La “brutal” desinformación sobre la nueva Constitución en la mira de la prensa extranjera
La campaña de cara al Plebiscito del próximo 4 de septiembre ha llamado la atención fuera de nuestras fronteras, al punto que la BBC Mundo dedicó un reportaje especial enfocado en la "brutal" desinformación sobre la nueva Constitución y algunas de las confusiones más difundidas.
La nota advierte que “las distintas interpretaciones, y las opiniones y posturas a favor o en contra de su contenido conviven con las "noticias falsas" y otras formas de "contaminación informativa", como denomina el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo al fenómeno global que incluye propagación de información errónea, contenido falso creado en forma deliberada para causar daño (desinformación) e información maliciosa (basada en hechos reales, pero manipulados)”.
Algunos de los mitos que circulan -cita el reportaje- son que se permitirá "el aborto hasta los nueve meses de embarazo", que el derecho a la propiedad está en riesgo, que se está inscribiendo a inmigrantes para votar, que la salud privada va a desaparecer o que habrá multas para mayores de 60 años que no voten en el Plebiscito.
La situación es tal que uno de los entrevistados, Sebastián Valenzuela, investigador de la Pontificia Universidad Católica, sostiene que “el volumen de exposición a desinformación en Chile es mucho más alto que el de Estados Unidos”.
La reflexión del investigador nace a partir de los estudios que realizaron usando la misma metodología empleada en Norteamérica para analizar la elección de Donald Trump. Y su conclusión es que “en Chile la desinformación se cuela por todas partes”.
De todos modos, acota que "a diferencia de lo que ocurrió con el estallido o con el COVID-19, la desinformación sobre el texto constitucional ha sido una producción a nivel de élites, de personas con posiciones de poder económico, político, intelectual”.
Pero el alcance de dicha desinformación es limitado, sostiene. “En el caso de Chile, la cifra de gente que cree en la desinformación es bastante baja. Las personas son muy escépticas y eso compensa un poco el riesgo (…) aunque hay mucha desinformación dando vuelta, hay también mucha desconfianza sobre ella”.