El camarín de Boric

El camarín de Boric

Por: Cristián Zúñiga | 27.11.2021
El partido aún está para cualquiera, pero para las izquierdas se presenta con un gol en contra. Los DT aún están en el camarín entregando indicaciones y preparando los cambios, y según proyectan los especialistas (y las nunca bien ponderadas encuestas) es probable que haya definición a penales. Lo más probable es que, de aquí en adelante, las finales de campeonato se jueguen de esta manera, es decir, con resultados estrechos y sin un equipo que gane fácilmente al otro. Se acabó el sueño del juego bonito, ese donde todas las expectativas se hacen realidad y la vida se configura de acuerdo a lo que un sector político quiere. Es más, puede que, con la conformación actual del Parlamento, en los próximos años haya partidos que terminen empatados, sin vencedores ni vencidos. 

El pasado domingo las nuevas izquierdas perdieron y ganó la nueva derecha liderada por José Antonio Kast. Es más; desde hace mucho tiempo que los candidatos de izquierda (de Concertación a ultra) no quedaban por debajo del 50% de los votos de primera vuelta. Este es un dato a considerar, pues a dos años de ocurrida la revuelta social de octubre, en esta primera vuelta ganaron algunas ideas tales como: cerrar las fronteras a los migrantes indocumentados (Parisi y Kast), no indultar a los presos de la revuelta (Kast y Sichel), continuar con la militarización de la Araucanía (Kast y Sichel) y mantener la capitalización individual en el sistema de pensiones (Kast, Parisi y Sichel). Por el otro lado, la principal carta de las izquierdas obtuvo casi los mismos votos sumados de la primaria de Apruebo Dignidad (71.406 votos más que los obtenidos entre él y Jadue); es decir, las propuestas de Boric mantuvieron a los convencidos y no prendieron entre los chilenos que van más allá del itinerario de las identidades y las refundaciones. Ahora comienza un nuevo partido, el de definición, y los rivales entrarán a la cancha conociendo las características del rival, por lo que será clave el movimiento de piezas que los DT realicen y no cabe duda que vencerá el con más capacidad de adaptarse a las circunstancias del encuentro.

Hasta ahora es Kast quien mantiene la ventaja pues, como buen derechista, es pragmático y no ha dudado un segundo en cambiar su sistema de juego por otro que le asegure la incorporación de nuevos jugadores como Chahuán, Desbordes, Evópoli y la UDI. Por el contrario, más allá de los voluntarios apoyos de personajes moderados como Lagos, Carmen Frei y el rector Peña, el candidato de Apruebo Dignidad no ha mostrado capacidad para mover el tablero programático, pues en su camarín hay un jugador viejo y mañoso (de esos que abundan en el aletargado futbol chileno) que no le está permitiendo adaptar compromisos, ideas y jugadores. Se trata del Partido Comunista, único jugador que en la semana se ha dedicado a emitir declaraciones que han tensionado al plantel de las izquierdas y, lo que es peor, ha dado ventajas al rival: “los votantes de Parisi son tremendamente individualistas y con poca conciencia de clase”, aparecía declarando Daniel Jadue, mientras que el emblemático Guillermo Teillier advertía que “no hay tiempo para discutir un nuevo programa (…), hay un programa de Apruebo Dignidad y ese es el programa”.

Sabido es que en el Chile contemporáneo las segundas vueltas son partidos que se disputan en la mitad de la cancha, donde abunda la moderación y lo que la coyuntura pautea, y sabido es que quien saca más votos en primera vuelta entra con un gol de ventaja a jugar el segundo tiempo. Por lo mismo es que Boric debe cambiar radicalmente su sistema de juego y también jugadores, pues con lo mostrado hasta ahora le alcanza sólo para mantener el resultado de primera vuelta (perder por poco). En el fútbol moderno, para dar vuelta un partido en contra no basta con los ponchazos, ni con los reclamos al arbitraje y tampoco con las hinchadas bulliciosas. Para dar vuelta un resultado adverso se tiene que corregir la táctica y esperar que los jugadores entren convencidos a aplicar lo que el DT les instruye luego de haberles hecho beber un cargado café en el entretiempo. Asimismo, el DT debe saber que, para las finales, hay jugadores que son de un sólo tiempo, otros que entran con pánico escénico, los que se hacen expulsar por tonteras y aquellos experimentados que pueden terminar definiendo desde una pelota parada.

El partido aún está para cualquiera, pero para las izquierdas se presenta con un gol en contra. Los DT aún están en el camarín entregando indicaciones y preparando los cambios, y según proyectan los especialistas (y las nunca bien ponderadas encuestas) es probable que haya definición a penales. Lo más probable es que, de aquí en adelante, las finales de campeonato se jueguen de esta manera, es decir, con resultados estrechos y sin un equipo que gane fácilmente al otro. Se acabó el sueño del juego bonito, ese donde todas las expectativas se hacen realidad y la vida se configura de acuerdo a lo que un sector político quiere. Es más, puede que, con la conformación actual del Parlamento, en los próximos años haya partidos que terminen empatados, sin vencedores ni vencidos.