¿Pro KASTinar?
Don Andrés Bello, el padre intelectual de América del Sur (al menos según la Enciclopedia Británica) y primer rector de la Universidad de Chile, según difundidas fake news masónicas, para muchos es un “amarillo”. Es decir, como el Boric de la más reciente encarnación: un tibio, un socialdemócrata. Don Andrés hizo una propuesta revolucionaria para una nueva ortografía para el castellano. Para comenzar, lo diré en clave francesa, la tercera letra del alfabeto que conocemos, la “C”, era llevada a la guillotina y decapitada. Según don Andrés, importaba más facilitar la “difusión de las luces”, es decir, que la gente aprendiera a leer y escribir con menor dificultad, que cuidar preciosismos basados en si las voces castellanas descendían del griego o del latín.
Aprender a leer y escribir en el castellano requería, según Bello, un esfuerzo inútil. Por ejemplo, aprender que en “casa”, la “c” suena fuerte, como la “k”, pero que en “César” la “c” suena suave, como la “s”. ¿Cuál era la solución revolucionaria? Decapitar la “c” y conservar sólo la “k” y la “s”. De suerte que nuestra lengua, escrita según la revolucionaria propuesta de don Andrés, sería el KASTellano. Este sí que es un “lenguaje inclusivo”. La escritura flaite apoya a don Andrés.
En pocas horas se pondrá en marcha un proceso, a la vez complejo y simple, que determinará quién será, a partir de los idus de marzo, el próximo jefe del Estado en Chile. En un gesto de simpatía a la mejor lectura de la cruzada a favor del lenguaje inclusivo destacaré que, si bien hablamos de “jefe”, como sabemos muchos machos alfa subyugados en la vida familiar, detrás de las apariencias, la realidad que existe es La Jefatura.
¿Cuál debiera ser la prioridad práctica política en este momento para ambos comandos? ¿Qué problema debiera tener resuelto un comando de campaña digno del título de “profesional”? Mi respuesta es simple. ¿Qué dirá su candidato si es derrotado hoy domingo? Porque, me atrevo a vaticinar, si Kast es elegido en esta vuelta, Boric lo será dentro de cuatro años. Y si Boric es elegido mañana, Kast lo será dentro de cuatro años. Por cierto, siempre y cuando, una realidad que damos por inamovible, sobreviva: la democracia.
Luego de los días tremendos que comenzaron el 18 de octubre de 2019, muchos se entusiasmaron con la expectativa de derrocar al gobierno. Sacar a S. E. de La Moneda. Llevarlo al cadalso en la Plaza de la Revolución / de la Dignidad / de Baquedano / de Italia / de Cristóbal Colón, y decapitarlo. El Partido Comunista de Chile exigió que S. E. renunciara. Si hubiera triunfado esa opción, la democracia chilena habría muerto. Se eligió un ciudadano para gobernar por cuatro años. Si las vicisitudes políticas, la torpeza de su conducción y los brutales excesos de sus subordinados hubieran culminado en el desplome del gobierno, la democracia habría muerto.
Porque tuvo el olfato, que sólo posee un animal político por antonomasia, de discernir que esa opción era contraria a los intereses permanentes de la República, el Cordero Magallánico (que quita a Jadue del mundo), Gabriel Boric Font, tiene opción de ser elegido sucesor de don Mateo de Toro Zambrano y Ureta, conde de la Conquista, el primer mestizo chileno elegido para ejercer la jefatura del Estado por aclamación de los vecinos de Santiago de Chile el 18 de septiembre de 1810.
Y porque olfateó temprano que una parte muy importante, tal vez mayoritaria, de la ciudadanía estaba aburrida del desorden; de doctrinas que sólo son conocidas y respaldadas por líderes estudiantiles universitarios “buena onda”; del creciente e irritante poder del narcotráfico; del libertinaje migratorio que ha desfigurado la convivencia chilena, en las comunas lejos de Ginebra, Vitacura, Las Condes y Barnechea; y de la guerra civil de baja intensidad en el Wallmapu, José Antonio Kast Rist, bien podría recibir en marzo la banda presidencial de manos de S. E. (la piocha de O’Higgins se perdió en 1973, y la réplica que mandó a fabricar Pinochet, se le cayó al suelo a Bachelet).
¿Qué debiera decir mañana el candidato derrotado en las urnas? Lo primero, por cierto, es reconocer el triunfo del contendor, felicitarlo, y desearle éxito en el desempeño de su responsabilidad bajo el pesado yugo que cae sobre él. En segundo lugar, me parece, habría que agradecer a todos quienes han hecho posible este ejercicio democrático, la ciudadanía, las juntas electorales (así denominadas en memoria de don Mateo) y los apoderados de ambos candidatos. En último lugar de la mención, pero no de menor importancia habría que destacar que la democracia es el bien más preciado que tenemos en Chile.
Tenemos un sistema democrático que entrega resultados confiables de manera expedita. Este es el marco menos malo con el que dirimir los asuntos que nos dividen: la votación. El candidato que sea derrotado en las urnas mañana, si dice las cosas correctas en su discurso, si respalda la democracia, verá su opción potenciada en la próxima elección presidencial.