Descubren embrión de dinosaurio muy bien conservado de a lo menos 66 mil millones de años

Descubren embrión de dinosaurio muy bien conservado de a lo menos 66 mil millones de años

Por: Carolina Ceballos | 22.12.2021
Al bautizado Bebé Yingliang lo identificaron como un ovirraptorosaurio basándose en su cráneo profundo y sin dientes. Estos son un grupo de dinosaurios terópodos emplumados, estrechamente relacionados con las aves actuales, conocidos en el Cretácico de Asia y América del Norte.

Un equipo de investigadores logró describir un embrión de entre 72 y 66 millones de años "exquisitamente conservado" dentro de un huevo de dinosaurio fosilizado, el cual arroja nueva luz sobre la relación entre el comportamiento de las aves modernas y estos animales extintos.

El embrión, apodado "Bebé Yingliang", se descubrió en Ganzhou, en el sur de China, y pertenece a un dinosaurio terópodo desdentado u ovirraptorosaurio; el fósil sugiere que estos dinosaurios desarrollaban posturas similares a las de las aves cerca de la eclosión.

Los científicos descubrieron que la postura de "Bebé Yingliang", uno de los embriones de dinosaurio más completos jamás encontrados, es única. Su cabeza está debajo del cuerpo, con los pies a ambos lados y la espalda enroscada a lo largo del extremo romo del huevo.

Esta postura, hasta ahora desconocida en los dinosaurios, es similar a la de los embriones de aves modernas, señala un comunicado de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).

En las aves estas posturas están relacionadas con un comportamiento controlado por el sistema nervioso central y fundamental para el éxito de la eclosión.

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Comportamiento pudo originarse entre terópodos no avianos

Tras estudiar el huevo y el embrión, los investigadores creen que este comportamiento previo a la eclosión, que hasta ahora se consideraba exclusivo de las aves, puede haberse originado entre los terópodos no avianos.

Dirigido por expertos de la Universidad de Birmingham y de la Universidad China de Geociencias (Pekín), el equipo, también conformado por científicos de Canadá, publica los detalles en la revista iScience.

El embrión que está articulado sin grandes alteraciones por la fosilización, con una longitud estimada de 27 centímetros desde la cabeza a la cola, está dentro de un huevo de 17 centímetros.

Según relata la revista, el ejemplar lo adquirió en el año 2000 Liang Liu, director de una empresa llamada Yingliang Group, que sospechaba que podía contener fósiles de huevos.

Pero acabó almacenado, en gran parte olvidado hasta unos 10 años después, cuando, durante la construcción del Museo de Historia Natural de Piedra de Yingliang, el personal clasificó las cajas y desenterró los fósiles; ahora es donde se encuentra.

"Estamos muy entusiasmados con el descubrimiento del 'Bebé Yingliang', ya que se ha conservado en un gran estado. Nos ayuda a responder a muchas preguntas sobre el crecimiento y la reproducción de los dinosaurios", subraya Fion Waisum Ma.

Bebé Yingliang es un ovirraptorosaurio por su cráneo profundo y sin dientes

"Es interesante ver que este embrión de dinosaurio y un embrión de pollo posan de forma similar dentro del huevo, lo que posiblemente indica comportamientos similares antes de la eclosión".

Al "Bebé Yingliang" lo identificaron como un ovirraptorosaurio basándose en su cráneo profundo y sin dientes. Estos son un grupo de dinosaurios terópodos emplumados, estrechamente relacionados con las aves actuales, conocidos en el Cretácico de Asia y América del Norte.

Las aves desarrollan una serie de posturas de repliegue, en las que doblan el cuerpo y meten la cabeza bajo el ala poco antes de eclosionar. En tanto, los embriones que no alcanzan esas posturas tienen más posibilidades de morir.

Al comparar al "Bebé Yingliang" con los embriones de otros terópodos, dinosaurios saurópodos de cuello largo y aves, el equipo propuso que el comportamiento de repliegue, considerado exclusivo de las aves, evolucionó por primera vez en los dinosaurios terópodos hace muchas decenas o cientos de millones de años.

Los descubrimientos adicionales de fósiles de embriones serían muy valiosos para seguir probando esta hipótesis, resumen los investigadores.