Boric después del 4-S: Expertos en ciencias sociales analizan sus dilemas y escenarios
Luego del rotundo resultado del Plebiscito -en que un 62% de la población rechazó la propuesta constitucional- el gobierno del Presidente Gabriel Boric vive hoy lo que los analistas llaman un divorcio entre el proyecto de su mandato y la ciudadanía. Y el fracaso de la campaña del Apruebo es sin duda un hito de este primer tramo de gobierno que plantea dilemas y abre nevos escenarios de cara a lo que viene.
El principal problema es que se generó una identidad absoluta entre la Convención y la gestión del gobierno del Presidente Boric, cree el economista de la Academia de Humanismo Cristiano, Cristián Candia.
Desde su perspectiva y la disciplina macroeconómica, Candia identifica como hito de esta configuración dual el último debate sobre el retiro del 10% de los fondos de AFP que enfrentó el programa social del ¨Presidente con las expectativas de sus electores. “Podemos hablar, al respecto, de “un primer divorcio” que lejos de cualquier explicación macroeconómica sobre el aumento de la inflación producto de estos retiros fue percibida como un argumento poco sensible a partir del cual se han sumado algunas acciones erráticas de sus ministerios y otros errores comunicacionales que fueron haciendo un sentido particular en la gente y formando un electorado que no conocíamos”, estima el docente sobre los elementos que permearon en los votantes que en el Plebiscito de entrada se manifestaron originalmente por cambiar la Constitución de 1980.
Esta identidad compartida entre el gobierno y el fracaso del Apruebo seguirá poniendo a prueba lo que queda del mandato de Boric ante la discusión de temas sensibles como la defensa de los derechos humanos, el agua y otros recursos naturales, señala el economista y docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
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“Si se concreta un nuevo proyecto constituyente en lo inmediato, sin duda se obtendrán respuestas muy minimalistas y estrechas ante dilemas que hasta ahora eran muy importantes. Quizás con menos posibilidades para generar cambios como los exigidos por la ciudadanía y en algunos aspectos, incluso, de agravamiento de las condiciones actuales en normas que regulan, por ejemplo, la protección de los recursos naturales y fortaleciendo el tema del individualismo posesivo ligado a otros asuntos relevantes como el acceso a la salud, la educación u otros lejos de avanzar en protección de derechos y equidad social”, sostiene por su parte el rector de la Academia de Humanismo Cristiano, Álvaro Ramis, quien coincide en esta característica indisoluble del proyecto del presidente y el proceso constituyente.
Tras el resultado del Plebiscito del 4 de septiembre, el doctor en Ética y Democracia plantea que esta condición que estaba fuertemente ligada al trabajo del Ejecutivo deberá encontrar la manera de convivir con el eventual nuevo proceso sin traicionar un proyecto social remarcado desde el primer día de campaña.
Hoy el contexto que se abre es el de un gobierno que tendrá que reducir mucho su programa para poder focalizar en los puntos mínimos de su gestión. Particularmente si consideramos que el Presidente cuenta con una base de apoyo parlamentario disminuido -al migrar muchos de esos colaboradores originales a la opción del Rechazo- y una bancada fragmentada”, advierte el autor del libro “Dignidad hecha costumbre”.
Al rescate de una agenda social
Respecto al derrotero que seguirá un programa de reformas anunciadas y esperadas en materia social, ambiental y económico, la magíster en Políticas Públicas, Catalina Moya, plantea que se debe considerar que el gobierno deba postergar o sacrificar parte de los elementos contenidos en la propuesta constitucional que ya eran materia de discusión y que ya eran considerados “modificables” en el acuerdo que se alcanzó antes de la votación con los sectores más moderados de la centroizquierda.
“Por ejemplo lo que se entendía por plurinacionalidad o lo relativo a distintos sistemas de justicia. Respecto a aquellas fuerzas que se unieron a la opción del Rechazo, yo creo que se desfiguraría demasiado el programa de gobierno si se cede a las presiones de aquellas figuras que cruzaron la línea hacia la otra vereda, por decirlo de alguna manera”, reflexiona.
Por su parte, el cientista político Rodrigo Gangas, en tanto, estima que el referéndum no debe ser considerado como un plebiscito sobre la gestión de Boric. “Hoy día efectivamente existe la convicción de que es necesario cambiar la Constitución. Ahí hay un elemento que yo creo que quedó bastante bien instalado que es la noción del Estado Social de Derecho y creo que eso puede generar un cambio importante. Si de algo nos dimos cuenta es de que lo que fracasó en este momento fue la posibilidad de llevar adelante una estructura de cambios radicales”, explica.
“Se debe distinguir que este no es un fracaso del Gobierno como afirma un sector de la derecha, sobre todo de la derecha más dura, que quiere instalar la narrativa de que el fracaso de la Convención y del Apruebo finalmente se traduce en el fracaso del Gobierno. Si hay algo claro es que los que salieron vencedores son los sectores moderados. Uno podría decir que la derecha está haciendo de esto un festín y la extrema derecha está buscando endosarle este triunfo electoral a un fracaso del Gobierno, pero para mí no es así”, agrega el académico de la carrera de Ciencia Política UAHC.
En tanto, el resto del programa del presidente Boric proyecta una necesaria búsqueda de acuerdos no solo con la oposición, sino con sectores díscolos de su propia coalición. “Ante un proyecto que quedó inconcluso, el deber del Presidente sería encauzar el deseo de los 13 millones de personas que originalmente votaron por un nuevo proceso constituyente, a través de negociaciones con todas las fuerzas políticas, ojalá una convocatoria lo más amplia posible”, señala la periodista y experta en Comunicación Política, Vanessa Zúñiga.