Para Ignacio Agüero forestales deben dejar La Araucanía: Trabajan en tierras usurpadas
En su última cinta, "Notas para una película", el prestigioso documentalista chileno Ignacio Agüero viaja de la mano de un ingeniero belga a La Araucanía de finales del siglo XIX, una región sureña que vive desde entonces un sangriento conflicto territorial entre el Estado, indígenas mapuches y grandes empresas forestales.
"Las (empresas) forestales se tienen que ir porque trabajan tierras usurpadas y empobrecen la zona. Apenas generan empleo, porque es un trabajo de poca mano de obra, se llevan la riqueza y dejan el suelo muerto", dijo el realizador a EFE durante el Festival de Cine de Valdivia, que este sábado se clausura con su película.
"Hay que llegar a algún tipo de acuerdo con ellas, no sé cómo se hace eso, pero está claro que si las forestales siguen reinando en La Araucanía no hay ninguna posibilidad de solucionar el conflicto", agregó.
Silenciosa y tranquila
Agüero sigue los pasos de Gustave Verniory, quien viajó en 1889 desde Bélgica para construir un ferrocarril apenas unos años después que el Estado chileno ocupara por la fuerza tierras ancestrales de los mapuches en un proceso conocido oficialmente como la "Pacificación de La Araucanía".
Los mapuches reclaman desde entonces esas tierras que hoy pertenecen en su gran mayoría a grandes forestales y hay grupos radicales que sabotean maquinaria e incendias predios en ataques que en ocasiones han provocado muertes.
Respecto de la película, filmada en blanco y negro y sin música, está libremente inspirada en el libro de memorias que el propio Verniory escribió mientras construía el tren entre Victoria y Temuco, "Diez años en La Araucanía".
Para Agüero, la cinta es "silenciosa y tranquila" e "invita a escuchar lo que ocurrió en el sur, sin exageraciones ni sensacionalismos".
"Gustave Verniory fue un testigo muy privilegiado, pues estaba muy bien relacionado tanto con los indígenas como con los empresarios y el gobierno", explicó el cineasta, que tiene más de un centenar de películas, entre ellas las aclamadas "Cien niños esperando un tren" o "Aquí se construye".
Su visión del tema "fue muy amplia, aunque en el resto de Chile había una gran ignorancia sobre el genocidio que había ocurrido en La Araucanía", agregó.
Un país sin trenes
El cineasta, que sigue dando clases en la universidad a sus 70 años, cree que si el ingeniero belga levantara hoy la cabeza, "no pararía de llorar porque todo lo que hizo está destruido".
"Es incomprensible que en un país tan largo como Chile no haya trenes. Esto es obra de la dictadura de Pinochet, que destruyó el ferrocarril para pagar la deuda con los golpistas camioneros, un gremio poderosísimo que ayudó a la CIA para propiciar el golpe de Estado", indicó.
Agüero pidió a las autoridades "rescatar" las estaciones abandonas del antiguo ferrocarril -"Son memoria de nuestro país"- y alabó el plan del gobierno de Boric para triplicar la cantidad de pasajeros transportados en 2027, hasta 150 millones, y duplicar la carga, a 20 millones de toneladas.
En el centro del plan está la añeja promesa de recuperar el tren de Santiago-Valparaíso, a 130 kilómetros al norte de la capital.
Agüero, quien formó parte del equipo que elaboró en 1988 la triunfante campaña contra la continuidad en el poder de Pinochet, se refirió también al proceso que está viviendo Chile y aseguró que "la ventana constituyente sigue abierta", pese a que una gran mayoría rechazó el pasado 4 de septiembre una propuesta de nueva Carta Magna redactada por un convención progresista.
"Hay sectores de la derecha que entendieron que esto es insostenible. Tendremos una nueva Constitución, pero comandada por la derecha, eso sí", concluyó.