Eduardo Cretton y crisis de la derecha: “Nos quedamos dormidos en los laureles"
Leo en el metro, en las noches y los fines de semana. Soy bueno para leer pero muy disperso. Leo entre siete y ocho libros la vez, por capítulos, entre ellos muchos libros constitucionales. Ahora estoy leyendo mucho sobre la posmodernidad, entre ellos a Boaventura de Sousa Santos, quien habla de la política de las identidades, un tema muy recurrente en la Convención. Además, estoy leyendo mucho sobre los temas indígenas; tratando de comprender la lógica de dónde viene. En ese sentido he leído los trabajos de Elisa Loncon y Salvador Millaleo y pluralismo jurídico.
Nueva Constitución y violencia política
A la ciudadanía le recomendaría leer la biografía de Václav Havel titulada Una vida realizada por Michael Zantovsky. Havel fue el primer presidente de la República Checa y es un ferviente luchador en contra de los regímenes totalitarios. Él tiene muchos conceptos que hoy día le faltan a la derecha y esos tienen que ver con el sentido moral de la política, como es tratar de hacer lo que uno hace en la vida pública y privada, teniendo un sentido de trascendencia que se ha ido perdiendo. En mi grupo somos todos fanáticos de Havel. La derecha está falta de referentes o siempre recurrimos a los mismos de antaño. En la obra de Havel hay hartas cosas para rescatar, sobre todo para nosotros que somos minoría esas lecciones nos van a servir de mucho.
Las constituciones no son una varita mágica. La Convención Constitucional se ha alejado mucho de las demandas de la ciudadanía como mejor salud, educación, mejores pensiones, ahora entró en una fase refundacional y esa no es una buena señal. Hoy tenemos un problema muy grande con los grupos que avalan la violencia como método de acción política. La principal función de la Constitución es la paz social y sé que esta Constitución va a avanzar mucho en cuestiones indígenas para responder a las demandas que están atrasadas. Chile se encuentra atrasado en 30 años con los indígenas. Creo que la nueva Constitución puede solucionar ciertos problemas pero este proceso también puede agudizar la violencia como método de acción política.
“El 18 de octubre del 2019 no es un invento de Cuba ni de Venezuela”
La Constitución del 80 tiene un pecado de origen porque es antidemocrática y fue hecha entre cuatro paredes, pero sí recoge nuestra tradición constitucional y tiene cosas muy positivas como son los recursos de protección, que es una innovación bastante revolucionaria para la época, o la segunda vuelta en una elección presidencial. Los países avanzan en la media que nosotros reconocemos aquellas cosas que se han hecho bien.
El problema de la derecha es que nos faltó reformismo, nos faltó llegar a tiempo con las reformas, nos quedamos dormidos en los laureles y sobre todo porque pensamos mucho tiempo que el modelo se explicaba por sí mismo.
Cuando la derecha dejó de fijar los límites morales del mercado y de la actividad económica y se fue quedando callada, se fue produciendo ese malestar que finalmente terminó generando el 18 de octubre. Lo que pasó el 18 de octubre del 2019 no es un invento de Cuba ni de Venezuela. Había un malestar en la sociedad y fuimos poco reformistas. En la medida que uno se abre a reformas a tiempo, uno va mejorando los productos en la sociedad. Lo malo es que cuando no se hacen reformas y se deja que todo avance y se acumule, se destapan estas ollas a presión como fue lo del 18 de octubre.
[caption id="attachment_721002" align="alignnone" width="650"] @periodistafurioso[/caption]
Constitución refundacional
La derecha está acá para tener una buena Constitución. El tema es cuando vemos proyectos refundacionales o que son ideas que van a terminar perjudicando a Chile, obviamente vamos a levantar la voz. Tenemos la responsabilidad decir que esto no va por acá. La derecha debe marcar posición y desde esa posición hacer los mejores acuerdos para el país.
En la derecha no hay ánimos de que esto fracase, pero sí hay muchas voces disidentes que se han pronunciado en contra de los temas refundacionales. La Constitución no es el organismo más representativo de Chile, como se ha querido implantar acá en la Convención.
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La elección presidencial que ganó con un triunfo rotundo de Gabriel Boric lo demuestra, pero hay que fijarse que fue un 56% contra un 44%. La Convención tiene que entender todas las señales y también que existe un 44% de los chilenos que está mirando con preocupación este proceso. Si no moderamos esto, corremos el riesgo que se lleve agua al molino del rechazo o que terminemos en un callejón sin salida. O aprobamos un proyecto refundacional y que no va a ser el mejor o volver atrás, a la Constitución del 80, que ya fue derrotada en el plebiscito de entrada; entonces hay que buscar fórmulas de sortear ese callejón sin salida.
La izquierda no nos silencia aquí, pero siento que hay un gran ánimo de querer excluirnos de los acuerdos y de muchas otras cosas. Hay revanchismo más que ánimos de silenciar: "ahora nos toca a nosotros y vamos a excluir a estos tipos de la Constitución". Yo creo que sería un fracaso no tener la Constitución lista el 4 de julio.
El abandono de la Araucanía
El tema de La Araucanía no es de izquierdas ni de derechas. En temas de violencias no hay colores políticos. Aquí les toca a todos por parejo, desde mapuches a no mapuches, ya que todos son víctimas de la misma forma de la violencia. Lo que yo espero es que Gabriel Boric entienda la situación crítica en la que está La Araucanía. Yo me pongo a disposición de Gabriel Boric para que vaya a escuchar a las víctimas en terreno.
Acá no hay delitos comunes. Son terroristas y lo son porque en el fondo lo que quieren es arrancar decisiones de la autoridad y ciertos puntos políticos a través de la violencia. No son portonazos sino que intenciones políticas y eso es lo peligroso. Estos grupos no se van a quedar conformes con nada, incluso para ellos los escaños reservados ya son gente que se vendió al sistema. Con todas las diferencias que yo pueda tener con los escaños reservados, lo he dicho públicamente, al menos ellos fueron elegidos democráticamente. A Héctor Llaitul no lo ha elegido nadie y está lejos de representar al pueblo mapuche. La sensación del pueblo de La Araucanía es de total abandono; el Gobierno de Sebastián Piñera fue nefasto en materias de seguridad y solo al final se vieron un par de medidas.