Bombas de carbono: Los proyectos de petróleo y gas que nos condenan al colapso climático
Las empresas de combustibles fósiles más grandes del mundo están planeando en silencio el desarrollo de decenas de nuevos proyectos de extracción de petróleo y gas que impulsarían el calentamiento global más allá de los límites de temperatura acordados internacionalmente como seguros para la vida en el planeta.
De acuerdo a una investigación exclusiva de The Guardian, los planes de expansión a corto plazo de las grandes compañías de combustibles fósiles implican el inicio de proyectos que producirán gases de efecto invernadero equivalentes a una década de emisiones de CO2 de China, el mayor contaminador del mundo.
Estos planes incluyen 195 “bombas de carbono”, gigantescos proyectos de producción de petróleo y gas que darían como resultado al menos mil millones de toneladas de emisiones de CO2 durante su vida útil, el equivalente a aproximadamente 18 años de las actuales emisiones globales de CO2. Alrededor del 60% de estos proyectos ya han comenzado a ejecutarse.
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Se estima que la docena de compañías petroleras más grandes del planeta planean gastar $103 millones de dólares por día durante el resto de la década explotando nuevos yacimientos de petróleo y gas.
Si bien Medio Oriente y Rusia a menudo atraen la mayor atención en relación con la futura producción de combustibles fósiles, Estados Unidos, Canadá y Australia se encuentran entre los países con los mayores planes de expansión y el mayor número de proyectos denominados como “bombas de carbono”. A su vez, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y Australia también otorgan algunos de los mayores subsidios del mundo a los combustibles fósiles per cápita.
Código Rojo
Los científicos del mundo están de acuerdo en que el planeta está en serios problemas. Una mejor comprensión de los devastadores impactos de la crisis climática ha llevado a que el límite acordado internacionalmente para el calentamiento global de temperatura sea de 1,5°C.
En mayo de 2021, un informe de la Agencia Internacional de la Energía concluyó que si el mundo quiere alcanzar la carbono neutralidad para 2050 no se debían financiar nuevos proyectos de producción de petróleo o gas o minas de carbón.
Por su parte, un análisis científico determinó que la proporción de reservas de combustibles fósiles que tendrían que permanecer bajo tierra para no sobrepasar el límite de 1,5°C debe suscribirse al 60% para el petróleo, y en 90% para el gas, mientras que la ONU advirtió que la producción ya planificada de combustibles fósiles “supera ampliamente” el límite necesario para alcanzar la meta de 1.5°C.
Al respecto, en abril de este año, y tras conocer los resultados del último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), António Guterres, Secretario General de la ONU, lanzó un ataque abierto contra las empresas y los gobiernos cuyas acciones climáticas no coincidían con sus palabras .
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“En pocas palabras, están mintiendo y los resultados serán catastróficos”, dijo Guterres. “Invertir en nueva infraestructura de combustibles fósiles es una locura moral y económica”.
“Los activistas climáticos a veces son representados como radicales peligrosos. Pero los radicales verdaderamente peligrosos son los países que están aumentando la producción de combustibles fósiles” añadió en dicha oportunidad Guterres.
Bombas de carbono
Si bien la comunidad científica ha sido clara respecto a las acciones a seguir si se quiere reducir los riesgos asociados al cambio climático, como son las olas de calor extremas, sequías e inundaciones, la guerra de Rusia en Ucrania ha elevado aún más los precios del petróleo y el gas, incentivando aún más el apetito por inversiones en exploraciones e infraestructura que durarían décadas.
Los planes de expansión a corto plazo de las empresas de petróleo y gas, como ExxonMobil y Gazprom, son colosales. La investigación de The Guardian ha encontró que, en los próximos siete años, es probable que comiencen a producir petróleo y gas a partir de proyectos que finalmente generarán 192 mil millones de barriles, el equivalente a una década de las emisiones actuales de China.
De acuerdo a lo informado por el medio británico, un tercio de los planes de expansión a corto plazo de petróleo y gas provendrían de fuentes “no convencionales” y más riesgosas. Estos incluyen el fracking y la perforación ultra profunda en alta mar, que son intrínsecamente más peligrosos: a medida que las compañías de petróleo y gas perforan más profundamente, aumenta la cantidad de derrames, fugas y explosiones.
Se estima que los 192 mil millones de barriles se dividen aproximadamente 50:50 entre líquidos (incluido el petróleo crudo) y el gas. Quemarlos produciría 73.000 millones de toneladas de CO2. Además, se debe considerar el metano que se escapa de forma rutinaria de las operaciones asociadas a la extracción de gas. Si se incluye el impacto de este potente gas de efecto invernadero, con una tasa de fuga estándar en la cadena de suministro del 2,3 %, se deben agregar otros 97.000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
De acuerdo a lo informado por The Guardian, las compañías petroleras que lideran la lista de expansión de hidrocarburos a corto plazo son Qatar Energy, Gazprom de Rusia y Saudi Aramco entre los tres primeros. Por su parte las grandes petroleras ExxonMobil, Total, Chevron, Shell y BP se encuentran entre las 10 principales de la lista.
“La mayoría de las compañías de petróleo y gas continúan con sus negocios como de costumbre”, dijo al medio británico Nils Bartsch de Urgewald. “A algunos simplemente no les importa. Algunos no ven su responsabilidad porque los gobiernos de todo el mundo los dejan proceder, aunque, por supuesto, estos gobiernos a menudo están influenciados por la industria”.
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