Óscar Barrientos, escritor: “Boric siempre se quedaba pegado en mi biblioteca”
Conozco al escritor Óscar Barrientos Bradasic desde hace unos cuántos años, pero debo confesar que de su profusa obra solo he leído el conjunto de cuentos El diccionario de las veletas y otros relatos portuarios, publicado por Editorial Cuarto Propio el 2002, la novela Carabela portuguesa, publicada por La Calabaza del Diablo el 2013, y ahora Paganas patagonias (cuentos, LOM, 2018). Cuando le pido esta entrevista, sabe, intuye que vamos a hablar de Boric.
Porque, claro, el presidente electo representa en algún sentido una esperanza para el mundo del libro, por su grado de conocimiento y cercanía con la escena literaria actual. Y en parte es gracias a él, a Óscar Barrientos, que como ya se sabe fue su profesor. “Boric siempre se quedaba pegado en mi biblioteca y se llevaba algún libro. Aunque se demorara, siempre lo devolvía. Me consta que es un gran lector y que alberga una inmensa sensibilidad por la literatura como ejercicio de libertad creativa. Siempre nos recomendamos libros, los comentamos y compartimos, en aquello que Anguita denomina la religión de la amistad”, comenta.
Deuda ancestral con artistas y escritores
Entre broma y broma, algunos de quienes lo conocen han insinuado en circuitos íntimos que Barrientos bien podría ser un candidato a ministro de las Culturas. El autor, creador de una saga centrada en el poeta Aníbal Saratoga –un personaje delirante y enternecedor, un antihéroe– se descarta de plano como candidato a ministro. Pero aclara: “no creo que poetas y escritores sean necesariamente malos políticos o administradores. La historia de nuestro país no dice eso. Pienso en Vicuña Mackenna, José Victorino Lastarria, Salvador Reyes, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Humberto Díaz Casanueva. Sostengo que a este gobierno debemos defenderlo en todos los frentes y también tener una mirada crítica, que es otra forma de defenderlo. Ahora sobre el campo que nos ocupa, el país tiene una deuda ya no histórica sino ancestral con sus artistas y escritores, relegados casi siempre a lo ornamental y hoy obliterados por algo que yo llamaría "presentismo". El famoso mainstream que nos llevó a concebir las políticas culturales como fórmulas productoras de eventos.”
-¿Qué grado de importancia dirías tiene el libro en la cultura magallánica?
Magallanes tiene una presencia cardinal en la literatura chilena. A Francisco Coloane lo compartimos con Chiloé. Pero me vienen a la memoria nombres importantes como Rolando Cárdenas, Ramón Díaz Eterovic, Juan Mihovilovich, Christian Formoso, Astrid Fugellie, Pavel Oyarzún y de generaciones más jóvenes, Miguel Bórquez, Mariana Camelio, Rocío Escobar, por nombrar algunos. Hemos finalmente construido un espacio en el país.
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-Tu obra te ha situado como un autor de nicho: autor de provincia, autor de género fantástico. ¿Qué implica para ti cada una de esas posibles categorías taxonómicas, te identifican o te constriñen?
A veces las ciudades emergen como Atlántidas que durmieron largo tiempo en las profundidades oceánicas. Así me ocurrió con Puerto Peregrino, que era una especie de Punta Arenas en un estado más refractario, siempre sumida en la excentricidad de sus bares, en lo infrecuente de sus personajes y además sazonado por los recursos que le debo a las sagas de aventuras y a la novela marinera. Ese es el lugar en que habitan personajes como el poeta Aníbal Saratoga. En torno a ellos, generé tres libros de cuentos y cuatro novelas. Siento que quienes han seguido las andanzas de Saratoga, sus accidentes sentimentales, sus viajes por repúblicas balleneras y su nostalgia de una ciudad portuaria han desarrollado un inmenso cariño por el personaje. Cariño que siempre agradezco.
Nazismo criollo avinagrado
-Tú te definiste en alguna crónica como un yugolote, mezcla de yugoeslavo y chilote, ¿cómo ves la situación de los migrantes hoy en Chile?
La zona de donde yo provengo fue construida en base a la inmigración, principalmente desde la isla de Chiloé y Croacia. Pero también suizos, alemanes, rusos, italianos, españoles y la tierra nuestra cobijó a esas sucesivas oleadas inmigratorias que finalmente son parte del acontecer más cotidiano. Hoy la inmigración toma nuevos rostros, provenientes de nuevos espacios y debido a circunstancias diferentes. En mi región ya podemos hablar de caribeños magallánicos, lo que ofrece una posibilidad muy interesante de comprender el territorio y también de ejercer la empatía y la generosidad.
Veo con pavor el resurgimiento de la xenofobia en Chile, de discursos odiosos y altaneros que enarbolan una supuesta pureza de la nacionalidad o en su efecto, una defensa a algo cercano a un nazismo criollo bastante avinagrado. No es menos cierto que en nuestro país y en el mundo el tema de la inmigración requiere reflexión y soluciones complejas. Creo que Gabriel Boric puede encabezar fórmulas imaginativas, inclusivas y que se acerquen a pueblos que no solo aportan a la comprensión de una chilenidad amplia y plurinacional, sino que también nos recuerdan que somos ante todo latinoamericanos.
"La Enade debe saber que el gran patrimonio de Chile son sus poetas y artistas"
¿Trabajarás para el gobierno si te llaman?
Veo con esperanza el gobierno de Gabriel Boric y más allá de la amistad, puedo aportar desde cualquier espacio que sea dentro de mi experticia y que contribuya a las transformaciones sociales que anhelamos hace tanto. Es ante todo una responsabilidad ante la ciudadanía. Pero en vista que me preguntas por asuntos ministeriales, veo con mucha alegría que parte de la clase política y la ciudadanía está reflotando la hermosa idea del Ministerio del Mar. Tú sabes que hasta escribí una novela titulada Carabela portuguesa basada en aquel concepto que viene de los setenta.
Imaginemos que desde esa instancia se pueda elaborar una ley de pesca justa; confeccionar en coordinación con el Ministerio de Educación carreras técnicas para la tripulación de naves mayores y menores o en su efecto, institutos que impartan carreras ligadas al mar en todas las provincias del país; construcción de muelles de altura a través de la costa chilena; la creación de fondos públicos que protejan el medioambiente, incluyendo la limpieza de los mares. Un proyecto que contase con la complicidad de artistas y científicos. Sería hermoso además, que el propio Estado tuviese barcos y posicionar la zona austral como la puerta de entrada a la Antártica. Neruda dijo que el mar de Chile era una universidad. Me gustaría que este gobierno liderara ese proyecto. Sueño con un Ministerio del Mar.
-¿Cómo interpretas la reciente intervención de Boric inaugurando la Enade, citando e Lihn?
Es momento de leer a un poeta de extraordinaria lucidez como Enrique Lihn. La Enade debe saber que el gran patrimonio de Chile son sus poetas y artistas.