Juan Andrés Lagos (PC) apuesta por el Apruebo: “Hay un clima popular parecido al de la segunda vuelta”

Juan Andrés Lagos (PC) apuesta por el Apruebo: “Hay un clima popular parecido al de la segunda vuelta”

Por: Giglia Vaccani | 27.08.2022
El histórico dirigente del Partido Comunista además defiende la política del gobierno de Boric en la Macrozona Sur y responde a las acusaciones de “persecución política” que han lanzado desde la CAM. “Lamento sinceramente que Héctor Llaitul y su organización nos pongan en el mismo espacio que a las oligarquías, las forestales y la derecha”, señala.

A solo días del Plebiscito del 4 de septiembre, el mundo del Apruebo ha apostado por un despliegue a fondo en terreno para revertir el panorama a favor del Rechazo que delinean las últimas encuestas publicadas (y las que circulan en redes sociales y grupos de WhatsApp). Pero un hombre que sabe de campañas y desconfía de la información oficial es el periodista Juan Andrés Lagos, un “histórico” del Partido Comunista.

Para el dirigente, que ha participado en numerosas carreras presidenciales, como las de Gladys Marín, Jorge Arrate, Alejandro Guillier y Daniel Jadue, “el Apruebo crece día a día a pesar de las falacias”. De paso, acusa la estrategia de la oposición: “La derecha se escondió; sus partidos, dirigentas y dirigentes se fondearon”, señala el encargado de relaciones políticas del PC y miembro de su comisión política.

Se habla mucho que el Rechazo tiene buenas posibilidades de ganar.

Más que hablar del Rechazo, quisiera referirme al Apruebo, porque el sistema mediático hegemónico, y quienes buscan una nueva salida pactada, de contención y restricción a la soberanía popular, persisten día a día en instalar ese escenario como cuestión prácticamente resuelta, y casi única. Lamentablemente, hay expresiones que no están por el Rechazo, que han ayudado a esa instalación.

Se refiere a las encuestas, por ejemplo.

Si. Pero hay que mirar y considerar el proceso en toda su dimensión y magnitud. Estamos ad portas de un Plebiscito de salida, luego de un Plebiscito de entrada que, bajo pandemia aguda, rompió la tendencia que nos ubicaba en el país del continente en donde menos personas ejercían su derecho a votar en procesos electorales. Ese pronunciamiento popular definió claramente un camino: que debe ser una constituyente, electa totalmente por el soberano, que redacte el proyecto de nueva Constitución política que ahora se votará. Proyecto que se hizo en un tiempo muy breve; con mucho esfuerzo y sacrificio.

Esa definición sigue, y seguirá vigente, más allá de algunos partidos e instituciones del poder político, bastante desprestigiadas, que insisten en imponer el escenario del pacto de contención, por sobre el pueblo. Es importante señalar que, en este proceso, el mayor ejercicio constituyente radica en el pueblo soberano, y eso llegó para quedarse.

Se ha planteado que el proceso constituyente dejó saldos negativos.

No comparto tanta descalificación que se ha hecho a quienes fueron electas y electos, y redactaron el proyecto. Incluso, creo, mi sector ha actuado a la defensiva; y otras y otros que, sobre esa avalancha de estigmatizaciones, han caminado hacia una nueva salida pactada, de élites. Sí comparto plenamente, la intensa y justa descripción que ha hecho Raúl Zurita de quienes integraron, e integran, esa Convención. Ahí, en esas personas electas, se expresaron nuestras identidades: heterogéneas, diversas, contradictorias; con sus virtudes y defectos, considerando que en el plebiscito de entrada, muy mayoritariamente, se rechazó que la convención fuera integrada por parlamentarias o parlamentarios. Por algo la mayoría de las y los constituyentes eran del mundo independiente, de pueblos originarios, donde los partidos con trayectoria eligieron muy pocos, fueron minoría, y algunos, desde esa minoría pretendieron imponer sus ideas y se victimizaron, con el apoyo pleno del sistema hegemónico. Una actitud muy antidemocrática y elitista.

¿Cómo ve el Apruebo, en medio de una coyuntura bastante compleja?

Creo que el Apruebo crece día a día ¿Cuál es la principal causa? Que a pesar de las falacias, mentiras y distorsiones, las personas se informan y buscan fuentes creíbles. Se activan en los territorios y poblaciones de todo el país y también en el exterior, grupos, comandos y asambleas. En fin, esa ancha y amplia expresión que ya antes generó una épica tan intensa en el multitudinario estallido y rebelión obrera y popular, heterogénea y diversa; imposible de encasillar incluso en izquierda-centro-derecha, porque simplemente no cabe ahí. Si estamos hoy aquí, es por ese estallido multitudinario de millones y millones, que impacta hasta hoy en todo el mundo; que (y lo digo con cierta pena), algunas y algunos califican negativamente como “el octubrismo”.

Hay, día a día, un clima popular parecido al de la segunda vuelta presidencial; las campañas que se realizan en el campo llano, se abren camino. El espacio del Apruebo es muy amplio, heterogéneo y diverso, a diferencia del Rechazo. El Apruebo es Chile y para Chile. El Rechazo se fundamenta en el miedo, en la incertidumbre. Las personas indecisas, día que pasa, miran más hacia el Apruebo, no por una opción política específica, sino porque quieren vivir mejor, porque están cansadas y con mucha rabia; porque ellas, sus hijas e hijos, nietas nietos y familias por décadas la han pasado mal. Es muy violento mirar a esas personas indecisas y decirles que no crean que con una nueva Constitución política nada va cambiar, o que van a ver cambios acotados, o que el proyecto es malo “porque es malo”.

Este descontento, en Chile, viene de décadas y se ha negado sistemáticamente, es una suerte de esquizofrenia de la élite, que lo niega para defender que los últimos treinta años son “lo mejor que le ha ocurrido a Chile, en su historia”.

Han sustentado toda su campaña, que empezó hace meses, en el inmenso apoyo del sistema hegemónico. La derecha se escondió, sus partidos, dirigentas y dirigentes se fondearon, pero ningún medio de su sector los interpela, o los van a buscar para que den la cara. Porque saben que tienen muy poca legitimidad. Se tratan de camuflar en las expresiones de la sociedad civil. Pero las personas sí ven quiénes han puesto recursos financieros para el Rechazo, ahí hay una prueba contundente. Las y los indecisos, que son millones, decidirán el resultado del 4 de septiembre. Y no es tan obvio, porque esa indecisión oscila, también, desde el Rechazo hacia el Apruebo, y el Apruebo crece mucho en el campo popular. Pienso que todo se encamina hacia un escenario similar al de la segunda vuelta presidencial.

¿Cómo analiza el post 4 de septiembre?

Creo que la situación política de Chile va a tener cambios profundos. Necesitamos empalmar nuestro proceso nacional con lo que cursa en nuestro continente. El mundo se mueve rápido, debemos caminar con más premura hacia una integración en todos los planos, como estado nacional requerimos ese camino. Las alianzas en torno al litio, al cobre y las cadenas productivas, al comercio bilateral y multilateral, todo se mueve muy rápido. Y Chile no puede aislarse de esos procesos. China y el Asia Pacífico son prioridades estratégicas de interés nacional, de estado, para nuestro país. El riesgo es que este proceso nos pase por arriba, porque no nos van a esperar. Y políticamente, las cosas se mueven bien: México, Argentina, Colombia, Bolivia, y seguro Brasil, Honduras, Cuba, Nicaragua, Centroamérica y Venezuela, con toda su diversidad y asimetrías, empujan el carro hacia el fortalecimiento del multilateralismo, y CEPAL es cada día más necesaria e importante.

El caso Llaitul

Héctor Llaitul fue detenido y ya fue formalizado. Desde la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) acusan persecución política.

Lamento sinceramente que Héctor Llaitul y su organización nos pongan en el mismo espacio que a las oligarquías, las forestales y la derecha. Porque no es justo. El pueblo mapuche ha sido masacrado históricamente; se han cometido intentos de genocidio sobre él. Dos informes de relatores de Naciones Unidas, en la década de los noventa del siglo pasado, cuestionaron al Estado de Chile por persecución y judicialización de una causa legítima de un pueblo ancestral, considerando como base el derecho internacional y el derecho de los pueblos. Tras el golpe de Estado, la dictadura cívico-militar, al igual que a todos los pueblos de Chile, impuso el terrorismo de Estado. Así mataron, reprimieron y usurparon territorios que habían sido restituidos a comunidades; primero en la reforma agraria del gobierno de Frei Montalva, y muy profundizada luego por el gobierno de Salvador Allende. Antes también el Estado usurpó, masacró y mató. Insisto, esa es la historia real. Así como el exterminio de etnias y pueblos de la zona austral de Chile.

¿Cuáles son las diferencias?

En esa larga e intensa historia, pre moderna, moderna y posmoderna, incluidas las décadas desde el noventa hasta hoy mismo, la clase obrera, los movimientos culturales y sociales; las izquierdas en Chile, con defectos, y no pocos, fueron estrechos aliados del pueblo mapuche. Lucharon y murieron en la misma trinchera por décadas y décadas. Hoy, desde los noventa, este es el primer gobierno que mantiene y sostiene un camino en donde se vuelve a instalar la devolución de tierras; acciones para enfrentar la extrema pobreza y desigualdades en las zonas mapuche; las investigaciones y medidas que buscan enfrentar flagelos como el robo de madera, lavado de dinero y narcotráfico; todo lo cual también afecta, y mucho, a la diversidad de comunidades mapuche. Es explícito que se busca un nuevo trato y creo que la exministra Vega, en este sentido, encabezó un buen trabajo, que se debe reconocer. No es comparable, lo que se hace hoy, con la militarización que impusieron los gobiernos de Piñera, y los de antes. Entonces, ¿por qué se cerró la puerta a esta posibilidad por parte de la CAM? ¿Por qué no se abre la posibilidad del diálogo y la conversación? Insisto, sobre la base del reconocimiento a las históricas demandas del pueblo mapuche, el diálogo es necesario y posible, como ha ocurrido en tantos países que han logrado avances significativos.

Incluso, con complejidades grandes, se avanza en Colombia, Nicaragua es un buen ejemplo, también en Irlanda, España y la ETA, Nueva Zelanda; en fin, muchos otros casos a nivel mundial. La nueva constitución política establecerá un promisorio escenario que en buena medida ha sido por la lucha mapuche, y las y los constituyentes de pueblos originarios que trabajaron en esa dirección, junto a constituyentes de movimientos sociales; de las izquierdas y fuerzas progresistas. En la Macrozona se enfrenta no en abstracto con flagelos que buscan impedir todo este proceso. Creo que la mayoría de las comunidades ven con interés este camino que se abre.

Las formas de lucha y resistencia tampoco pueden ser cuestiones mecánicas. El diálogo, también es una forma de lucha, cuando abre caminos a las causas justas y nobles. Incluso en medio de la lucha, también el diálogo es necesario.

 

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