La democracia, la doctora Cordero y el candidato
La doctora María Luisa Cordero, conocida en programas de farándula, y elegida diputada por el Distrito 10 (en lista de Renovación Nacional), ha causado controversia por su cuestionamiento a la democracia electoral. Considera que su voto no vale igual que el de la gente modesta y propone volver al voto censitario; o sea, a la discriminación de los votantes.
En el Chile del siglo XIX la discriminación electoral se ejercía según el nivel de ingresos y la doctora Cordero propone ahora que sea según nivel educacional. Dice, sin vergüenza, que su voto vale 10 veces más que el de su “asesora del hogar”, a la que llama Bertita. En el año 2013, la doctora Cordero, entrevistada en el programa “Comunidad RN”, y enojada por el éxito electoral de Michelle Bachelet, señalaba: “Ese es su universo de votantes (el de Bachelet). Unas viejas flojas, guatonas, que ven teleseries y que están esperando los bonos y que no aman este país. Si fueran más lúcidas y tuvieran dos neuronitas más, no pido mucho, sabrían por quién tienen que votar”. Escaso profesionalismo para una persona que estudió Psiquiatría.
Muy molesta, en esa misma entrevista, llegó a la conclusión que su voto valía mucho más que el de aquellas personas que tenían menor educación que ella. Curioso, porque siendo psiquiatra asocia falta de neuronas con escasa educación. Y, coloca como referente a su empleada, “la Bertita”. “El voto de una persona como yo, que tiene una profesión universitaria, que ha trabajado en hospitales públicos con los pobres, no vale lo mismo que Bertita, que es mi asesora del hogar”. “No pueden valer lo mismo. A mí me deberían dar 10 papeletas”. Eso dijo, textual.
Para alivio de la Convención Constitucional le fue mal a la doctora Cordero en su candidatura como constituyente. Mantuvo silencio por algún tiempo y recuperó el habla luego de su elección como diputada. Y reiteró su visión sobre el voto censitario. En el programa "Pecados Digitales" (de Mega) se le consultó si seguía pensando lo mismo que en 2013. Señaló, con firmeza, que sigue pensando exactamente lo mismo. Nuevamente se refirió a “la Bertita”: “Yo siento mucho que la Bertita no haya llegado a aprender las cosas que he aprendido yo, entonces uno sufre que personas que no tengan la suficiente formación sean capaces de elegir a los políticos que tenemos... los políticos le hacen más daño a la Bertita que a mí".
Coincidentemente, en el mismo Distrito 10, fue elegido diputado Johannes Kaiser, otro promotor del “voto censitario”, pero contra las mujeres, y en la lista del denominado Partido Republicano. En este caso, Kaiser cuestiona el derecho de las mujeres a votar porque, en su opinión, no saben votar, se equivocan.
¡Qué derecha tenemos en nuestro país! ¡Cuanto daño le hizo la dictadura de Pinochet! No sólo por colocarse junto a las injusticias y abusos económicos de ese régimen, sino también porque disminuyeron sus convicciones democráticas. De otra manera no se explica que seleccionen candidatos a diputados que intentan volver a un pasado tan lejano, que discriminaba ferozmente.
Uno de los derechos más fundamentales para el despliegue de la democracia, y también de los derechos humanos, es el sufragio. Este derecho y su permanente ampliación es reconocido además en la Declaración Universal de Derechos Humanos. En Chile, los pobres, sin patrimonio y con escasos ingresos, lograron la eliminación del voto censitario en 1888, aunque persistió la discriminación para quienes no sabían leer y escribir. Para las mujeres, como siempre, fue más difícil ya que, después de largas luchas, conquistaron el derecho a voto recién en 1949.
Los diputados Kaiser y la doctora Cordero quieren terminar con la universalidad del voto y, lamentablemente, las discriminaciones que promueven ambos no parecen remecer la conciencia de los partidos de derecha. Hay que decirlo con franqueza: la derecha chilena no es liberal: es conservadora y tiene dudas sobre los derechos democráticos de la ciudadanía. Las discriminaciones y abusos no sólo están presente en Kaiser y Cordero, sino se encuentra en los dichos y en el mismo programa del candidato José Antonio Kast.
El candidato presidencial de la derecha, cuya consigna es la libertad, se opone al derecho de las mujeres sobre sus cuerpos y odia la diversidad sexual. Es delirante opositor a la píldora del día después, a la despenalización del aborto en tres causales y a la Ley de Identidad de Género. Ahora, en su programa presidencial, coherente con su odio a las reivindicaciones feministas, contempla eliminar el Ministerio de le Mujer.
En el proceso electoral que vivimos ha quedado en evidencia que los partidarios de Kast intentan hacer retroceder los derechos conquistados por las mujeres y de la diversidad sexual. Su programa es además rotundo en cuestionar los derechos universales a la salud, educación y previsión social. Lo único que faltaría es que la doctora Cordero imponga nuevamente el voto censitario. En suma, la derecha está contra los derechos democráticos de la mayoría y Kast es su representante.