$7 mil millones perdidos en Venezuela: La historia del increíble “fail” financiero de Coopeuch
–¿436 millones de pesos?– pregunta Randy incrédulo. ¡Esa plata yo nunca la he visto en mi vida!
Randy Jhohan Delgado Quintero acaba de enterarse que su nombre engrosa un listado de compradores que se habrían beneficiado de una falla en la conversión de divisas, a través de una tarjeta de débito usada en Venezuela.
Todo por hacerle un favor a su madre, explica al otro lado de la línea todavía asombrado. Cuenta que ella fue quien le pidió abrir una cuenta en Coopeuch, la cooperativa de ahorro y crédito más grande del país con más de un millón de socios y 81 oficinas a lo largo de Chile.
-Ella tenía el rut vencido, entonces me pidió si yo podía abrir una cuenta. Yo le dije que bueno, saqué la tarjeta y ella se la envió a mi familia allá para hacer las compras en el supermercado.
“Si es para el bienestar de la familia, no tengo inconveniente”, pensó Randy y se olvidó del asunto. Su madre fue la encargada de depositar en la cuenta todos los meses para que sus abuelos y tíos pudieran comprar víveres en Venezuela.
En total, según los registros que figuran en una querella interpuesta por Coopeuch, la familia de Randy en Venezuela habría realizado 232 transacciones, entre el 29 de marzo y el 1 de mayo de 2022, por un total de $436.954.180. Una cifra que su madre, trabajadora de Mc Donald en Chile, jamás podría haber reunido. Menos en un mes.
El problema, en verdad, fue otro. Tras la eliminación de seis ceros de la moneda venezolana, debido al fenómeno de hiperinflación en octubre de 2021, la cooperativa que durante seis años fue escogida como la mejor del rubro en Latinoamérica y el Caribe, no actualizó el cambio del bolívar al dólar en sus operaciones, provocando uno de los mayores descalabros en los anales de nuestra historia financiera.
En los seis meses en que dejaron abierta “la ventana” -entre el 24 de noviembre de 2021, fecha de la primera compra en Venezuela, y el 6 de mayo de 2022, día en que Coopeuch bloqueó las transacciones en el país llanero- se registraron un total de 5.422 compras en bolívares por un monto de 6.713.894.552 millones de pesos. De este total, la cooperativa de ahorro descontó a los dueños de tarjetas apenas el 0,003% del precio real de compra.
Una merma que en la cuenta de Randy significó un poco más de 150 mil pesos. Nada en comparación al medio millón de dólares que su familia habría realmente gastado en Venezuela. Un verdadero milagro para quienes, fortuita o intencionadamente, vieron cómo el dinero enviado desde Chile era un verdadero pozo sin fondo.
-A mí nadie me ha llamado, me estoy enterando de su boca- dice Randy todavía nervioso.
Antes de colgar, murmura: “Mándeme la querella, por favor”.
La conversión
La paradoja de la reconversión monetaria del chavismo, que permitió restar seis ceros a su divisa en su tercer intento por controlar la hiperinflación, derivó en lo que ha sucedido siempre que se toman medidas de este tipo: los ingresos valen menos y la gente se hace más pobre.
Una situación muy distinta a la que vivieron los familiares de Randy o aquellos que usaron la tarjeta en algún viaje a Venezuela. Según datos de la querella las cuentas pertenecen a 8 venezolanos, 7 chilenos y 1 colombiano; quienes en conjunto habrían gastado casi 7 mil millones de pesos, principalmente en “abarrotes, retail, frutas y verduras”. Monto equivalente a poco más de 2 millones de pesos en Chile. Una ecuación sin pies ni cabeza.
Todo partió cuando Coopeuch firmó un acuerdo con Mastercard en 2019, para que sus socios accedieran a tarjetas con el fin de realizar compras nacionales e internacionales. De esta forma podían viajar al extranjero y comprar en el comercio, descontando el monto de su cuenta en Chile. Pero algo falló.
El software que la compañía utilizaba para convertir moneda extranjera no se actualizó al nuevo valor del Bolívar. Así, cuando el sistema cobraba a las cuentas vistas de los titulares que utilizaban las tarjetas, se aplicó la conversión antigua, o sea, un valor mucho más bajo. Irrisoriamente bajo.
Quienes utilizaron las tarjetas en Venezuela durante ese periodo pudieron realizar compras por montos mucho mayores a los fondos que tenían en sus cuentas. “Esto se debió a una diferencia en el tipo de cambio del Bolívar al Dólar usado en el proceso y que no correspondía al real”, explica la compañía en la querella.
A los socios de Coopeuch que compraron en Venezuela se les descontó solo una ínfima porción de lo que realmente adquirieron. El caso más llamativo es el de una mujer que alcanzó a realizar más de dos mil transacciones, descontándole alrededor de 1 millón de pesos, cuando el monto real de las compras superaba los $3 mil millones.
¿Cómo pasó esto? El sistema de pago internacional implicaba acciones y operaciones en las que participaban distintas personas e instituciones. Mastercard era el intermediario entre el comercio y Coopeuch. La empresa de tarjetas recibía la transacción comercial y solicitaba a la cooperativa que aprobara la operación de pago.
[caption id="attachment_799132" align="aligncenter" width="900"] IMAGEN: Esquema incluido en la querella de Coopeuch.[/caption]
Tras confirmar que la cuenta mantenía fondos suficientes, Mastercard realizaba el pago al comercio y luego cobraba a Coopeuch el valor del servicio o producto adquirido. La cooperativa, en tanto, descontaba el monto desde la cuenta del dueño de la tarjeta y luego pagaba a Mastercard el valor, más un cargo por el servicio.
El gran problema fue que la conversión al nuevo valor del bolívar nunca fue actualizada. Un pecado capital en el mundo financiero. Así las cosas, los cobros a las cuentas vistas se mantuvieron bajos, pese a que los valores de las compras que Mastercard cobraba a Coopeuch eran de miles de millones de pesos.
Después de seis meses de uso indiscriminado, la cuenta de Coopeuch destinada para estos efectos terminó por reventar. El sobregiro, algo que técnicamente no puede suceder en cuentas vistas, llegó a cifras exponenciales que la cooperativa tuvo que pagar a Mastercard y que ahora no sabe cómo recuperar.
“Bicicleta contable”
Hace dos meses atrás, Deiby Riquelme Muñoz recibió un extraño llamado de una ejecutiva de Coopeuch, preguntándole si había hecho algún tipo de compra en Venezuela. El hombre le respondió que había viajado con su esposa y que efectivamente había realizado compras con la tarjeta de la cooperativa.
–Estuve de vacaciones allá como dos meses. Llevé mis tarjetas, pero como el internet funciona mal, ni siquiera pude meterme a la página. Así que compré pensando que la conversión había sido hecha.
Deiby habría gastado poco más de 5 millones –se compró dos iPhone– y le descontaron tan solo 1.774 pesos. Error del que se enteró tras su regreso, pero que asumió como una falla de Mastercard o Coopeuch. “Ellos se debieron haber hecho responsables y buscar arreglar el tema. Pero nunca me contactaron”.
La querella, sin embargo, no apunta directamente a los compradores. Perseguir a quienes gastaron el dinero, sin pruebas de contubernio, era todavía un poco prematuro. Por eso, tras una investigación encargada a la auditora Deloitte, Coopeuch decidió volcar sus sospechas al interior de la misma empresa.
Primero ingresó una denuncia en la unidad de Delitos de Alta Complejidad de la Fiscalía Centro Norte y luego interpuso una querella en contra de dos exempleados, Leonardo Vilches, jefe de administración de cartera, y Linda Alegría, analista de contabilidad, por el delito de administración desleal.
La acción judicial acusa a Vilches y Alegría de realizar una serie de ajustes contables para ocultar el millonario sobregiro. Esto, según la tesis de Coopeuch, habría evitado a sus controles dar la alerta sobre el hoyo financiero que se estaba gestando. “Se trató de un ataque deliberado desde el interior, a través de maniobras contables ejecutadas por personas que tenían el deber de cumplir con las normas”, acusa la querella.
Para el gerente general de Coopeuch, Rodrigo Silva Iñiguez, se trató de una “bicicleta contable”. Silva declaró ante la Fiscalía en calidad de testigo, en compañía del abogado Rodrigo Aldoney, consejero senior de Carey Abogados, que existió “una acción dolosa para vulnerar controles”.
“Si no hubiese ocurrido la acción dolosa por parte de los funcionarios de Coopeuch, esa pérdida no hubiese ocurrido, porque los controles que tenemos lo hubieran evitado”, explicó a los fiscales.
La “bicicleta”, en rigor, habría intentado alterar los registros contables, traspasando dineros desde otras cuentas a la que registraba los pagos que se debían a Mastercard. La tesis es que los imputados hacían los movimientos un día antes del cierre contable y los reversaban los primeros días del mes siguiente. De esa forma, los sobregiros no aparecían en los informes.
El escrito menciona, además, que el exsubgerente de Operaciones de Medios de Pago y entonces jefe directo de los querellados, Cristian González, habría tenido un “rol clave en el desarrollo de estos hechos”, aunque sin contar “con antecedentes que permitan aclarar” su nivel de participación. Razón por la que no se habrían querellado contra él.
Los imputados, asegura el documento, habrían recurrido a una cuenta “relacionada con fondos especialmente sensibles”, asociada al pago de remuneraciones de sus afiliados. Para armar el mecanismo, habrían creado respaldos contables falsos, alterando cientos de registros.
“Tendrán que dar explicaciones”
–Coopeuch ha tenido bastante escondido el tema. Los socios no tienen idea de todo lo que ha pasado– dice Andrés Galdames, abogado de Cristian González, ex supervisor de Vilches y Alegría.
Galdames asegura que el silencio de la cooperativa va a tener importantes consecuencias desde el punto de vista financiero. “Seguramente tendrán que dar explicaciones en la próxima asamblea ordinaria, porque evidentemente hay un perjuicio patrimonial”.
Karina González, quien representa a Linda Alegría, acusa que la "imputación no tiene sustento" y asegura que están disponibles para colaborar con la Fiscalía, lo que "permitirá demostrar la absoluta inocencia de nuestra representada".
La abogada asegura que buscarán establecer "las responsabilidades que correspondan respecto de quienes efectivamente participaron en la comisión del ilícito”.
Pero hay otro dato clave, dice el abogado Galdames: González habría informado de los sobregiros a sus jefaturas superiores. El exsubgerente fue despedido el 10 de junio por “incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato”. Un mes antes, Leonardo Vilches y Linda Alegría, también fueron desvinculados por “necesidades de la empresa”, pagándoles una indemnización completa.
Tras su salida, González interpuso una demanda laboral por despido indebido y cobro de prestaciones laborales. En el marco de esta arista, aseguró que mantenía reuniones semanales con sus superiores y que habría comentando “el punto del sobregiro”, algo que Coopeuch niega. El proceso laboral ya terminó las etapas preliminares y el juicio se aproxima.
La Cooperativa de Ahorro y crédito Coopeuch, al ser consultada por El Desconcierto, confirmó que presentaron una denuncia ante la Fiscalía de Alta Complejidad por un eventual delito de administración desleal y que tras un informe forense, realizado por expertos y asesores externos, presentaron “una querella en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago” por el mismo delito. “A pesar de la pérdida por este incidente se ha mantenido la liquidez, la solvencia y la estabilidad financiera de nuestra cooperativa”, enfatizaron.
La Fiscalía, comunicó por su parte que no harían declaraciones, pues existen diligencias en curso y no quieren “afectar la investigación”. De momento, el tribunal autorizó el levantamiento del secreto bancario de Vilches, Alegría y González. En paralelo se ofició a Policía Internacional para que informe sobre las entradas y salidas del país de los dueños de las tarjetas.
Varios de ellos, todavía no regresan a Chile.