Tania Tamayo, autora de libro sobre caída de CASA 212: “No hubo un origen claro del vuelo”
A 11 años de la denominada "tragedia de Juan Fernández", la autora y académica Tania Tamayo, bucea entre diversas fuentes y organismos, como intentando atrapar los restos perdidos de un fuselaje extraviado en altamar. A medida que avanza el relato las piezas se van uniendo, dando forma a una rigurosa y profunda investigación.
El libro no sólo articula el relato en torno a la serie de negligencias que terminaron con la caída del avión Casa C-212 de la Fach, sino también en las historias entrelazadas en torno a la catástrofe aérea que dejó 21 muertos, entre ellos el animador Felipe Camiroaga y el líder de la organización Desafío Levantemos Chile, Felipe Cubillos. Un accidente que no sólo golpeó al país y la familia de las víctimas, sino muy particularmente a los habitantes de la isla.
-¿Cómo afectó lo ocurrido a quienes vivían en el lugar?
Mucho, porque la comunidad de Juan Fernández -de alguna manera- se topa, como otras veces, con una tragedia que no tiene su origen acá, sino en la estructura e ineficiencia del Estado. Y no lo digo solo por las negligencias de la FACh, sino por algo que puede parecer menos importante, pero es trascendental como la infraestructura improvisada que tenía la Dirección General de Aeronáutica Civil en el archipiélago. Y, a partir de eso, no solo mueren 21 chilenos en sus costas, sino que por mucho tiempo se estigmatiza a un lugar de geografía hermosa como si fuera un espacio peligroso y trágico .
-¿Cómo eran las condiciones para viajar ese día?
Por un lado las condiciones meteorológicas eran adversas: el viento, las olas, el movimiento de la marea, tan fuerte y pesada que correría por cientos de metros los restos del avión. Recordemos, también, que uno de los vuelos que se deberían realizar esa mañana no se realizó porque -justamente- uno de los patrones de bote, trabajador de la línea ATA lo impidió el día anterior debido a las condiciones que se venían. Si no que además en términos institucionales, las condiciones eran muy confusas. No estaban las condiciones técnicas, pero tampoco había, por ejemplo, un origen claro del vuelo: hasta el día de hoy no se aclara si fue un viaje de naturaleza civil o militar y hasta el día de hoy nadie reconoce cómo se generó esa orden de vuelo.
-¿A qué se refiere con lo de la responsabilidad?
A que las instituciones hoy, ni la Fuerza Aérea, ni el Ministerio de Defensa dicen haber sido parte de decisiones, solicitudes, conversaciones o reuniones desde donde se emanase la solicitud. En el libro están las respuestas entregadas por transparencia donde hay una y otra inconsistencia.
-Todavía se habla del accidente del CASA 212, ¿concuerda con calificarlo de accidente?
A los familiares no les gusta decir accidente, sino tragedia. Y sí, yo creo que es una tragedia y por las características de todo lo sucedido, es una tragedia nacional, porque las personas que iban en ese avión como tripulación y cómo pasajeros estaban cumpliendo una labor solidaria y con un gran sentido de lo público, del interés público y la responsabilidad. Juan Fernandez por las mismas razones de un cierto desinterés y negligencia desde instituciones del Estado vivió una tragedia que fue aún más cercana para ellos: la muerte de isleños en el Tsunami. En 2010 no habitaban ahí más de 800 personas. Por eso se dice que no hubo persona que no perdiera un familiar o un amigo en ese momento horrible.
-Durante la elaboración del libro, ¿cómo fue la disposición de la Fuerza Aérea para entregar información? ¿Hubo hermetismo?
Yo diría que no, no tuve ningún problema en revisar los expedientes, una y otra vez, yo creo que la FACh de hoy no es la misma de hace doce años. Los funcionarios de hoy tienen que responder por algo que no son responsables. Particularmente el personal de la Fiscalía de la Aviación. Hay un interés de justicia porque, me atrevería a decir, y también lo digo por las entrevistas en off que pude realizar a los funcionarios, que hay una certeza de que se hizo todo mal y que fueron los superiores quienes quisieron ocultar estas negligencias.
-¿Cuál es la sensación de las familias y cercanos a las víctimas en relación al actuar de la justicia en este caso?
Yo he podido observar es que en en lo personal hay un proceso de reparación de sanación, fue mucho dolor, mucha sensación de injusticia, pero también un tema que no se ha podido soltar. Hace poco hubo una resolución de la justicia civil, respecto de las responsabilidades de instituciones del Estado. Esa sentencia entrega una indemnización, una reparación económica que acredita una responsabilidad y que la establece.
Sin embargo, en la justicia penal, que en este caso cayó en manos de la Justicia militar porque había militares involucrados, no hubo justicia. En 2019 se sobreseyó total y temporalmente la causa. La justicia militar, si bien en este caso contempló un ministro en visita de la corte suprema, tiene un sinfín de aspectos poco democráticos, cómo por ejemplo lo que sucede cuando un imputado tiene jerarquía superior a los fiscales o a los jueces. Eso es absolutamente injusto porque este juez o fiscal debe ser muy valiente para sancionar o investigar sin sentir una presión. Eso entre muchos otros impedimentos.
Entonces los familiares, no todos, pero particularmente de las víctimas civiles y de la tripulación, tienen la sensación de que no se hizo justicia, que las muertes y las situaciones crudas que vivieron, el abandono en algunos casos de las mismas autoridades, los errores en las labores de búsqueda, por ejemplo, no han tuvieron responsables.