¿Cómo mitigar el calor extremo? La naturaleza podría tener la respuesta
Hay una tendencia que ya han advertido varias expertas y expertos: las olas de calor en la zona central de Chile serán cada vez más frecuentes e intensas. Este escenario tiene sentido en un mundo cada vez más cálido a raíz del cambio climático; pero la forma en que tratamos a nuestros ecosistemas también tiene un efecto en la temperatura local, que puede mitigar o exacerbar los eventos de calor extremo.
De a poco van aumentando los estudios que revelan la interacción entre la degradación de ecosistemas y la temperatura local. Un estudio del 2015 concluía por ejemplo que el cambio de uso de suelo y la deforestación en zonas no amazónicas de América Latina, disminuyen la humedad del suelo y aumentan la temperatura de la atmósfera a escala local. Otro estudio de inicios de este año revelaba la capacidad de los bosques para enfriar el aire y mantenerlo húmedo.
Así, los bosques nativos se perfilan como un ecosistema clave no solo como sumideros de carbono sino también para mitigar los eventos climáticos extremos como las altas temperaturas. Esta capacidad ya se está haciendo parte de las políticas públicas urbanas. Por ejemplo, tras las altas temperaturas vividas en los últimos días en la Región Metropolitana, el gobernador Claudio Orrego anunció los esfuerzos que se harán para generar pequeños bosques urbanos en las zonas de la ciudad donde se generan islas de calor.
A escala país, este conocimiento permite priorizar los ecosistemas a conservar y enfocar los esfuerzos de restauración. “Lo mínimo y básico que se debe hacer y no se está haciendo lo suficiente es preservar el bosque nativo que va quedando y mantenerlo en buen estado. Por eso es tan preocupante ver los incendios forestales de los últimos días, donde se han quemado varias hectáreas de bosque nativo de la zona central, que ya de por sí es un ecosistema amenazado”, señala el investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Patricio Pliscoff.
Refugios climáticos y desafíos de conservación
La ciudad es un ambiente idóneo para implementar bosques para mitigar las altas temperaturas, pero teniendo en cuenta que es necesario invertir cierta cantidad de agua para lograrlo. "Considerando la situación de sequía prolongada que atraviesa el país, es ideal implementar estos bosques con plantas que tengan bajo requerimiento hídrico como el Peumo, el Quillay, u otras especies del bosque esclerófilo, que necesitan menos agua para generar el mismo efecto", explica el investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), Cristian Delpiano.
Y así como a escala urbana los bosques pueden servir para aminorar los efectos del calor extremo en la salud humana, en el ámbito rural se estudian los bosques y sectores que actúan como "refugios climáticos" para proteger a la biodiversidad de los eventos de clima extremo. El concepto de refugios climáticos se ha popularizado en los últimos años, con varios científicos trabajando para mapear estos sitios en distintas partes del mundo.
Patricio Pliscoff es uno de los investigadores que están trabajando para mapear los refugios climáticos en Chile, y así ayudar a priorizar áreas de conservación en la política pública. "Se trata de zonas que por su relieve o posición, aminoran los efectos del cambio climático como las temperaturas extremas o la sequía. La ladera sur de los cerros en la zona central del país, o los fondos de quebradas son algunos de los sectores que ayudan a aminorar el impacto de la variabilidad climática y pueden albergar especies que están siendo amenazadas por esto", explica.
El trabajo se está implementando actualmente con la instalación de equipos de monitoreo de variables como temperatura o humedad, y pronto se podrá conocer el primer mapa, que identifica los refugios climáticos en la Patagonia.