En la calle, afuera de la CC: Así vivieron las feministas histórica aprobación del aborto
'-La mar estaba serena, serena estaba la mar… llegaron las aborteras y todo empieza a temblar.
Los cánticos se escuchan unos metros antes de llegar al “Plantón Feminista”, el nombre que tomó la manifestación organizada este martes en las afueras del exCongreso Nacional, frente a los Tribunales de Justicia de Santiago, donde en unas horas sucederá la votación en particular en la Convención Constitucional (CC) de la iniciativa Será Ley, que busca consagrar los Derechos Sexuales y Reproductivos de todas las mujeres y disidencias del territorio chileno.
Afuera, ya desde temprano, varios grupos se manifiestan con megáfono en mano para que el deseo se oiga bien fuerte. “Queremos que nos sientan y sepan que les votamos para esto”, se planta Javiera, integrante de la Brigada Laura Borig, de la Coordinadora Feminista 8M, mientras agita a las cabras que recién llegan para que manden whatsapps a sus amigas y también las inviten a manifestarse.
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“Esta es una necesidad imperiosa de toda la comunidad feminista chilena, porque las mujeres somos siempre las más precarizadas y tenemos que educar a nuestras jóvenes para que puedan salir del closet respetando todos sus derechos”, dice con convicción Alejandra, que es Educadora de Párvulos y tiene 50 años.
Dafne es Asesora Judicial, también llegó temprano al encuentro y porta una pañoleta de Abofem en su cuello: “La mujer pierde gran parte de su capacidad laboral y profesional por estar al cuidado de las familias, por eso nosotras siempre decimos que la pobreza tiene cara de mujer. Pero el cuerpo es nuestro, y la decisión también”.
Paulina, 26, está sentada en la vereda junto a un manto grande con distintas pañoletas ordenadas prolijamente para la venta. Su panza evidencia un embarazo avanzado. “Estoy a favor del aborto y creo que la ley es importante, pero también me parece que como feministas tenemos que pensar en ser cada vez menos clasistas, porque yo vengo de un barrio más necesitado, y allá las realidades son muy distintas a las de acá. Por eso las mismas pobladoras tenemos que empoderarnos más, además de buscar una mejor comunicación entre todas las feministas más allá de la clase social a la que pertenezcamos”.
A eso de las cinco de la tarde, al fondo de la fila de edificios que se extienden sobre la calle adoquinada Compañía de Jesús, en donde se lleva a cabo el encuentro, se ve una pequeña parte de la Cordillera de los Andes iluminada por los rayos del sol de la tarde. En la manifestación, más mujeres van llegando y se juntan con las que ya están. Mientras algunas filman, otras hacen una ronda para cantar distintas canciones conocidas que son adaptadas a las consignas feministas, como el tema de Gilda “No me arrepiento de este amor”, que rápidamente se transforma improvisadamente en “No me arrepiento de abortar”.
Millaray se suma al canto entre risas con sus compañeras. Tiene 28 años y trabaja acompañando abortos en la Fundación Acompañarnos: “Lo hago hace tres años y cada vez me doy más cuenta de que esto es algo super necesario para todas las personas gestantes: necesitamos que nos cuiden no solo de la mirada biomédica, sino tambien de la mirada psicoafectiva, porque la mujer al transitar el post aborto tiene un desajuste hormonal de seis meses, pero todas esas cosas no se tienen en cuenta, porque al otro día ya nos mandan a trabajar”.
Alondra Carrillo, miembro de la Convención Constitucional, llega con ganas de volver a sentir el calor feminista de cerca, y pronto ya es una más: “Que estos derechos queden en la Constitución será una demostración de la potencia histórica que tenemos, de la posibilidad de avanzar a pasos agigantados en nuestro reconocimiento como sujetos pleno de derecho, y también un legado para las futuras mujeres y niñeces de todo el mundo”.
Un rato más tarde, la calle ya está cortada por la cantidad de gente y los ciclistas que pasan tienen que esquivar a los cada vez más cuerpos de todas las edades que se van acercando a las afueras del exCongreso.
Adelante de una gran bandera verde que está colgada entre las vallas del edificio que reza “Aborto legal, seguro y gratuito”, tres cabras veintiañeras se juntan para sacarse una foto con los puños en alto. Al costado de ellas, otras chiquillas trazan una línea de cal sobre el piso y anuncian que pronto empezará el partido de fútbol. Mientras hacen pases con la pelota, cuelgan también de las vallas otra bandera: “Acabaremos con el patriarcado, en la cancha, en las calles, y en todos lados”. Pancha pisa la pelota y señalando sus pies le dice a una de sus amigas: “¿Viste? Me puse zapatillas verdes para la ocasión”.
Pamela camina por la cuadra mostrando orgullosa un cartel con letras de colores: “Aborté y lo puedo contar”: “Esta es una deuda que tiene el Estado y la sociedad con todas nosotras, con todas las que tuvimos que abortar en la clandestinidad. Tenemos que estar acompañadas y nunca más solas”, expresa, y varias chiquillas se acercan para repartir aplausos y abrazos.
Cuatro jóvenes que vinieron juntas miran el celular de una de ellas y leen en voz alta el proyecto de ley que en breve se votará en la Convención. Cerca de ellas se oye el grito de un gol y por el megáfono anuncian que las clases programadas de pastillas y de autodefensa están por empezar.
Herminda es trabajadora sexual, milita en la agrupación Retrasex y vino sola a la manifestación pero pronto se encuentra con conocidas. Dice: “Las trabajadoras sexuales también tenemos derecho a esta ley, porque nosotras abortamos y muchas han muerto por tener que hacerlo clandestinamente, por eso tenemos que estar todas las mujeres luchando para que esto sea de una vez una política de Estado”.
Nosotras parimos, nosotras decidimos
Mientras muchas hacen vigilia sentadas en el piso y varias cámaras de televisión registran el encuentro, un joven pasa caminando con dos niños de la mano y les explica: “Técnicamente todavía no es un bebé, porque tiene pocas semanas de gestación”.
En los instantes previos a la votación, los nervios acumulados se descargan con un hombre que, a modo de clara provocación, se sienta entre las manifestantes y se niega a irse. Para no entrar en el juego y dejar que se arruine un día histórico, vuelven los cánticos a viva voz: “Los machitos pa’ la casa” Y también: “Si el papa fuera mujer, el aborto seria ley, aborto libre y seguro para que decida cada quien”.
Finalmente, la votación se lleva a cabo dentro del exCongreso: el proyecto gana con 108 votos a favor, 35 en contra y 5 abstenciones. En la calle estallan los gritos, los llantos y los abrazos. La emoción desborda y distintas mujeres y disidencias van tomando el micrófono para celebrar y también para agradecer. El sueño de ser el primer país del mundo con una constitución que acompañe los proyectos de vida de todas las mujeres y las disidencias chilenas ahora está más cerca de ser alcanzado.
Entre todas las feministas que se expresan, la presencia de una mujer mapuche emociona y sorprende por demás a todas. Es la machi Francisca Linconao, quien toma el micrófono y dice:
- Estamos muy contentos porque han pasado muchos casos de niñas y niños que fueron violados, y eso no puede volver a pasar aquí en Chile, porque no puede ser que estudiantes de 12 o 14 años tengan que pasar por eso, porque pierden la dignidad, pierden el estudio, y eso es lo que no queremos que se vuelva a repetir nunca más, por eso hoy estamos votando a favor del derecho al aborto. Y también como machi les pido a todos los constituyentes chilenos o mapuche que estamos presentes hoy aquí, que recuperemos la tierra y el agua, que haya igualdad de condiciones para toda la gente y no solo para los que tienen plata. Vivienda, educación gratuita, salud y dignidad para todos por igual, eso es lo que queremos y por lo que vamos a seguir luchando hasta lograrlo.