a Buenos Aires, donde casi hubo una tragedia.

Y el gravísimo problema no fue por la enorme cantidad de hinchas, ni por la alta hora de la noche o la poca seguridad, sino por un problema de logística que casi terminó con Lionel Messi y sus compañeros electrocutados.

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Esto, porque al bajarse del avión que los trajo desde Qatar, el equipo abordó un bus descapotable, donde Messi se sentó con cuatro jugadores más, sosteniendo la copa del mundo.

De un momento a otro, alguien les gritó “¡Cuidado!” y se agacharon a pocos centímetros de impactar sus cuerpos con cables electrificados, en lo que pudo ser una enorme tragedia sin precedentes.

Los relatores de la TV argentina sintieron el mismo miedo y en su tono de voz quedó graficado el peligro que corrieron todos.

Se espera que a las 15:00 horas, cuando ese mismo bus se dirija al Obelisco para los festejos junto a los fanáticos, se tomen más medidas de resguardo.

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