“El niño que quería atrapar el viento”: Un cuento para hablar sobre la vida y la muerte
El niño que quería atrapar el viento es un cuento sobre lo imposible. Una empresa absurda que solo podría imaginar un niño, quien con su ingenio recurre a soluciones fantásticas para este problema. Así transcurren sus días hasta que sorpresivamente ocurre la ruptura de su cotidianidad: la pérdida de un ser querido.
El tono lúdico cambia y el proceso de búsqueda pasa a ser interior. Hasta encontrar sentido a la experiencia vivida. Si bien se presenta como un libro para hablar sobre la muerte con niños/as, en el fondo su tema es la impermanencia como condición existencial.
Para trabajar el duelo
El niño que quería atrapar el viento fue publicado en 2013 por editorial Ocho Libros. Desde esa fecha fue seleccionado para las bibliotecas CRA en 2014 y además en 2020 el Consejo Nacional de TV (CNTV) lo adaptó como animación para uno de los capítulos de su serie ¿Me cuentas otro cuento?. Además, ha sido usado para hablar con niños/as sobre la muerte y trabajar el duelo en colegios y consultas de psicólogos y psiquiatras, con muy buenos resultados.
Siguiendo su camino el cuento encontró una nueva casa editorial en Penguin Random House a través de su sello Alfaguara. En tiempos de pandemia donde la muerte ha sido un tema que bombardea las noticias, esta nueva edición llega a cumplir nuevamente su función más importante, facilitar el diálogo sobre la muerte y los procesos de duelo.
Su autor, el psicólogo clínico Walter Kühne, quien concibió este cuento en un retiro de meditación Vipassana, señala “para mí este cuento está inspirado por el estado de conciencia al que accedes con la meditación y me pareció imperativo convertirlo en un cuento ilustrado para poder compartir su visión y enseñanza”.
Buscando quien lo ilustrase, conoció a la artista penquista Carola Vergara, cuyas ilustraciones dulces y tiernas son un complemento perfecto para esta historia. Para la edición de Alfaguara, Carola hizo nuevamente todas las ilustraciones. Cambió su paleta de colores y utiliza un estilo más moderno conservando lo naive.
El especialista en literatura infantil Manuel Peña señaló sobre este libro: “El cuento se mueve en tres planos: real, imaginario y onírico. Oscila entre el mundo fantasioso del niño y el real encarnado por su padre. La historia se mueve entre lo simbólico y lo científico consiguiendo que ambos mundos converjan hacia el final. El niño quiere comprender lo intangible como el viento, la tristeza, el tiempo o la muerte. Las explicaciones del padre lo ayudan a entender lo incomprensible y a aceptar el misterio de lo que nos rodea. El cuento no tapa lo imaginario sino que lo integra al mundo real. Esta alianza entre lo poético y lo realista constituye su esencia.
A través de experiencias de vida y de observación del mundo que lo rodea, el niño adquiere madurez en la estrecha relación con su padre. Muy hermoso cuento de aprendizaje espiritual lleno de fuerza y contenido. Valora la relación afectiva de un hijo con su padre y la aceptación de la muerte.”
Una lectura para este verano.